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Desde que el 24 de febrero las botas de los soldados rusos pisaron Ucrania, los precios no han dejado de subir y han supuesto la gota que ha colmado el vaso de una inflación interanual que ya se había disparado hasta un 7,4% en ... febrero.
Ucrania es el granero de Europa y el primer suministrador de España en semillas de girasol y maíz y el cuarto en trigo. La guerra corta el comercio y eso se va a notar tanto en la escasez como en el aumento del precio del grano, utilizado para elaborar piensos compuestos, lo que influirá directamente en el coste de producción de la carne, tanto en el pollo como en el porcino y el vacuno, ya lastrados por el encarecimiento de la electricidad y el transporte, y su repercusión en el consumidor. También del aceite de semillas.
Y no hay que dejar de lado que para la elaboración de cerveza también se usa grano, cebada mayoritariamente en este caso, que muy posiblemente se vea arrastrada por el aumento del precio.
¿Se ha encarecido mucho, pues, el precio de la cesta de la compra? Fernando Sanchis se encarga de rellenar la nevera y la despensa de su casa. «El sábado me gasté 80 euros comprando prácticamente lo mismo que todas las semanas, cuando me costaba unos 60 o 65 euros poco antes de Navidad. Es alrededor de un 20% más. Que no vengan con milongas de que el aumento es del 7 y pico por ciento», afirma.
En un par de semanas Fernando ha notado, en una conocida red de supermercados, que comprar el aceite de semillas para realizar frituras ha pasado de costar entorno a 1,45 euros a 2,50. El de girasol, que costaba poco más de un euro, no lo ha encontrado en el lineal las dos ultimas veces que ha ido a comprar. «Pero es que el aceite de oliva, que no lo importamos de Ucrania, ha pasado de costar en unos días de 3,60 o 3,70 euros el litro a cuatro euros», se queja.
Otro aumento sustancial es el que se ha notado en la bollería industrial de este mismo supermercado. La bolsa de cruasanes ha pasado de costar prácticamente de un día para otro de 1,10 a 1,60 euros. Medio euro más.
Lo que también ha experimentado un incremento considerable es la pasta. Los fideos de marca blanca, que hace unas pocos semanas estaban en unos 60 céntimos la bolsa de medio kilogramo, ahora están a 70. Y la versión al huevo se ha ido de 1,10 euros a 1,25 euros el paquete.
En la carne se ha notado el incremento de los precios pero, al parecer, nada para lo que va a venir. En una conocida carnicería del mercado de Jesús, con paradas en otros mercados municipales y una tienda abierta al público, comentan las dependientas que desde el inicio de la invasión «la carne ha subido algo menos de un euro, pero cuando se repercuta de verdad la subida del gasóleo, de la electricidad y de los cereales se va a poner por las nubes». Este jueves el filete de ternera se encontraba en esta parada, según los cortes, entre 12 y 14,50 euros. La de guisar, a 9,5 euros.
El cerdo ha sufrido un incremento de medio euro, aproximadamente. La cabeza de lomo está a la venta actualmente en el mencionado supermercado a 5,15 euros el kilogramo cuando hace alrededor de un mes se podía adquirir a 4,75 euros el mismo corte.
La carne de pollo ha experimentado pocas variaciones. De hecho, dos centenares de productores han solicitado al Gobierno que se aplique una subida de 8 céntimos por kilo directamente al consumidor y repercuta exclusivamente en los productores, no al intermediario.
El pollo fresco lo tenemos sobre 3,35 euros el kilo, troceado, en el Mercado Central. El refrigerado y entero se puede comprar a 2,95 euros el kilo en el supermercado referenciado.
¿Y el pescado? «El fresco está al mismo precio», asegura un pescadero del mercado municipal de Jesús. La venta al público depende de las subastas de las lonjas y últimamente, al parecer, no han fluctuado mucho sus precios. Las sardinas, por ejemplo, este jueves estaban a 5,90 euros el kilo y el boquerón, a 6,90 euros. El pasado mes de julio se podían encontrar estos mismos pescados a unos tres euros el kilo.
En el caso del congelado, la merluza que va en un paquete de 500 gramos y que está a disposición del consumidor en la cadena de supermercados en que Fernando Sanchis ha hecho la compra, ha pasado de 3,75 a 4,65 euros. Casi dos euros más el kilo.
Y ahora que las calles de Valencia se han llenado de churrerías y puestos de buñuelos, un estudio realizado por la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios indica que el precio de venta de estos productos oscila entre los 6 y los 10 euros la docena, aunque el precio entre los 7 y los 8 euros es el más frecuente. La docena de churros la encontramos entre los 5 y los 8 euros, siendo entre unos 6 y 7 euros el precio más habitual. Respecto a las últimas Fallas celebradas, las de septiembre, se ha experimentado un aumento de entre 50 céntimos y un euro, aproximadamente. Los precios dependen mucho de la zona en que se ubica cada churrería. Cuanto más céntrica, más caros suelen ser los precios.
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