Borrar
Urgente Aemet avanza la previsión del tiempo para el viernes y el fin de semana en la Comunitat
Vera, una de las dos niñas fallecidas en el castillo, en una foto de archivo. Foto cedida por la familia
«Exigimos al alcalde de Mislata respuestas sobre la muerte de nuestra hija que nadie da en su Ayuntamiento»

«Exigimos al alcalde de Mislata respuestas sobre la muerte de nuestra hija que nadie da en su Ayuntamiento»

Vera hubiera cumplido seis años este martes. Los padres de una de las dos niñas fallecidas en el castillo hinchable, en una carta exclusiva para LAS PROVINCIAS, cargan contra la lentitud del proceso judicial y reclaman que se depure la responsabilidad del Consistorio

Arturo Checa

Valencia

Miércoles, 26 de abril 2023, 00:28

Vera tendría que haber cumplido seis años este martes. Pero no le dejaron. «Ole mi Vera!! Hoy cumples 6 añazos. No te podemos disfrutar, pero estás con nosotros. Que mantengamos el respeto no significa que seamos idiotas. Por más que pase el tiempo no olvidamos a los responsables de tu muerte. La justicia tampoco debería...». Con amargura y dureza recordaba en redes sociales a Vera su padre. El 4 de enero de 2022, un hinchable mal anclado y una sucesión de negligencias de montaje de una feria levantada en un lugar distinto al autorizado por el Ayuntamiento de Mislata, sin que los técnicos municipales detectaran las irregularidades, todo ello hizo que un golpe de viento acabara con la vida de Vera y Cayetana, de cuatro y ocho años.

Sus padres, en una carta exclusiva a LASPROVINCIAS, cargan contra el lento proceso judicial y reclaman que se depure la responsabilidad del Ayuntamiento. Siempre, con el amor por delante hacia su hija, como su madre mostraba en Twitter: «¡Felicidades! Hoy cumples 6 añitos, aunque para nosotros siempre tendrás 4. Espero que dónde estés tengas una bonita fiesta. Los papás y los tetes siempre estarán junto a tí soplando las velas. Te queremos infinito, o como tú nos decías 'TE QUIERO, TE AMO Y TE IMO'». Este es el texto de su carta:

«Mientras policías, padres y algún que otro hijo trataban de sacar a los niños de entre las lonas mugrientas y los cables pelados del hinchable que costó la vida a Vera y Cayetana, en las entrañas de una feria que a los ojos de las familias se disfrazaba de ilusión, los responsables actuaban rápido para ocultar el rastro de una negligencia mortal. Mientras dos niñas agonizaban en el suelo de la plaza de la Libertad de Mislata, los feriantes despachaban a los jóvenes que montan y desmontan la atracción sin contrato ni formación, al tiempo que manipulaban el lateral que se levantó haciendo volar a los niños.

Mientras los enfermeros salían de quirófano cada diez minutos en busca de bolsas de sangre con las que salvar la vida a Vera, el máximo responsable del Ayuntamiento de Mislata aseguraba que no podía conciliar el sueño y no dejaba de pensar en las familias. El tiempo ha confirmado nuestra sospecha de que aquel abrazo frío, sin mirarnos a la cara, en la noche más terrible de nuestra vida, no era más que el gesto forzado de quien trata de medir las consecuencias de la tragedia para su proyección personal.

«Esa herida no sanará nunca, pero hay otra que la justicia puede y debe ayudar a cicatrizar, que es la de la rabia y la impotencia de ver cómo siguen con sus vidas los responsables de la cadena de negligencias»

Fuimos conscientes de la gravedad de lo sucedido desde el momento en que la Policía decidió cortar el tráfico y escoltar hasta el Hospital Clínico la ambulancia en la que trataban de estabilizar a nuestra hija. El desenlace ya lo conocen, tras cinco días en una UCI pediátrica, lo más parecido al infierno. Esa herida no sanará nunca, pero hay otra que la justicia puede y debe ayudar a cicatrizar, que es la de la rabia y la impotencia de ver cómo siguen con sus vidas los responsables de la cadena de negligencias que tienen clara la Policía Nacional, el perito independiente designado por el juzgado y la propia Fiscalía.

Foto cedida por la familia.

