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FERNANDO PAJARES
Domingo, 10 de julio 2022
La crisis de los carburantes, la inflación galopante y el difícil acceso en coche a algunos enclaves del centro de Valencia son algunas de las razones por las que cada vez más personas apuestan por usar la bicicleta como su medio de transporte habitual para desplazarse por la ciudad. El aumento de la demanda, sumado a los problemas de 'stock' y la falta de ciertos componentes esenciales para la fabricación de bicis, supone que en algunos establecimientos existan listas de espera de un año para comprar una bicicleta.
El aumento en la demanda que se ha producido especialmente en estos dos últimos años, después del confinamiento, coincide con el desabastecimiento que sufren algunas tiendas como consecuencia de la crisis de la pandemia que, a pesar de que cada vez parece ser un tema de menor relevancia, todavía es un grave problema para muchos sectores.
«Las políticas de Covid cero en algunos países asiáticos suponen una dificultad considerable para nuestro sector, puesto que un contagio significa un retraso en la producción debido a las restricciones sanitarias que se imponen en aquellas regiones», explica Pablo Alcañiz, gerente de Doyoubike Valencia, una cadena de tiendas dedicada a la venta, alquiler y reparación de bicicletas. «Hay que tener en cuenta que muchas de las piezas con las que se fabrican las bicis vienen de países como China o Taiwán, y un parón de una semana en un polígono de Shangai supone un retraso de un mes aquí», añade.
El mismo problema sufren otras tiendas del sector como Hummibikes o Ibem Bike, donde la falta de algunos componentes como ruedas de ciertas marcas o baterías eléctricas hace que las listas de espera sean más duraderas, «pudiendo llegar a alargarse hasta un año en algunos casos puntuales», asegura Alcañiz.
Los modelos en los que más se notan estas listas de espera son los de algunas bicicletas de alta gama, sobre todo los eléctricos que incorporan tecnología avanzada y ciertas bicicletas de carretera y gravel.
A los retrasos en algunos pedidos cabe añadir la crisis económica que atraviesa el mundo y la consiguiente inflación, y lo que esto implica en los procesos de producción. Sin embargo, desde la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) consideran que el aumento en los precios de los carburantes beneficia en cierta medida al sector, puesto que la bicicleta siempre será la opción de transporte más barata. «La subida de los precios significa un inevitable aumento en los costes de producción, pero desde el sector estamos haciendo todos los esfuerzos posibles para que esto no afecte al bolsillo de los consumidores», asegura su presidente, Jesús Freire.
Desde la AMBE observan que el aumento de la demanda lleva creciendo exponencialmente desde hace 10 años, pero que desde hace dos existe un alza en los pedidos nunca antes vista.
«El desconfinamiento y la concienciación medioambiental están detrás del éxito de la bicicleta», explica Freire. «Este crecimiento mayúsculo en la demanda implica, como en cualquier otro sector, que puedan existir retrasos en algunas entregas», puntualiza. Sin embargo, tal y como han explicado a este diario, el plazo medio de espera es bajo y normalmente el comprador puede salir con su bici de la tienda en el mismo día.
En este sentido, el desabastecimiento afecta sobre todo a ciertos pedidos y modelos específicos debido a la falta de algunos componentes como ruedas o baterías, al igual que puede suceder en un momento dado en el sector de la automoción.
En algunas empresas como Doyoubike se apuesta por compensar al cliente por la espera que soportan desde que realiza el pedido hasta la fecha final de entrega. «El cliente se encuentra este problema generalizado de desabastecimiento en todas las tiendas, pero aquí optamos por compensarle ofreciéndole el mismo precio en el momento en que se hace el pedido que en el momento de la entrega, aunque sea dentro de un año» , comenta Alcañiz.
«Es una medida difícil para nosotros porque con la inflación seguramente el precio que pagamos por el proceso de producción aumente, pero es nuestra manera de agradecer al cliente su fidelidad y su paciencia», apunta el profesional.
Freire y la entidad que dirige, por su parte, optan por apostar por la producción nacional de bicicletas como método para esquivar los retrasos en las piezas o componentes que vengan del extranjero. «Si apostamos por la producción nacional no tenemos que estar pendientes de los problemas que puedan venir desde fuera, y potenciaremos más la industria ciclista nacional», sostiene. «Afortunadamente, en España esto es una tendencia al alza y los datos actualizados de finales de 2021 muestran que las bicicletas fabricadas en nuestro país llegaron a 330.000, lo que supone un aumento de la producción de un 75% respecto al año anterior a la pandemia», puntualiza.
Los datos que ofrece Eco-Compteur, una empresa especializada en el conteo de peatones y ciclistas, evidencian que el uso de la bicicleta será todavía mayor en el futuro, y que concretamente en España se ha consolidado como la opción de movilidad favorita para cada vez más personas.
En nuestro país, durante el primer trimestre de 2022, el uso de la bicicleta ha crecido un 40% respecto al mismo periodo de 2019. Dicho crecimiento es superior al de la media europea y coloca a España como el cuarto país de nuestro entorno en el que más se ha implementado la utilización de bicis en los últimos años, solo por detrás de Polonia, Austria e Italia.
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