Las riadas provocadas por la dana del 29 de octubre dañaron en mayor o menor medida más de un centenar de centros educativos. La peor ... parte se la llevaron los que hoy en día continúan precintados, condenando a las comunidades educativas a alojarse en barracones durante varios cursos. También ha habido realojos en otras escuelas, obligando a crear rutas de transporte escolar extraordinarias, y sobre todo enormes pérdidas en mobiliario, equipamiento, maquinaria e instalaciones de servicios de las plantas bajas.
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Para atender la urgencia en las zonas afectadas y que el sistema educativo pudiera reiniciarse, aunque en precario, la administración va impulsando contratos de emergencia o de resolución urgente cuyo análisis ayuda a hacerse una idea de la devastación.
La factura hasta el momento roza los trece millones de euros. Es sólo la punta del iceberg, y es que además de estas actuaciones se han realizado otras que no quedan reflejadas en estos procedimientos, como reparaciones (muchas de ellas en marcha), tareas de limpieza o desinfección asumidas por Tragsa o incrementos de personal en escuelas acogedoras (un docente más). Y aún queda la costosísima construcción o reposición de nuevos centros, además de obras importantes como la restitución de ascensores.
Hasta la fecha la conselleria, bien directamente o a través de la Dirección General de Infraestructuras Educativas, ha resuelto 12 contratos de emergencia y dos basados en un acuerdo marco (más ágiles que los ordinarios en términos de tramitación), además de dos resoluciones extraordinarias de ayudas, por un importe total de 12.993.677 euros, según la información recogida en la Plataforma de Contratación del Estado, la facilitada por la propia administración o la derivada de los plenos del Consell que dan cuenta de estos acuerdos. La práctica totalidad de la inversión se refiere a centros de titularidad pública, pues los concertados o privados, como las guarderías, han tenido que cubrir sus propias necesidades.
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Esta inversión inicial ha servido para sufragar rutas de transporte escolar para alumnos y docentes desplazados, para equipar centros y conservatorios, para instalar aulas prefabricadas, para la reposición de libros de texto e incluso para la compra de alimentos. Son las primeras facturas de la dana, que crecerán exponencialmente cuando llegue la parte más costosa, aún pendiente: la reconstrucción de los centros especialmente dañados, sean rehabilitaciones o reposiciones. Por lo menos son seis, pero la lista puede crecer en dos o tres casos más.
La mayor cuantía se ha destinado a la compra de equipamiento de Formación Profesional: 3.736.334 euros. Sólo hubo un centro integrado de FP afectado, el de Catarroja, que quedó devastado, pero fueron varios los institutos en los que las inundaciones asolaron las instalaciones de los ciclos formativos. El elevado gasto también da idea de lo complicado que resulta dotar de medios a estos centros, pues ha sido necesario adquirir cantidad de nuevos equipos industriales y electrónicos, kits de herramientas, robots, packs de soldadura, fresadoras, consumibles eléctricos y electrónicos o incluso equipamiento de peluquería, por citar algunos ejemplos. Para cubrir estas necesidades se han resuelto dos contratos de emergencia. El mayor asciende a 3,65 millones, para la dotación de equipamiento específico en nueve centros, y el segundo es específico para el IES Hoya de Buñol -también incluido en el anterior- que alude a reparaciones eléctricas y de fontanería y a la restitución de tornos y fresadoras (86.334 euros).
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El siguiente concepto en términos de gasto es el transporte escolar extraordinario, que a priori se mantendrá hasta el final del curso. Son cuatro los contratos publicados por un valor total de 2.871.629,9 euros. El primero (996.023) cubre el traslado de alumnos, docentes y demás profesionales del Carme Miquel de Algemesí, del Lluís Vives y el Ausiàs March, estos dos últimos de Massanassa, a sus centros de acogida (852 personas). El segundo (655.693) hace lo propio con el Platero y Yo de Aldaia, el Blasco Ibáñez de Beniparrell y el Ceip Orba de Alfafar (873 beneficiarios). El tercero (712.580 euros) se refiere a los colegios Rosa Serrano y Horta de Paiporta y a la escuela infantil Rabisancho de Alfafar (683 personas); y el cuarto (507.333,9 euros) se centra en alumnado de FP de los institutos de Albal, 25 d'Abril de Alfafar, Bernat Guinovart de Algemesí, Berenguer Dalmau de Catarroja, Eduardo Primo Marqués de Carlet y del centro integrado de Catarroja (960 usuarios).
Para la reubicación de alumnado en aulas prefabricadas se han resuelto tres contratos, con una inversión de 2.548.566 euros. Uno se tramitó por la vía de urgencia (149.855 euros), para la instalación de los módulos en el colegio La Fila de Alfafar, necesarios para acoger a los del Orba, y los restantes mediante el procedimiento de acuerdo marco. Son los que servirán para levantar las instalaciones provisionales de este último centro (1.144.012 euros) y los necesarios para que la comunidad educativa del Horta pueda retornar a Paiporta (1.254.699). Estos colegios prefabricados, completos, deben estar listos tras las vacaciones de Semana Santa. Y todavía faltan por publicarse otros contratos previstos para el IES Alameda de Utiel, el Blasco Ibáñez de Alginet y el Berenguer Dalmau de Catarroja.
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La reposición de mobiliario y equipamiento escolar de colegios e institutos se ha vehiculado a través de tres contratos que ascienden a 748.283,9 euros y una dotación extraordinaria de gastos de funcionamiento para la red pública (2.249.000 euros). No sólo se ha comprado mobiliario (suelos de espuma, armarios, estanterías, mesas o pupitres), también material de cocina (vajilla, mesas o electrodomésticos) o de uso deportivo (los gimnasios suelen estar en las plantas bajas). Además, ha sido necesario reponer miles de libros de texto (508.428 euros), de los que 112.518 se corresponden con las necesidades trasladadas por 25 colegios concertados afectados.
Además, hay un contrato referido exclusivamente a material perdido en los conservatorios profesionales de Utiel y Catarroja (260.137,57 euros), tanto equipamiento específico como instrumentos (unos 40, siendo el más caro un piano de cola).
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Por último, se optó por impulsar un contrato de emergencia para restituir las pérdidas de materias primas en las cámaras de refrigeración y congelados del complejo educativo de Cheste, que dispone de servicio de internado. Debido a la dana se rompió la cadena de frío dos veces, por lo que todo se echó a perder. El gasto se elevó a 71.298 euros.
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