gracia morant
Valencia
Miércoles, 30 de mayo 2018
¿Efecto mariposa? El pasado 3 de mayo, flujos de lava y nubes de cenizas rosadas se adueñaron del archipiélago de Hawái. Era el volcán Kilauea, volvía a entrar en erupción. Desde entonces miles de personas han sido desalojadas de sus casas, y los ojos científicos se han posado sobre este fenómeno natural.
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La erupción del Kilauea, uno de los volcanes más activos del mundo, «puede afectar a las condiciones atmosféricas en todo el hemisferio norte y por tanto, también a Europa occidental», asegura Jorge Olcina, catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante. La explicación: «La inyección de polvo volcánico a la atmósfera, genera procesos de 'calentamiento súbito de la estratosfera' sobre el polo norte y eso origina cambios en la circulación de los vientos de la alta atmósfera terrestre», explica el experto.
Aunque, como recalca Olcina, se trata de una hipótesis de trabajo que debe confirmarse en las próximas semanas, según los modelos de clima estacional de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), los próximos meses (junio, julio y agosto) se van a caracterizar en Europa occidental por el registro de temperaturas «no calurosas», incluso algo más frescas de lo normal en el norte de España.
Olcina confirma que «si se mantiene la inyección de polvo volcánico a la atmósfera, el proceso de calentamiento súbito de la estratosfera volvería a activarse, con lo cual la llegada de masas de aire frías a nuestra latitudes podría mantenerse. En verano la llegada de estas masas de aire provoca situaciones de tormenta y refresca las temperaturas máximas. Estos podrían ser los efectos, pero siempre y cuando se confirme una erupción volcánica prolongada en el tiempo».
Esta situación no es puntual. «Ya lo hemos vivido este invierno y comienzos de la primavera. Hemos tenido un final de invierno y estamos teniendo una primavera más inestable y fresca de lo habitual en Europa Occidental, debido a que están llegando con una frecuencia mayor de lo normal, las masas de aire frío del Polo Norte (aire ártico) hacia nuestras latitudes», confirma el catedrático. Este calentamiento súbito ocurrido este invierno se ha debido a la erupción de un volcán en la península de Kamchatka (Rusia), según apuntan diversos estudios.
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Si los estudios de la NOAA confirmasen esta bajada de las temperaturas, los valencianos disfrutarían de un «verano menos caluroso que los dos años anteriores», resalta Olcina. «No obstante, en las ciudades de la costa, debido al proceso de calentamiento del agua del mar Mediterráneo, que llevamos experimentando en las tres últimas décadas, las temperaturas mínimas nocturnas no sufrirán apenas cambios, manteniendo la tendencia al incremento de noches tropicales' (>20ºC) de los últimos años», puntualiza. Además, el experto destaca que ya hemos tenido veranos «frescos» en el territorio valenciano. «Es decir, veranos no muy calurosos, aunque en las últimas dos décadas este tipo de veranos ha sido poco frecuente, debido al proceso de calentamiento que cada vez es más evidente en nuestro territorio».
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