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La vuelta al cole exigirá esfuerzos adicionales para docentes, alumnos y familias, que tendrán que adaptarse a una organización marcada por las medidas de prevención. Por ejemplo, cambiará radicalmente la entrada y salida de los niños. Se acabó lo de acompañar a los más pequeños de Infantil hasta la fila. Y lógicamente los padres no se podrán esperar pegados al hijo hasta que el grupo se dirija al aula.
El protocolo elaborado por Sanidad y Educación entra de lleno a regular cómo se deberá acceder. No sólo desliza que las familias no podrán entrar a las instalaciones, idea confirmada ayer por los diferentes directores consultados, sino que plantea fijar un límite hasta el que podrán llegar las familias. «Para los menores acompañados puede resultar de interés práctico señalar una distancia a dos o más metros del acceso al recinto, desde donde poder dejar a los niños para que accedan de forma autónoma al centro. Si es necesario se organizarán colas con señalización de la distancia recomendada», dice el documento.
No se trata de una medida taxativa, pues en la práctica también influirán las características de cada centro y las normas de los obligados planes de contingencia. La máxima es que el protocolo pueda adaptarse a la diversidad de las escuelas, ya sea el espacio disponible en las aceras o las puertas de acceso.
«Vamos a necesitar toda la colaboración y comprensión de las familias», destaca Ginés Pérez, que es el presidente de la Asociación de Directores de Infantil y Primaria (Adipv) y dirige El Fabraquer de El Campello.
La solución ideada en su caso es ubicar, en la parte frontal del centro, tres zonas de espera para niños y acompañantes (uno por familia) y se prevé marcar la distancia de dos metros respecto a la puerta. En una aguardarán los de Infantil -entrarán escalonadamente los de cinco, cuatro y tres años entre nueve y nueve y cuarto- en otra se situarán los de 1º y 2º de Primaria y en la última los de 5º y 6º.
En otro sector del centro, también con acceso, se ubicarán los de 3º y 4º, que procederán igual. En todos los casos los maestros responsables estarán en las puertas para coger a su grupo y dirigirse al aula, ayudados por los docentes de apoyo, con especial atención a los de 3 años. La única excepción serán los mayores, que accederán solos por el itinerario marcado tras ser recibidos por su maestro.
«Las situaciones que se daban antes, de acceder y hablar con el profesor, no se pueden mantener», explica Vicenta Rodríguez, secretaria autonómica de Escuelas Católicas y directora del Santa María de Valencia.
También tiene prevista ya la regulación de los accesos. La idea es que los alumnos, en función de las etapas, entren por tres puertas distintas de manera simultánea y de forma escalonada, con separación de varios minutos. También se ha previsto marcar la distancia en el suelo y en el caso del aula de dos años, donde el pequeño sí se entregará a la maestra, la previsión es que accedan antes, a las 8.45 horas, pero sin posibilidad de interlocución para que el proceso sea lo más fluido posible. Habrá dos maestras encargadas de recoger y guiar a los de 3 años.
Alberto Villanueva, presidente la Federación de Centros de Enseñanza de Valencia y director del colegio Trafalgar, destaca que ha resultado más compleja la organización en escuelas pequeñas o con un sólo acceso. Su alumnado de Infantil entrará directamente al aula desde la calle respetando los dos metros, y el resto accederá al edificio para encaminarse a su clase. Desde 1º a 4º de Primaria lo harán a las 9 horas, de 5º a 6º a las 8.45 y los de la ESO a las 8.30. En la puerta una persona espaciará la entrada, garantizando la distancia durante el recorrido.
El protocolo oficial insiste mucho en la necesidad «de programar entradas y salidas escalonadas para evitar aglomeraciones» -de ahí la disparidad de horarios- y de limitar al máximo los desplazamientos de alumnos por zonas comunes. Por ejemplo, más allá de la señalética, se recomienda, en las escaleras, dejar una distancia de cuatro escalones respeto al alumno de delante. En cuanto a la presencia de personas ajenas al centro, se habla de «reducir el número de interacciones y visitas» y de fomentar el contacto con las familias por vía telemática.
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