Martín González es vecino de Catarroja y propietario del restaurante 'Líos' en Massanassa. Como a tantos otros el 29 de octubre de 2024 le cambió ... la vida. Su negocio se vio reducido a casi la nada. Ahora, gracias a la ayuda de Casa Caridad y otras entidades, ha podido reabrir sus puertas tras remozar el local. La fecha de reapertura fue el 14 de febrero, día de San Valentín.
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«El agua llegó a los 1,7 metros. Iba con barro y no dejó títere con cabeza. Mesas, sillas, cámaras, la reserva de vinos para Navidad. Todo se perdió», ha explicado aunque no lo cuenta con dramatismo y es que argumenta: «Soy autónomo. Estoy acostumbrado a recibir palos», asegura. Los daños que sufrió se valoraron en 130.000 euros. «He tenido que cambiar la mitad de los electrodomésticos», afirma. Afortunadamente su casa no resultó dañada porque vive en un tercer piso en Catarroja. Aún así estuvo cinco días sin agua y dos sin luz. «Tuvimos que arreglarnos mi mujer, mis hijos y yo con lo que había», ha relatado. El mayor de sus chavales tiene 16 años y los dos menores 13 y ocho.
El día de la dana estaba en su casa y cuando el agua empezó a crecer cogió el coche y lo desplazó a una zona alta de Albal. Pero ya no pudo volver. «Intenté ir a por el coche de mi mujer, pero fue imposible. Había mucha agua y con corriente», ha afirmado. Pasó la noche en el coche hasta que pudo volver a su domicilio a primeras horas de la madrugada una vez que el nivel del agua empezó a bajar.
En su recorrido la noche de la dana vio a los primeros grupos de saqueadores que estaban intentando entrar en comercios y establecimientos para robar. «No entiendo como el Estado no se presentó antes», explica. Además, pudo ver coches amontonados, calles llenas de barro por las que no se podía transitar, tuberías rotas saliéndose el gas... Todo un espectáculo dantesco. Y el 112 no contestaba. «A mí me repetía el mensaje de que el teléfono marcado no existe», apunta.
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«No puede ser que viviendo al lado de una localidad como Valencia tardara cinco horas en conseguir agua potable», ha reincidido y ha explicado que los sucesos del 29 de octubre los vivió con «resignación». «No entiendo que no hubiera Guardia Civil o policía, que no viniera nadie en las primeras horas», añade algo enfadado. «No entiendo que los primeros en llegar fueran ladrones y saqueadores y no los tanques del Ejército», afirma.
En este sentido, indica que Mazón puede ser responsable pero que la responsabilidad también atañe a Pedro Sánchez por haberse lavado las manos y no haber actuado.
González resalta que afortunadamente tenía algo de liquidez y, además, ha contado con las ayudas de varias entidades privadas. El perito del seguro pasó por su restaurante el 26 de noviembre y cobró el 3 de enero valorado en el 40% de los daños.
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