Los tiempos importan cuando se trata de arrojar luz sobre la muerte evitable de dos menores y algo de paz a sus familias. Cuatro meses tardó en llegar la declaración de los feriantes, una sarta de mentiras para justificar lo injustificable. Un año ha tardado en declarar el técnico municipal investigado, que rehusó responder a las preguntas de los abogados de las familias y confirmó ante la jueza que el ayuntamiento no supervisó absolutamente nada de la feria, más allá de recibir la declaración responsable del feriante, firmada por el ingeniero que revisó a 200 kilómetros de distancia.

En los 15 meses que lleva abierta la investigación ha quedado claro que el hinchable no estaba anclado, que la feria carecía de seguridad, que el responsable de la misma llevaba años trabajando de forma ilegal, que el montaje de la atracción lo hicieron un grupo de chavales sin ningún tipo de formación, y que nadie, ni el ingeniero de parte ni el ayuntamiento, supervisó un recinto sin expediente de actividad y que además estaba ubicado en un lugar distinto al que aparece en los planos.

«El funcionario de Mislata tiene la poca vergüenza de emocionarse recordando que la tarde de la tragedia estuvo con su hija en la feria, una feria de la que se desentendieron tanto él como sus superiores y que costó la vida a dos niñas inocentes»

Disculpen el tono, pero es una burla que el funcionario de Mislata que debió preocuparse por la seguridad de una feria instalada en su término municipal diga que en ningún momento lo hizo y que no tenía por qué hacerlo. Y tiene la poca vergüenza de emocionarse recordando que la tarde de la tragedia estuvo con su hija en la feria, una feria de la que se desentendieron tanto él como sus superiores y que costó la vida a dos niñas inocentes.

Ese señor puede abrazar cada noche a su hija mientras nosotros lanzamos besos a las fotografías de Vera e inundamos de lágrimas la urna en la que descansa. ¿Es suficiente que el ayuntamiento se ampare en una ridícula circular de Emergencias, que dice que los hinchables no son peligrosos, para olvidarse de la seguridad de una feria que autoriza en su vía pública? ¿No creen oportuno que alguien con responsabilidad en ese consistorio explique por qué han trabajado durante años con un tipo fuera de la ley, dejándole campar a sus anchas con sus peligrosas atracciones?

Foto cedida por la familia

El silencio de ese ayuntamiento y sus responsables alimenta todo tipo de dudas sobre la gestión de la feria. ¿Quién decidió que nadie controlara la instalación y su correcta ubicación? ¿Quién consideró suficiente el papel entregado por un tipo sin papeles para garantizar la seguridad de la feria? ¿Las respuestas a estas preguntas no interesan a la justicia? El técnico municipal, custodiado por dos abogados 'top' pagados con el dinero del pueblo, apunta al ingeniero de los feriantes, el de Elche. Y este, que insiste en que se olvidó el móvil cuando supuestamente fue a revisar la feria, invierte su sucio dinero en pagar peritajes que puedan maquillar su culpa.

Entre uno y otro, un alcalde que, desde su nube de algodón de azúcar, se pone de perfil tras la vergonzosa circular emitida por el departamento que dirige el vecino del feriante. Usted, señor alcalde, es la voz de un pueblo, el primero que está cuando se le necesita, el que asume como propios los problemas de sus vecinos, el que juró dar la cara por su municipio en lo bueno y en lo malo.

«Señor alcalde, ha tenido tiempo suficiente para demostrar su humanidad en una tragedia que nadie deseaba, nosotros los primeros. Ha perdido el tren de la empatía, ahora solo queda responder a tantas dudas y depurar responsabilidades»

Por eso le exigimos las respuestas que nadie da en su ayuntamiento. ¿A quién quiere que reclamemos? ¿Al Ayuntamiento de Oliva, que además de los técnicos municipales contrata una empresa externa para reforzar la seguridad? ¿Al Ayuntamiento de Paterna, que envía a la Policía junto al funcionario de turno y cierra cualquier montaje que no sea seguro? ¿O al de Burjassot, que frenó al feriante imputado cuando pretendía abrir sin expediente de actividad?

Ha tenido tiempo suficiente para demostrar su humanidad en una tragedia que nadie deseaba, nosotros los primeros. Ha perdido el tren de la empatía, ahora solo queda responder a tantas dudas y depurar responsabilidades. El resto, el artificio y las buenas intenciones de manual, guárdelo para quien le crea y le permita seguir viviendo en esa ficción en la que el poder te hace inquebrantable y estás por encima del bien y del mal.

