Estado del embalse de Contreras el pasado noviembre. Jesús Signes

La falta de lluvia ya amenaza las reservas de los pantanos valencianos

El año se cierra como el segundo más cálido desde que hay registros, después de 2022, y el más seco de las últimas cuatro décadas

Joaquín Batista

Valencia

Jueves, 4 de enero 2024, 01:14

Los embalses valencianos han consumido una parte importante de sus reservas en el último año: 485 hectómetros cúbicos de agua, que es el 12% de la capacidad total de almacenamiento en las cuencas del Júcar y del Segura. Para poner en contexto semejante volumen, basta ... recordar que Valencia consume al año 43, tomando como referencia el dato recogido en el anuario estadístico publicado hace unos días por el Ayuntamiento y referido al agua potable.

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La reducción, que se recoge en el último boletín hidrológico difundido este miércoles por el Ministerio para la Transición Ecológica, está íntimamente ligada a las muy escasas precipitaciones, pues los usos se presuponen similares a los de hace doce meses al tratarse de la misma época del ejercicio hidrológico.

Los datos oficiales reflejan una dualidad clara: la situación es mejor en la cuenca del Júcar que en la del Segura. En la primera las reservas se sitúan en 1.310 hectómetros cúbicos, el 46% de su capacidad máxima. No han variado en las últimas dos semanas, manteniéndose ligeramente por encima de la media de los diez últimos años en esta misma época del año (1.301).

Más compleja es la situación en los embalses del Segura, que almacenan 216, el 18,9% del máximo y muy por debajo del promedio de la década (420). Para hacerse una idea, es una de las cuencas españolas más tensionadas, sólo superada por las de Cataluña y dos de las andaluzas. A nivel estatal, las reservas se sitúan en 45,7% de la capacidad máxima, con niveles muy similares a los de hace un año (25.588 frente a 25.977) y cercanos al promedio de la década (30.227).

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En las últimas dos semanas las precipitaciones en las cuencas valencianas han sido nulas, siguiendo la tendencia del año hidrológico, que empezó en octubre. Sirven los datos pluviométricos que se adjuntan en el boletín, que acreditan que la lluvia registrada ha supuesto el 23,9% de lo que se considera normal en la demarcación del Júcar, frente al 13,7% en lo que se refiere a los embalses del Segura.

Por otro lado, la delegación valenciana de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) acaba de publicar el resumen climático de 2023, que da una visión temporal más amplía, desde enero. Y las conclusiones son muy llamativas. La temperatura media ha sido 1,3 grados superior al promedio normal, haciendo que el ejercicio se sitúe como el segundo más cálido desde que hay registros, solo por detrás de 2022.

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«2023 ha tenido un mes extremadamente cálido (noviembre) ocho muy cálidos (marzo, abril, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y diciembre), dos con carácter normal (enero y mayo) y uno frío, que fue febrero», relata la agencia en la red social X, antes conocida como Twitter.

En cuanto a la precipitación, ha sido un 33% inferior a lo habitual, lo que lo convierte en el más seco de los últimos 40 años (desde 1983). «Lo más característico ha sido la irregularidad, con un régimen de precipitaciones alterado en el que ha habido tres largos periodos de varias semanas e incluso meses sin lluvia flanqueados por cortos periodos con precipitaciones torrenciales», dice Aemet, que se refiere a las lluvias registradas en febrero, mayo -que sí fueron más prolongadas- y septiembre.

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