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ISABEL DOMINGO
VALENCIA.
Sábado, 30 de marzo 2019
Los empresarios valencianos han vuelto a dar la voz de alarma sobre la situación del corredor mediterráneo, una infraestructura clave para la economía de la Comunitat y de España y que el jueves el comisionado del Gobierno, Josep Vicent Boira, calificaba como «tema de Estado» ante la proximidad de las elecciones generales del 28-A.
Si a finales del año pasado, la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), en su chequeo semestral al eje ferroviario, criticaban los incumplimientos del Ministerio de Fomento, especialmente con las fechas planificadas para 2018 -y que no se cumplieron-, ahora han hecho hincapié en el retraso que acumula el tramo entre Tarragona y Castellón, «de gran importancia estratégica para el corredor pues afectará a todo el recorrido y permitirá acortar el tiempo de viaje entre la segunda y tercera ciudad del país», esto es, entre Barcelona y Valencia.
Así lo han reflejado a través de un artículo en la plataforma digital mediante la que impulsaron el movimiento #QuieroCorredor en noviembre de 2016 para escenificar la importancia de la infraestructura y concienciar a la sociedad española de la necesidad de implicarse en su reivindicación y de instar a las administraciones a su ejecución. De momento, llevan recogidas casi 134.000 firmas de apoyo.
En el escrito los empresarios hacen hincapié en el cuello de botella entre Tarragona y Vandellós, donde actualmente sólo hay una vía en ambas direcciones para el tráfico de pasajeros y de mercancías. En este sentido, recuerdan que hasta julio no está previsto que se resuelva.
Esa fecha (la de julio) es la quinta que se ha puesto en el calendario sobre la variante de Vandellós, un tramo de 40 kilómetros en ancho ibérico por el que actualmente discurren trenes de larga distancia, regionales, Cercanías de Cataluña y mercancías.
La nueva variante entre Tarragona y Vandellós data de 1995, cuando se presentó su estudio informativo aunque las obras no comenzaron hasta el año 2000. Desde entonces, el desdoblamiento de este tramo mediante la construcción de un trazado alejado de la costa ha sufrido distintos retrasos. La última fecha anunciada (primer trimestre de 2019) tampoco se cumplió, ya que ahora se baraja julio para su entrada en funcionamiento. De hecho, la variante sigue en pruebas y no se ha comenzado la habilitación de los maquinistas para este tramo.
De ahí la preocupación de los empresarios valencianos, pues hasta entonces no será efectivo un primer recorte del tiempo de viaje entre Valencia y Barcelona. Será de media hora y dejará el trayecto en 2 horas y 30 minutos.
Sin embargo, como recuerdan también en su escrito, «este tramo no permitirá velocidades superiores a 220 kilómetros por hora, por lo habrá que despedirse de la alta velocidad». «Se complicará así la reducción de tiempos entre Barcelona y el resto de las ciudades del Mediterráneo», añaden.
Por ello, el movimiento #QuieroCorredor reclama el fin de los retrasos en las obras y que se proyecte una doble plataforma de «alta velocidad real», que «responda a la necesidad urgente de este tramo». Porque otro de los problemas que ponen sobre la mesa es el cambio del ancho ibérico entre Vandellós y Castellón a ancho internacional, ya que sólo habrá una única plataforma ferroviaria, lo que podría transformar de nuevo el tramo en un cuello de botella.
«Con sólo una plataforma, el tramo corre el riesgo de no ser suficiente para absorber el alto volumen de tráfico actual y futuro de trenes de largo recorrido, regionales y mercancías». Apelan al «potencial turístico» de Castellón y a la presencia de la mayor parte del sector industrial español en cerámica o química para contar con la doble vía.
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