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A las siete de la mañana, en Chiva se caía el mundo. Llovía como el día del diluvio universal. A manta, como hacía tiempo que no se veía. El pueblo amanecía y los que no tenían más remedio, se ponían en marcha para coger el coche e ir a trabajar. No sólo llovía, también tronaba. Sin parar. La tormenta perfecta para que desde el Ayuntamiento se tomara alguna decisión para evitar a padres y alumnos el trago de ir a clase. Más que nada, por prevenir. En el Consistorio, gobernado por la popular Amparo Fort, sólo hubo silencio.
Antes del amanecer, muchos padres esperaban el mensaje oficial, el de los Ayuntamientos correspondientes que anunciara que los colegios no abrirían por la alerta de fuerte temporal. No era un imprevisto porque hace días que se anunciaban lluvias importantes en la zona, y no es la primera vez que las ramblas se desbordan en los pueblos de la comarca. El lunes por la noche nadie movió ni un dedo a pesar de que muchas familias estaban pendientes de la redes sociales por si había una resolución oficial. Mientras algunos pueblos como Enguera, Alzira y Náquera suspendían las clases, en Chiva y Cheste, por ejemplo, los colegios abrieron con normalidad. En Buñol, con más de 100 litros por metro cuadrado en cuestión de un par de horas, el Consistorio reaccionó y cerró las aulas en una decisión de última hora. En Chiva y Cheste, ni el peligro de inundación fue un motivo para tomar esa decisión.
Muchos padres, con más sentido común que los gobernantes locales, han optado acertadamente por no llevar a sus hijos al colegio. A primera hora, un mensaje fake anunciaba que en Cheste se cerraban las aulas. Falso. Los niños y niñas tuvieron que ir al colegio.
En Chiva, más de lo mismo. A las nueve de la mañana caía la lluvia con una fuerza tremebunda y los colegios con las puertas abiertas. Profesores de colegios de Chiva y Cheste atrapados en la carretera -muchos ni han llegado-, autobuses escolares recogiendo niños por urbanizaciones casi a ciegas y padres y madres haciendo malabares para llevar a sus hijos al colegio.
Los profesores de Chiva, los que pudieron acudir al aula, dando explicaciones en directo: «No podemos suspender las clases porque el Ayuntamiento no nos ha comunicado nada». Clases medio vacías y la promesa de que aquellos que no acudieran a clase no tendrían falta de asistencia. La falta de unos protocolos bien definidos y dejar todo en manos de los ayuntamientos provoca que cada municipio tome las decisiones en función de sus gobiernos.
Las quejas no se han hecho esperar. Los grupos en redes sociales han ardido ante la falta de previsión de los Ayuntamientos de dos de los municipios más afectados por la Dana. Mientras los niños iban al colegio, el barranco de Chiva, que pasa por esta localidad y por Cheste, bajaba con una fuerza desmedida por el cauce camino de la rambla del Poyo de Riba-roja, que en estos momentos es un punto crítico por su caudal de más de 250 metros cúbicos por segundo.
Sobre las 13 horas, Cheste ha suspendido sus clases, mientras que a lo máximo que ha llegado Chiva, mientras las aulas de los colegios estaban abiertas es a anunciar el cierre de las instalaciones deportivas. Además, mientras las clases han permanecido abiertas, sí que ha habido tiempo para suspender la sesión plenaria para hoy.
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