La estampa medieval oculta en las montañas de Gandia

Pero para llegar a este mágico enclave hay que recorrer una ruta de casi 8,5 kilómetros, que no se hace nada pesada. Hay una pequeña pendiente que recorre el barranco de Llidoners, donde el verde de la vegetación deja sin palabras a los senderistas.

La ruta se puede comenzar desde la carretera de Gandia a Barx, en el kilómetro 5,8, aunque también se puede acceder más adentro con los vehículos. Otra alternativa es el Camí de l'Assagador.

Al empezar el recorrido se hayan elementos arquitectónicos propios del pasado de la Safor. La Bassa de Ros, es uno de ellos, donde se acumula una gran cantidad de agua para el riego y donde hace décadas iban los más valientes a nadar ante la falta de piscinas. Siguiendo la ruta están el Abric dels Pastors, una pequeña cueva, y el corral de Lloret.

En este recinto hay ganado controlado, pero en la ruta se han llegado a ver cabras salvajes luchando y enfrentando su dura cornamenta, todo depende de la suerte del senderista. La ruta va en paralelo a una tubería que baja agua de la Font de Lloret, por lo que no hay pérdida. Llegar a la Font de Lloret es como si se abriera un mundo de fantasía. El sonido del agua, de algún ave y el cielo muy en lo alto es todo lo que se ve y oye. El agua nace de las propias rocas y crea varias balsas, todo muy profundo, donde la luz se cuela entre las hojas de las múltiples especies y crea un juego de luces único. Experiencia imprescindible.