Los familiares quieren «verdad y justicia, no perdón»
Dolores, que perdió a su marido y a sus dos hijos en Chiva, defiende que un aviso temprano les habría salvado: «Cuando nos den la razón tendré un poco de paz»
Miembros de las tres asociaciones de víctimas se han acercado este viernes hasta la Ciudad de la Justicia coincidiendo con la declaración de los dos ... investigados. Ha sido una jornada con tensión, pero sobre todo cargada de emoción y dolor abrumador.
Damnificados y familiares de algunos de los fallecidos han permanecido durante horas detrás de sus respectivas pancartas, portando en algunos casos fotografías de sus seres queridos fallecidos. Había retratos, pancartas y camisetas en su recuerdo. No sólo han podido expresar su indignación hacia los acusados, también han aprovechado el altavoz de los medios para reivindicar su mensaje, sencillo y contundente. Quieren justicia, verdad y asunción de responsabilidades. Y no tanto perdón.
A Dolores, tal día como hoy (Viernes de Dolores), su marido y sus dos hijos le regalaban un ramo de flores. El 29 de octubre perdió a los tres en la casa familiar de Chiva. Emocionada, ha dicho que siempre acompañará a las asociaciones de víctimas y que espera justicia. Por ellos. «Le tengo fe a la justicia. Y cuando nos den la razón sobre todo lo que hemos perdido descansaré un poquito y tendré un poco de paz, pero esta pérdida no se olvida en la vida», ha explicado.
Su familia «se fue», recurriendo a sus propias palabras, delante de sus ojos. Pese a su enorme tragedia, relata lo que vivió con una fortaleza casi inhumana. «Si nos hubieran avisado esto no habría pasado, no somos tontos, nos habíamos ido a casa de mi hermana o mi hermano, que viven allí. Pero no nos dio tiempo. Cuando salíamos de casa el agua nos llegaba hasta la rodilla», ha dicho. Los hijos socorrieron a los padres, ayudándoles a que se aferraran a una ventana, pero ellos acabaron arrastrados por la avenida de agua. «Primero el mayor, y luego su hermano, que fue a ayudarle, y mi marido detrás, que no podía ver lo que veía». Ella se quedó «enganchada horas y horas en la ventana, hasta las tantas de la noche». Lo que vivió fue, sencillamente, «un infierno».
Lourdes Rincón sujetaba el retrato de su padre Francisco, que falleció en su garaje de Catarroja. Pide prácticamente lo mismo. «Sólo buscamos justicia, que se sepa la verdad y lo que pasó, dónde estaban o que hacían», ha explicado de manera genérica, sin referirse a algún responsable concreto. También ha tenido palabras para la jueza de Catarroja que instruye la causa. «Gracias a ella parece que esto va avanzando», señala.
«Queremos comprobar que la justicia es real. Ya no tenemos a nuestros familiares pero debemos seguir adelante por ellos, sea quien sea el culpable», ha añadido, antes de lamentar que exista interés por encasillar al colectivo de víctimas: «No somos de derechas ni de izquierda ni de nada».
También ha exigido responsabilidades. «Cuando alguien no hace bien su trabajo se le despide», ha reflexionado de manera gráfica. «El problema es que como consecuencia de esto, de que hubo personas que no lo hicieron, nuestros familiares están muertos», ha añadido. También ha dejado entrever que no necesita que se le pida perdón por la pérdida sufrida, sino que se deriven responsabilidades.
Por último, ha exigido que se dejen de verter «mentiras» en relación al trato que supuestamente se ha dado a los afectados. «Ni Mazón ni nadie ha hablado con nosotros. Parece que seamos como etarras. Lo que hacen cuando nos ven es irse para otro lado. No dan la cara, esa es la verdad», ha concluido.
Mari sujetaba una pancarta con la fotografía de su hija Janine, de 26 años y embarazada de ocho meses, y las ecografías de su nieta nonata, Scarlett, las dos fallecidas en Riba-roja. «Nadie fue a auxiliarla. Cuando ella llamaba al 112 no respondían, o cortaban, estaba completamente abandonada», ha dicho ante los medios. La última vez que pudo contactar con su hija eran las 18.53 horas, y le dijo que pidiera ayuda o acudiera donde estaba, pues entraba agua en el coche y temía ahogarse. La madre trató de calmarla, pensando que su estado de alteración podría afectar al bebé. La joven, según su relato, logró salir del coche, se subió encima de otro vehículo pero el golpe de un contendor le hizo caer al agua.
«Para mí estar aquí es muy importante. Voy a pedir justicia hasta donde pueda, hasta que me muera. Iré a cualquier sitio en el que estén estos sinvergüenzas», ha dicho visiblemente afectada. Y respecto a lo que espera de las comparecencias, se ha mostrado tajante. «Que digan la verdad. No queremos perdón ni nada de eso», ha sentenciado.
También ha acudido Álex Carabal, de la asociación de Damnificados de la Dana Horta Sud, que ha justificado la concentración en la necesidad de «respaldar a las familias, a la gente que ha perdido mucho materialmente y sobre todo a los que han perdido seres queridos». Además, ha mostrado su deseo de que los dos investigados «contesten a todos los abogados y digan su verdad, lo que sabían o no o lo que pudieron hacer o no hacer».
Por su parte, Rosa María Álvarez, que perdió a su padre en las inundaciones, ha lamentado haberse «roto» durante la jornada, subrayando a continuación que «saber que estaba entrando por ahí una de las máximas responsables de la muerte de 228 personas -Salomé Pradas- ha sido muy duro». «Saber que no sabía, que no era consciente o no era conocedora de que existía el sistema de ES-Alert, es durísimo», ha añadido.
«Saber que desde primera hora de la mañana sabían que había personas que estaban muriéndose y que no hicieron nada por salvarlas ha sido demasiado», ha reiterado. También ha dicho que le gustaría que Pradas contestase a todos los abogados, aunque finalmente sólo ha respondido al suyo. Por último ha destacado «la importancia de estar concentrados y de que se sepa que detrás de los números hay personas y familias rotas que no se van a recomponer».
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