Alumnos a punto de entrar a la selectividad de 2020, que se organizó en los centros. I. Marsilla

Las facilidades que han elevado las notas de selectividad se mantendrán en 2024

Los alumnos tendrán la opción de elegir cualquier pregunta de los exámenes, hasta el punto de que podrán dejarse temas sin preparar

Joaquín Batista

Valencia

Sábado, 14 de octubre 2023, 00:26

La selectividad de 2024 mantendrá las facilidades para que los alumnos consigan la calificación más alta posible en todas las asignaturas, tanto en las ... cinco obligatorias como en las cuatro que pueden hacer, como máximo, para subir su nota de acceso a la universidad mediante la fase voluntaria. Igual que las promociones anteriores, que se beneficiaron de una flexibilidad que llegó en 2020 por la irrupción de la pandemia y que se ha mantenido sin apenas variaciones. Es lo que técnicamente se conoce como la máxima optatividad, que se aplicará por quinto curso consecutivo y que ha provocado récords en las calificaciones medias de la Comunitat.

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Aunque la crisis sanitaria está superada, el Ministerio de Educación ha optado por dar continuidad a esta cautela, según se desprende del borrador de la orden que recoge las características básicas de las pruebas de acceso a la universidad (PAU), que la pasada semana se dio a conocer a las comunidades y que se encuentra en fase de exposición pública. Seguramente con la idea de evitar cambios teniendo en cuenta que se trata de un modelo a extinguir, posiblemente de cara al 2025, pues caducará en el momento en que se apruebe el nuevo diseño derivado de la Lomloe, la Ley Celaá.

Cabe recordar que la previsión inicial era que la nueva selectividad empezara a funcionar en la próxima convocatoria, a pesar de la cascada de críticas vertidas por especialistas de las materias, instituciones académicas como la RAE o la práctica totalidad de las universidades públicas. Sin embargo, el adelanto de las elecciones generales al pasado julio llevó al Gobierno a posponer la decisión para no condicionar la acción del futuro ejecutivo y por tener que limitarse a acciones ordinarias al estar en funciones. Además, era necesario dar certidumbre a los centros, en el sentido de que han de tener tiempo suficiente para preparar al alumnado.

El borrador de la orden, la norma básica de la que desprenden los 17 modelos de acceso autonómicos, ya no hace referencia a cuestiones sanitarias como en años anteriores, aunque sí a las consecuencias que entre los estudiantes pudiera haber tenido la suspensión de clases, si bien las medidas excepcionales por el Covid-19 ya les quedan lejos. Y es que los jóvenes que se examinarán en junio estaban en 2º de la ESO en el 2019-2020, cuando se canceló la presencialidad, en 3º cuando todavía había grupos con asistencia parcial (un curso más tarde), y en 4º cuando se acabaron los cierres temporales de aulas por contagios.

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Según el borrador, el número de ejercicios de las pruebas se fijará «de forma que permita a todo el alumnado alcanzar la máxima puntuación, con independencia de las circunstancias en las que este pudiera haber tenido acceso a la enseñanza y el aprendizaje en caso de que se hubiera producido una suspensión de la actividad lectiva presencial». Y para ello todas las preguntas «deberán ser susceptibles de ser elegidas».

Si no hay cambios en el proyecto de orden, que no se esperan, el siguiente paso una vez sea oficial es que la comisión gestora de las PAU en la Comunitat apruebe cómo se concreta, en cada asignatura, la máxima optatividad. Con mucha seguridad será exactamente igual que en años anteriores, cuando las variaciones de un año a otro han sido más que residuales.

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Cifras

90 minutos

durarán los exámenes de 2024. Con el nuevo modelo se elevarán a 105, pese a que las universidades han advertido del problema organizativo que supondrá este formato y el perjuicio para el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo.

13 de junio

es el último día fijado por el Gobierno para que todas las autonomías terminen sus pruebas en la convocatoria ordinaria. En la Comunitat lo lógico es que lleguen entre el 4 y el 6, aunque la comisión gestora aún no ha tomado ninguna decisión.

La flexibilidad permite a los alumnos seleccionar las cuestiones que mejor se hayan preparado, a diferencia del modelo previo, cuando lo habitual era que existieran dos tipos de examen con sus correspondientes preguntas o contenidos. Entonces había optatividad, pero no tanta. El cambio se ve más claro con el ejemplo de Historia de España. Hasta 2019 había una prueba A y otra B, cada una referida a un periodo histórico (siglo XIX o siglo XX) con cinco preguntas. Ahora sigue habiendo diez, pero el aspirante puede ir alternando cuestiones entre ambos siglos en función de las que mejor haya preparado.

En Lengua Castellana, en el caso más extremo un estudiante puede sortear todas las preguntas relacionadas con la literatura, evitándose la preparación de las tres obras que se trabajan durante 2º de Bachillerato. La prueba consta de dos bloques, el relacionado con el comentario texto y la producción (hasta cuatro puntos) y el de conocimiento de la lengua y la educación literaria (hasta seis). En este, el aspirante debe elegir cinco de las diez preguntas propuestas. Seis versan sobre sintaxis, morfología, modalización, léxico y semántica y cuatro sobre literatura. Por tanto, puede optar por centrarse en las primeras para tener el máximo de puntos.

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En cuanto a Historia de la Filosofía, plantea 16 enunciados organizados en tres bloques: ocho basados en cuatro textos de otros tantos filósofos -se eligen dos-, cuatro para desarrollar una idea del pensamiento de uno de los autores propuestos -se escoge una- y cuatro para explicar brevemente algún aspecto de su obra -una-. Por tanto, también permite planificar la preparación de los autores trabajados en clase.

Cabe recordar que esta asignatura protagoniza la única novedad de la convocatoria de 2024, pues los alumnos deberán elegir si hacen este examen o se decantan por Historia de España, que hasta el curso pasado era común a todos. El cambio se debe a que la materia pasa a ser obligatoria en 2º de Bachillerato, nivel en el que se aplica por primera vez la Lomloe.

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La calificación

6,78 puntos

fue la nota media de la fase obligatoria de 2023 en la convocatoria de junio, la segunda más alta desde que se implantó el modelo actual. La más elevada se alcanzó en 2021 (6,85).

Otra de las variaciones de la prueba de acceso no se aplicará en la Comunitat, como es la irrupción del Bachillerato General, que incluye su materia de modalidad correspondiente -Ciencias Generales-. El motivo es que la conselleria decidió retrasar su implantación un curso, por lo que todavía no hay alumnos de 2º.

La flexibilidad que trajo la pandemia coincide con el incremento de las notas obtenidas en la fase obligatoria, la que realizan todos los aspirantes. De hecho, en todas las convocatorias de junio celebradas entre 2020 y 2023 se ha obtenido la calificación media más elevada desde que se implantó el modelo actual (2010). La más alta hasta entonces se alcanzó en 2018 (6,56), mientras que con la flexibilidad la más discreta fue la de 2020 (6,67). La mejora, que ha ido de la mano del expediente de Bachillerato, que experimenta una subida similar, está detrás del incremento de las notas de acceso totales.

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