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Alumnos de un instituto durante un repaso grupal. Brais Lorenzo/Efe
Nuevo curso en Valencia | La falta de espacio aboca a los centros de Secundaria a enviar alumnos a casa

La falta de espacio aboca a los centros de Secundaria a enviar alumnos a casa

Los colegios podrán recurrir a comedores, bibliotecas o edificios externos para aumentar la capacidad de las aulas ordinarias

Joaquín Batista

Valencia

Viernes, 12 de junio 2020

La propuesta de la conselleria para el curso que viene contempla como premisa básica que la enseñanza sea presencial para todo el alumnado, aunque se permitirá la alternancia entre clases y trabajo desde casa sólo en Secundaria si no hay más remedio. Y parece que esa será la opción para muchos institutos y escuelas concertadas, a tenor de las previsiones que manejan patronales y equipos directivos.

«Creo que tendrá que aplicarse ese modelo en muchos casos porque no dan de sí los espacios a los que se puede recurrir», explica Alberto Villanueva, presidente de la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia, representativa de la red concertada. También advierte de que habrá que esperar a que se concrete la propuesta de Educación, como las posibilidades para configurar los grupos o hasta qué punto se podrían autorizar excepciones puntuales para flexibilizar la distancia de 1,5 metros entre alumnos, como por ejemplo mediante el uso de mamparas o máscaras protectoras. «Es fundamental conseguir que la vida escolar vuelva a ser lo más normal posible», concluye.

Durante la reunión telemática del Foro Educativo, celebrada el jueves tras la Conferencia Sectorial de Educación, desde la conselleria se explicó que en un aula de tamaño mínimo, de unos 40 metros cuadrados, para garantizar la distancia de seguridad cabrían 18 alumnos, en lugar de los 25, 30 o 35 que, como máximo, acogen las clases de las diferentes etapas (hasta Bachillerato).

«Haciendo una estimación para nuestro centro nos sobran siete estudiantes por unidad, y recurriendo a espacios como la biblioteca para configurar más grupos podríamos dar cabida a todos hasta 4º de Primaria. Nos quedaría pendiente de reubicar el exceso de niños de 5º y 6º y el de toda la Secundaria», explican desde una escuela concertada de Valencia con dos líneas, es decir, con dos clases en cada curso.

La previsión que maneja Antoni González, presidente de la Asociación de Directores de Institutos de la Comunitat, es parecida. «En Secundaria va a ser más complejo que en Primaria y probablemente centros medianos o grandes, con aulas con una capacidad de unos 18 alumnos para respetar el metro y medio, tendrán que recurrir a la alternancia», dice. Así, un grupo asistirá presencialmente los lunes, miércoles y viernes y otro los martes y jueves, cambiando esta organización a la semana siguiente.

Para González, la opción de dar cabida a todo el alumnado existirá para centros donde el número de alumnos por aula es menor, como pueden ser los de zonas rurales, y recuerda que los institutos públicos no van sobrados de espacio. También alude a cuestiones de organización, en el sentido de que los docentes tienen un horario determinado y resultaría muy complejo desdoblarlo.

Desde Escuelas Católicas, la otra patronal concertada, Vicenta Rodríguez reconoce que la alternancia está encima de la mesa si no hay más opción, aunque se decanta por otra organización, como que hasta Primaria se acuda por la mañana y en Secundaria por la tarde, aunque obligue a ajustar las horas lectivas. «Tendríamos espacios y pedagógicamente damos continuidad a la rutina académica de todos», dice. Además plantea la opción de utilizar mamparas o pantallas para aumentar la capacidad de las aulas.

También será complicada la organización en la FP. Como explican desde un centro integrado -que no podrá acoger a sus 30 alumnos por aula respetando la distancia- la alternancia debe aplicarse con flexibilidad. «No todas las prácticas se pueden parar un día para volver dentro de dos, ha de depender de las necesidades de cada ciclo», explican, antes de optar por el sistema de los grados semipresenciales.

Desde Educación destacan que se va a trabajar por la máxima presencialidad posible, estudiando las opciones de todos los centros «caso por caso» y ofreciendo diferentes modelos de organización. Así, se baraja utilizar espacios como bibliotecas, gimnasios, aulas multiusos e incluso el comedor, permitiendo que el alumnado coma en su aula. Tampoco se descartan edificios externos próximos, y se prevé un aumento de profesorado, y si es necesario, de los monitores.

Infantil y Primaria

La situación es distinta en Infantil y Primaria, cuyos alumnos deben tener garantizada la enseñanza presencial el próximo curso -opción que también se debe extender a 1º y 2º de la ESO-, lo que obligará a los colegios a un esfuerzo extra de organización.

«Estamos de acuerdo con el planteamiento. En Infantil y Primaria la labor emocional, la afectividad y la socialización es fundamental, y el teletrabajo, aunque se han hecho esfuerzos impresionantes, no es la solución», explica Ginés Pérez, presidente de la asociación de directores de las citadas etapas (Adip-pv). «Tendremos que calentarnos mucho la cabeza para organizar los centros, pero colaboraremos. Cambiará la forma de trabajar y replantearemos los espacios, no queda otra», añade. «Cada escuela es un mundo, las habrá que no tengan que hacer nada y en otras se recurrirá a bibliotecas, aulas de informática o multiusos», añade, antes confesar que estudiará si necesitan recurrir a una pinada con bancos de su centro. «Lo único claro es que la vuelta no será como la del pasado septiembre», dice.

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