La falta de inversión impide adecuar las presas de la Comunitat a la normativa de seguridad

El temporal que ha azotado a la Comunitat durante la semana ha hecho saltar todos los mecanismos de prevención en la seguridad ciudadana. Los efectos desastrosos de la dana del pasado octubre todavía hacen mella en el pensamiento colectivo, lo que aumenta el miedo cada vez que las alertas por lluvia se sitúan por encima de los avisos color amarillo. En este sentido, durante las precipitaciones persistentes de estos días hemos visto como la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) o la Generalitat han aliviado el agua embalsada mediante el uso de los mecanismos de sus presas. Entre aquellas que han aliviado estaban Forata o Buseo, infraestructuras dañadas por el trágico temporal. Las presas valencianas han estado en el punto de mira durante el nuevo capítulo de precipitaciones, pues la falta de inversión en ellas impide adecuarlas a la actual normativa de seguridad.

Pese a la tensión que se haya podido respirar con la situación de las presas -al menos de Buseo y Forata- al tener que enfrentarse a un nuevo episodio de lluvias, todos los expertos en estas infraestructuras coinciden. Las presas valencianas son seguras. Todas ellas se encuentran en «buen estado» y carecen prácticamente de peligro de posible desestabilización de su estructura. Y se utiliza el término 'prácticamente' porque según los propios expertos, «nunca existe el riesgo cero».

Sin embargo, el Gobierno de España actualizó la normativa de seguridad y mantenimiento de las presas en 2021. El Real Decreto 264/2021, de 13 de abril, por el que se aprueban las normas técnicas de seguridad para las presas y sus embalses, impone una actualización de estas instalaciones que, siendo casi todas ellas del siglo XX, requerirían de grandes inversiones y faraónicas reformas que, por el momento, se antojan impensables. Manuel Reyes, secretario del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Comunitat, asegura que las presas «carecen de la inversión necesaria desde 2008 para obras hidráulicas».

«Existe una falta de presupuesto y dotación humana, además de que no hay ingenieros suficientes en la Confederación para hacerse cargo de todas las tareas, con la dedicación que se le debería estar dando», asegura el ingeniero.

Tanto es así, que el Minsiterio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) tiene publicada en su propia web un documento cuya autoría pertenece a la Dirección General del Agua, y donde se realiza un diagnóstico de las presas del territorio. Dicho informe enumera, una a una, las grandes carencias en materia de seguridad para el mantenimiento de estas infraestructuras hidráulicas, destacando sobre todo- y citando textualmente-, «bajo porcentaje de realización de las actuaciones contenidas en las revisiones de seguridad de presas efectuadas, inversiones en materia de control de la seguridad de presas insuficientes, envejecimiento de las infraestructuras» o «ausencia de los documentos de seguridad exigidos por las NTS (Normativa Técnica de Seguridad) en un elevado número de presas».

En este sentido, este periódico ha visitado la presa de Buseo para conocer de primera mano cuál es el diagnóstico y qué problemas podría generar esta falta de inversión. «Una cosa que se debe tener muy en cuenta es que la normativa es de 2021, cuando por ejemplo Buseo es del año 1912. Obviamente una presa así no va a cumplir normas tan actualizadas», explica Albert Canet, ingeniero de Caminos adjunto al director de Explotación de la presa. «Por ejemplo, sabemos que los órganos de desagüe son insuficientes. El desagüe de fondo está completamente taponado. Pero son obras muy complicadas, de gran inversión, que requieren su tiempo. La Conselleria ya lo estaba estudiando, pero con los daños de la dana ahora los esfuerzos se centran en los contratos de emergencia», indica Canet.

El ingeniero informa de algunos de los puntos que marca la nueva normativa, como que deba haber acceso de vehículos por los dos márgenes de la presa, o que la capacidad ideal de desagüe debería alcanzar alrededor de los 1.000 m3 por segundo: «El acceso por el margen derecho se está creando ahora por medio de un contrato de emergencia tras la dana, ya que esta parte del valle se vio muy afectada, y nos ayudará a acceder a partes de la presa dañadas por el temporal. Respecto al desagüe, esta presa alcanza como mucho los 300 m3 por segundo».

