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Los nervios y la tensión se dibujaban en las caras y gestos de los aspirantes que esperaban para entrar a su clase en el Aulario Interfacultativo del campus de Burjassot, si bien dieron paso a la liberación hora y media después. Había terminado Castellano, el examen que abría la convocatoria y por tanto el que suele tener algo de barrera psicológica. Eso sí, la sensación fue todavía mayor a las 13.15 horas, cuando acabó el de Valenciano, cerrando la jornada matinal del primer día.
«En el primero estaba muy nerviosa, pero he sabido gestionarme y he visto que el examen era asequible. Y en Valenciano esperaba otro tipo de preguntas, así que me ha tocado elegir bien», explicaba Carla Matas, una alumna del IES L'Eliana que confía en entrar en Psicología. «Tras la primera toma de contacto los nervios se te van», describía.
Iker Peiró, por su parte, confía en que la nota le llegue para Criminología. Y sus sensaciones, tras la prueba de Castellano, fueron positivas. «Los exámenes finales en el instituto me parecieron más complicados la verdad, quizá porque tuve menos tiempo para estudiar», señalaba. «El texto era comprensible, y eso ayuda a la hora de realizar los ejercicios de comunicación escrita, que suponen casi la mitad de la nota del examen. Así luego es más sencillo decidir con el resto de preguntas», reflexionaba. «Entras asustado, pero enseguida se te van los nervios», sentenciaba.
En cuanto a la segunda prueba, reconocía haber acabado «un poco saturado por la producción escrita», en el sentido de que ha sido uno de los estudiantes que han optado por centrarse en estas preguntas para evitar las relacionadas con la literatura. «No me gusta tanto, prefiero escribir», reiteró, antes de reconocer que Valenciano no le había salido tan redondo como el primero.
La misma idea trasladó Macarena Guillén, otra compañera del centro. «He optado por Buero Vallejo, porque Lorca siempre me ha resultado un poco complicado. Además, con el autor anterior suelen preguntar cuestiones parecidas, como su generación y sus características, así que me resultaba más fácil de desarrollar», explicaba esta joven, que sueña con Arquitectura o con alguna ingeniería relacionada con el diseño industrial. «Valenciano ha sido todo lo contrario. Me ha parecido que el nivel era más alto de lo que hemos trabajado en clase o lo que hemos practicado de años anteriores. Se han pasado», concluyó.
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