Policías, en la feria de Mislata tras la tragedia que causó la muerte de Vera y Cayetana. Irene Marsilla

Como cuando dice, al ser cuestionado directamente por un tema tabú que en ocasiones no puede esquivar, que pueden contar con usted el primero para emprender una iniciativa legal que refuerce la norma y la seguridad de estas atracciones. ¿En serio? Mire que lo tenía usted fácil habiéndose preocupado por la feria que permite montar en su municipio y por la que nunca se ha interesado.

La responsabilidad no necesita normas. Abandone el postureo y deje de huir del elefante que debió cazar cuando pasó por encima de las niñas, poniendo a disposición de la justicia la pieza o piezas de su ayuntamiento que contribuyeron a la tragedia. El boomerang que intenta esquivar no dejará de sobrevolar su conciencia.

«Seguimos confiando, aunque la lentitud del proceso mina nuestras fuerzas, en que no caerán en la tentación de desviar el foco del todopoderoso gobierno local porque una carta zafia de la administración autonómica se pasa por el forro la normativa de seguridad europea en materia de hinchables y atracciones ambulantes»

Para la justicia, ¿cuál es el bien superior que se intenta proteger en este proceso: la seguridad de los niños en las atracciones desmontables o la inviolabilidad de una administración pública irresponsable que ha pasado por alto todos los controles? Seguimos confiando, aunque la lentitud del proceso mina nuestras fuerzas, en que no caerán en la tentación de desviar el foco del todopoderoso gobierno local porque una carta zafia de la administración autonómica se pasa por el forro la normativa de seguridad europea en materia de hinchables y atracciones ambulantes. No debemos pleitesía a nadie.

No tememos las consecuencias de nuestras reclamaciones porque siempre las hemos hecho desde el respeto y el sentido común. Solo pedimos que la seguridad de los niños no caiga en un abismo de interpretaciones legales, mientras se protege al codicioso, al imprudente, al impostor y al mentiroso, aquellos que creen saber más que los fabricantes de estas instalaciones y los legisladores europeos, que sí han visto el peligro después de una intolerable nómina de accidentes mortales dentro y fuera de la Unión.

Por la dignidad de nuestra Vera y por la integridad de otras niñas y niños, no permitan que nadie esquive la justicia«.

Una instrucción enfangada: dos diligencias en cuatro meses

Seis meses más de instrucción. Eso dictaminó el pasado mes de enero el juzgado de primera instancia e instrucción número cuatro de Mislata para dilucidar las muertes de Vera y Cayetana. Cuatro meses después, el tiempo parece haberse detenido en la instancia judicial. Tan sólo dos diligencias se han practicado en este periodo. Y el paso de hasta dos juezas sustitutas por el órgano judicial, con el consiguiente frenazo al llegar alguien que tiene que empaparse de las actuaciones, frena el avance de la investigación.

La familia de Vera se muestra dispuesta «a seguir pidiendo responsabilidades no sólo de los feriantes, sino también de un Ayuntamiento que no veló por la seguridad en el recinto. Los padres de la pequeña descartar cualquier pacto con las aseguradoras ni acuerdo de conformidad: «No vamos a poner precio a la muerte de nuestra hija. Vamos a llegar a donde haya que llegar».

En la causa siguen como investigados dos feriantes, el ingeniero que dijo inspeccionar la atracción (aunque su móvil lo sitúa en Elche) y el técnico municipal del Ayuntamiento de Mislata. A los padres les llama la atención la escasa actividad de diligencias llevadas a cabo por el juzgado. Y ninguna encaminada a esclarecer posibles responsabilidades del Consistorio.

En cuatro meses han sido dos las pruebas practicadas. El testimonio de un chaval que ayudaba a montar las atracciones, sin contrato y que cobraba «en fichas para la feria». Él no estaba el día del siniestro. La otra, ordenada por el fiscal, el montaje del hinchable en la Ciudad de la Luz de Alicante, para detectar posibles fallos. Quedan dos meses de instrucción. Y muchas preguntas sin respuesta.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias «Exigimos al alcalde de Mislata respuestas sobre la muerte de nuestra hija que nadie da en su Ayuntamiento»