La tasa de emancipación en España se situó en el 14,8% en el primer semestre de 2024, un punto y medio menos que en ... el mismo periodo del año anterior, y el mínimo histórico desde que se tiene registro (2006), según la última edición del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE). El coste de la vivienda aparece como causa principal de este caída. La Reforma Laboral o la subida del salario mínimo han resultado insuficientes frente a las condiciones necesarias para acceder actualmente a una vivienda digna, que implican destinar más del 100% del salario a poder vivir en solitario.
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El alquiler medio ha aumentado un 13,6% respecto al de hace un año y se sitúa, así, en los 1.072 euros. Esta crecida sin igual enfrenta a la juventud a una tendencia por la cual encontramos una brecha entre la subida del precio de la vivienda y el de los salarios. Desde 2008, los sueldos de las personas jóvenes han aumentado en un 10,8%, mientras que los alquileres lo han hecho en un 54,0%.
Los datos en la Comunitat Valenciana no son mejores. La tasa de emancipación a mediados del año pasado se situaba en el 14,1%, 0,7 puntos por debajo de la media española y 1,43 puntos por debajo de la cifra alcanzada un año antes.
Y esta bajada se produjo pese a que la tasa de empleo joven en la Comunitat subió en 1,7 puntos y la de paro entre jóvenes bajó 2,62 puntos en un año al mismo tiempo que la temporalidad descendió en 4,18 puntos respecto a 2023.
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Por otro lado, en la Comunitat los salarios son más bajos que en el resto del país de forma que el sueldo neto mediano joven apenas superaba los 11.000 euros. Estos datos suponen que una persona joven en territorio valenciano tenga que destinar el 95,7% de su salarios si quería alquilar una vivienda en solitario.
Todos estos datos acaban desembocando en una realidad desoladora: las personas jóvenes españolas se encuentran ante la peor perspectiva para independizarse desde, al menos, 2006. Además, 3 de cada 10 jóvenes en España se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión social, algo de lo que no eximía el tener un empleo, ya que el 22,8% de la juventud trabajadora seguía en situación de pobreza y exclusión social.
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Resulta evidente que la subida del salario medio joven del 4,0% y la ligera baja de 0,34% en la tasa de paro joven no son suficientes frente al problema de vivienda. La media de 1.048,19 euros que cobra una persona al mes resulta no cubrir la totalidad de los 1.072 euros que se destinaron de media al alquiler, sin contar con la mediana de 120,37 euros que ha de destinar una persona joven a los suministros. Las consecuencias de esto se observan en el 74,5% de la población joven trabajadora que aún sigue viviendo en el hogar familiar. Los hogares de quienes logran emanciparse no cuentan con mejor perspectiva: el 70,5% se encontraba sobreendeudado, debiendo dedicar más de un 40% de sus ingresos a pagar la renta.
Otros problemas ligados a esta situación son las cifras «alarmantes» de sobrecualificación y empleo a tiempo parcial, que reflejan una desconexión entre las capacidades de los jóvenes y las oportunidades que se les ofrecen. Consideran que es urgente revisar figuras como las prácticas extracurriculares y los contratos como becarios en prácticas, que perpetúan esta situación. «Estas formas de empleo deben desaparecer o, si continúan, regularse adecuadamente mediante un Estatuto del Becario que garantice unas mínimas condiciones», señalan en el informe.
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Cuatro de las seis comunidades con un mayor porcentaje de personas jóvenes emancipadas (la Comunidad da Madrid, Catalunya, Islas Baleares y Canarias) son las únicas cuatro de las que tienen saldos migratorios positivos de personas jóvenes tanto desde el extranjero como desde otras comunidades autónomas. Es decir, que reciben más población joven de la que se va y los que llegan no suelen venir acompañados de su familia. Además, en el caso de Baleares y Canarias, la insularidad hace que muchas personas jóvenes de las islas pequeñas se tengan que desplazar a una de las grandes para trabajar.
Así, en estas cuatro comunidades autónomas no es que hubiera mayores facilidades para emanciparse sino que en muchas ocasiones las personas jóvenes se veían obligadas a emanciparse de cualquier manera; por lo general, compartiendo piso.
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