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Pedro Baños es coronel del Ejército de Tierra y autor de varios libros sobre geopolítica. Acaba de publicar 'La encrucijada mundial. Un manual del mañana', ... un estudio sobre la situación actual en el mundo, presidida por el conflicto más o menos soterrado entre China y Estados Unidos. En el ensayo, aborda también la situación social y política y cuál puede ser su evolución los próximos años.
-¿Por qué este libro?
-La tesis del libro es que estamos ante problemas muy graves, pero debemos tener esperanza para conseguir superarlos. Claro que se puede salir de esta situación, pero tenemos que dar un impulso que tiene que nacer de una sociedad unida. Es necesario que elijamos a buenos líderes y les exijamos mucho en este momento tan delicado.
-¿No es un poco pesimista?
-Hay que ser realista. Los militares siempre nos ponemos en lo peor.
-¿Es un libro de derechas o de izquierdas?
-No es un libro de izquierdas ni de derechas. Intento aportar fórmulas que nos beneficien como sociedad, una sociedad que debe estar más unida para hacer frente a este nuevo mundo completamente diferente. Son fórmulas distintas algunas muy liberales, otras más conservadoras, otras muy progresistas. Lo que he pretendido con todas ellas es encontrar un nexo de unión que nos permita evolucionar como sociedad.
-Usted habla de neoevolución. ¿Qué supone este concepto?
-No me gusta utilizar la palabra revolución por sus connotaciones violentas. Si no 'neoevolucionamos', que sepamos que van a terminar de imponerse sistemas autoritarios de un signo u otro. Ahora es el momento de hacerlo, tenemos que dejarnos de estas rivalidades clandestinas, de esta polarización, de estos odios que nos han generado. Es muy importante empezar por nosotros mismos, ser más respetuosos y responsables, llevarlo al plano colectivo y entre todos encontrar una sociedad mucho más libre, justa y segura.
-En su libro habla del futuro. ¿Cómo será?
-El futuro ya está aquí. No podemos esperar ni un segundo más. El mundo está cambiando con una rapidez inusitada y si esperamos nos va a arrollar completamente. Tenemos la obligación de despertar y una de las fórmulas que propongo en el libro es la creación de un Ministerio del Futuro pero muy a corto plazo porque la precipitación de acontecimientos es máxima y totalmente novedosa en el mundo.
-¿Cómo será este futuro?
-Va a estar dominado por todo lo que va a significar y ya está significando la inteligencia artificial. Lo que nos sorprende hoy, mañana no lo hará porque habrá algo todavía más llamativo. Es algo que no para y va a seguir así de una manera alarmante. Si hablamos del plano internacional, ahora lo que está más candente es este enfrentamiento de Estados Unidos con China que marca la pauta geopolítica. Vemos lo que está pasando, como el episodio de los globos, que no deja de ser una llamada de atención cada vez más enconada entre estas dos potencias.
-¿Cómo es ese enfrentamiento?
-Va a ir a más. Lo que estamos viviendo es un imperio decadente que se percibe así mismo de esta forma. Por otro lado, está una potencia en crecimiento como es China. A lo largo de la historia ha habido una quincena de casos similares y en todos ellos se acaba produciendo un enfrentamiento directo.
-¿Hay riesgo de un conflicto armado?
-Incluso hay generales estadounidenses que se atreven a pronosticar que llegará una guerra abierta en dos años para 2025. Espero que no sea así.
-¿China es la próxima potencia mundial?
-Es lo que pretende siempre, con el permiso de Estados Unidos que ahora está pidiendo ayuda a sus aliados para evitar que se produzca el 'sorpasso' de China. No lo va a hacer a través de instrumentos militares. Lo está intentando a través de otras dos armas como son la tecnología y la economía.
-¿Es este el principal problema al que nos enfrentamos?
-Este es el principal problema geopolítico. Pero dentro de los países occidentales estamos sufriendo grandes déficits de todo tipo que están provocando un gran descrédito de las democracias y que nos está llevando a una polarización extrema y a unas circunstancias sociales que no auguran nada bueno.
