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La Conselleria de Educación ha reiterado en los últimos días que durante el confinamiento, al menos en las primeras semanas, es fundamental que el trabajo se centre en reforzar lo aprendido en los dos primeros trimestres lectivos antes que avanzar materia. Por un lado, porque los padres no son especialistas de la enseñanza por regla general, pero sobre todo porque el alumnado que necesita más apoyos o tiene un contexto social más desfavorable corre un elevado riesgo de quedarse atrás.
La postura oficial quedó recogida en una reciente resolución del secretario autonómico, Miguel Soler, dirigida a la comunidad educativa a través de los directores. «Todas las decisiones que adoptemos deberían tener como objetivo básico que el alumnado no pierda el curso y no se vea perjudicado por no haber trabajado (presencialmente) contenidos de las materias», decía.
Además, tildaba como «fundamental» que las tareas sirvan «para reforzar y consolidar los aprendizajes realizados en los dos primeros trimestres», así como fomentar rutinas de trabajo y estudio. «No podemos ni queremos exigir que desarrolléis los mismos aspectos del currículo que si de un periodo de clase presencial se tratara», añadía, antes de hacer referencia al riesgo de aumentar la brecha de la desigualdad en cuanto al acceso a las nuevas tecnologías. También pedía que la enseñanza se centre, en la medida de lo posible, en los contenidos más relevantes de las competencias básicas.
En términos similares se ha expresado el conseller Marzà en diferentes intervenciones públicas. Y ayer reiteraron el mensaje desde su departamento. «Los esfuerzos se centran en consolidar aprendizajes alcanzados durante los meses anteriores a la suspensión y seguir trabajando aquellos contenidos más relevantes», dijeron. «Estamos insistiendo a los equipos docentes para que se coordinen y seleccionen bien los contenidos a trabajar en casa y propongan actividades que no requieran el apoyo sistemático de las familias», dijeron.
Aunque están claras las directrices sobre qué enseñar, todavía está en el aire cómo acometer la evaluación, un aspecto que seguramente se abordará la próxima semana en la Conferencia Sectorial de Educación que reúne a comunidades y ministerios del ramo. La única propuesta que ha trascendido es la del Consejo Escolar del Estado, que apuesta por medir este tercer trimestre en base a lo aprendido durante el periodo lectivo presencial.
La conselleria todavía no se plantea la cuestión a la espera de la evolución de la pandemia, pero apuesta por «una normativa de evaluación que permita, igual que en las PAU, tener en cuenta la situación». Para la selectividad la idea, consensuada a nivel oficial, es ampliar las opciones de respuesta en cada examen para que los alumnos siempre puedan demostrar su desempeño sobre lo que trabajaron en clase.
Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas, considera adecuado no avanzar materia, lo que a su juicio contribuirá a la equidad. «Es tiempo para reforzar contenido y hacer actividades más reposadas, desde fomentar la psicomotricidad para los más pequeños hasta aprendizajes más prácticos con el apoyo de la familia», señala. «En Primaria y Secundaria de un curso a otro se recuerdan conceptos y se van a ampliando, no tenemos que agobiarnos con eso», añade. En cuanto a la evaluación, reconoce que inquieta a los alumnos, pero cree que debe abordarse más adelante: «Hay que rebajarles la tensión, lo inminente ahora es que tengan sosiego».
Alberto Villanueva, presidente de la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia, apuesta más por un modelo mixto, en el sentido de ir avanzando materia en Secundaria si el confinamiento se prolonga mucho más y teniendo en cuenta la diversidad del alumnado. En este sentido, aboga por «ir priorizando los contenidos básicos y reforzando los aprendidos», y en cuanto a 2º de Bachillerato, considera que se debe avanzar «sí o sí por la selectividad». También pone el foco en la evaluación de la etapa: «Hay que hacer un gran trabajo con estos alumnos, y me consta que centros y administración lo hacen».
En cuanto a educación superior, la Conferencia General de Política Universitaria se reúne hoy para fijar medidas para el tramo final del curso, como establecer contenidos mínimos para la evaluación, posponer materia para el año que viene o flexibilizar prácticas y trabajos finales.
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