Es esta cifra la que usa Canet para explicar la complejidad del asunto: «Imagina el presupuesto y dimensiones del proyecto que debería tener esta presa para llegar al nivel de desagüe que requiere la normativa». Y es que, los ingenieros insisten en que adecuarse a las nueva normas podría suponer «obras faraónicas» en algunas de las presas. A este respecto, Manuel Reyes explica que las infraestructuras «más modernas tienen que adaptarse de una manera mucho más sencilla a las más antiguas». Por ejemplo, Tous (1995) no necesitaría de obras tan complejas como Buseo (1912) o María Cristina (1925).

Pese a todo, los expertos insisten. La necesidad de actualizar las infraestructuras no implica que corran peligro. De hecho, durante esta semana de temporal los valencianos han visto como hasta seis presas de su territorio han aliviado agua de los embalses para evitar problemas mayores. De hecho, han sido desagües preventivos. «Si te fijas, todos los embalses valencianos buscarán estar más cerca del 50% de su capacidad, un poco arriba o un poco abajo. Los desagües se realizan para evitar llegar a porcentajes que, en caso de una lluvia torrencial, pudiera poner en un aprieto la capacidad de la infraestructura».

Esta semana se ha aliviado agua de presas como Buseo, la cual se encuentra a un 57,56% de su capacidad. También en Forata, que la CHJ avisó que abría sus compuertas con un alivio de 30 m3/s, dado que su capacidad se sitúa cerca del 75%. Del mismo modo, presas como Alcora o El Regajo también han desaguado, encontrándose actualmente en torno al 88% y 80% de su capacidad respectivamente. Ulldecona y Algar también han vaciado agua de sus embalses, situándose en torno al 85% y el 3% siguiendo el mismo orden.

Además, también se debe tener en cuenta la capacidad de cada embalse, así como la cantidad acumulada de precipitaciones registrada en su zona. De hecho, la CHJ avisó este viernes que durante el fin de semana estaría previsto el alivio de agua en el embalse de María Cristina, pues el viernes había alcanzado el 99% de su capacidad. La situación de grandes presas de la Comunitat -y de las más antiguas- es bien distinta, más cerca de ese 50% ideal que comentan los expertos. Ejemplos como la presa de Benagéber (56%) o Tous (40%) demuestran esa seguridad. También la presa de Onda, con apenas 1 hm3 de capacidad y del año 1954, ha visto reducido su caudal por prevención, situándose el viernes en el 85%.

En definitiva, y tal como inciden los expertos, estas instalaciones pasan por revisiones «continuas» de su seguridad, con análisis extensos cada cinco años (según el tipo de presa), informes anuales por parte del equipo de explotación, y revisiones periódicas de auscultación, vigilancia, e inspecciones visuales y pruebas de los equipos. «En este sentido, a la gente le debe quedar clara una cosa. Si una presa tiene algún tipo de carencia que no se ha abordado es porque se trata de obras menores que no afectan de manera sustancial a su funcionamiento. Podemos hablar de un problema en el suministro eléctrico en alguna parte de la instalación, o piezas menores obsoletas. Si una presa sufre un problema sustancial, inmediatamente se ataja mediante contratos de emergencia, como ha ocurrido tras la dana», asegura Reyes.

«Una presa como Buseo, dañada por el temporal, también está estable. Obviamente está vigilada 24 horas y tiene los trabajos de reparación en marcha, pero funciona con normalidad. Sólo otro temporal catastrófico como el que vivimos en octubre podría ponerla en algún apuro, pero los datos nos dicen que no debería volver a ocurrir en el corto plazo. Aunque como siempre, toca insistir, nunca existe el riesgo cero», sentencia Albert Canet.

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