-¿Está en peligro la democracia?
-Sí, está en peligro porque hay un gran desprestigio sobre todo entre los jóvenes. Muchos ya no creen en la democracia. Esto es terrible. Quizá sea porque no se están colmando las expectativas tal y como esperaban. La democracia también está en peligro porque no los mejores están queriendo entrar en política. Y luego por los escándalos de algunos políticos con permanentes asuntos de corrupción y nepotismo. Tenemos que ser capaces de mejorar este sistema porque si no se va a sustituir por otros autoritarios.
-¿Qué se puede hacer?
-La democracia se colapsa si nos radicalizamos, si nos fraccionan, nos polarizan o nos dividen. Este no es el espíritu de la democracia. Esto nos hace mucho daño. Necesitamos políticos que hablen de unión, no de división. Algunos lanzan un discurso de odio. Esto no nos beneficia. Necesitamos líderes diferentes para este mundo diferente empezando porque nos hablen de unión y no de división. Vemos que el discurso que lanzan es agresivo para el contrario y hay veces que lo que hacen es terminar de polarizar, de tensionar la sociedad y eso no es positivo. Necesitamos líderes que se alejen de estas narrativas de enfrentamiento y propongan de verdad soluciones.
-¿Cómo tiene que ser el líder del siglo XXI?
-Tienen que decir lo que van a hacer por nosotros. No con fórmulas populistas sino sinceras porque si hay que decir no se puede, no se puede. No se trata de ofrecer lo que el país no puede dar. Necesitamos políticos con tres condiciones: ética, estética y épica que se podrían resumir en honradez, transparencia y vocación de servicio. En definitiva, líderes que sepan de lo que hablan y ofrezcan soluciones eficaces que es lo que la sociedad quiere.
-¿Cómo encaja la guerra de Ucrania en este sistema?
-Esto va más allá de Rusia y Ucrania, de forma que si la guerra acabara mañana, ojalá sea así para terminar con el sufrimiento que están viviendo, el contexto internacional no va a detenerse y pueden abrirse otros conflictos en otras partes del mundo como entre Armenia y Azerbayán. Este conflicto es fruto de un enfrentamiento muy superior como es el mundo occidental liderado por EEUU que se ve amenazado por otros países.
-¿Este contexto tiene alguna solución?
-La solución global es que estas grandes potencias puedan repartirse el mundo. Si no llegan a ese entendimiento, el enfrentamiento está servido. De momento es mediante instrumentos económicos y la manipulación mediática pero terminará por desembocar en un conflicto más grave. Lo que vivimos ahora es una lucha por un cambio de poder mundial y esa lucha no va a parar ahora mismo. Ojalá se repartieran el mundo y nos dejaran en paz a los que no tenemos necesidad de meternos en guerras que no son nuestras. Sería una mundial a la que nos arrastraría Estados Unidos y debemos ser lo suficientemente inteligentes para no dejarnos implicar en ningún conflicto.
-¿Había más tensión en la guerra fría?
-Durante la guerra fría hubo periodos de grandísima tensión, pero la situación era más clara, más predecible. Ahora se ha vuelto más impredecible. A día de hoy la situación es extremadamente tensa y así lo dicen los documentos de estos países o declaraciones de algunos de sus generales. Nos hace que tengamos que estar más atentos a los acontecimientos internacionales que nunca como ahora están marcando el futuro de nuestras vidas.
-¿Las redes sociales contribuyen a la polarización?
-Las redes sociales se han convertido, sobre todo Twitter, en un verdadero pozo de odio donde digas lo que digas siempre te va a salir alguien por peteneras. Lo que debería ser un espacio de diálogo se ha convertido en un basurero dialéctico con muchas cuentas anónimas que lo que hacen es volcar toda su frustración y su odio y esto provoca que la sociedad se polarice más. Hay algunos grupos políticos que les viene bien porque así consiguen polarizar y nos convierten en talibanes políticos o en hooligans políticos y esto va en contra del verdadero espíritu de la democracia.
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