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Las universidades públicas utilizan sistemas bien distintos para controlar la jornada laboral de sus trabajadores, que además, varían en función del grupo profesional al que pertenecen. En algunos casos se trata de un procedimiento de fichaje, donde quedan registradas las entradas, salidas y ausencias autorizadas, mientras que en otros se funciona más bien a través de la comunicación previa a los departamentos. Es lo que sucede en la Universitat Politècnica, donde los sindicatos se han mostrado muy críticos con la intención del rectorado de implantar un nuevo sistema.
En cuanto a la Universitat de València, fuentes de la institución explican que utilizan aplicaciones de gestión horaria. En el caso del personal docente e investigador (PDI), debe emplearse para registrar las clases una vez impartidas (en el mismo día), así como para dejar constancia de sustituciones o de la recuperación de una sesión en caso de que no haya sido dada. Lo mismo sucede en el caso de las tutorías.
Respecto al personal de administración y servicios (PAS), el sistema es similar, si bien se recoge la hora de entrada y salida mediante la introducción de un usuario y una contraseña. Por regla general, el horario de cumplimiento obligatorio va de 9 a 14 horas, mientras que el resto de la jornada hasta llegar a la dedicación total es de «libre organización personal», siempre en función de las necesidades del servicio. Las mismas fuentes explican que a la página web donde se ubica el sistema sólo se puede entrar desde dispositivos conectados a la red de la Universitat, incluidos móviles.
En cuanto a la Universidad de Alicante, utiliza un procedimiento parecido para el PAS al que se accede a través del campus virtual, el espacio web que incluye diferentes servicios para la comunidad universitaria. Quedan registradas las entradas y salidas, y también lo utiliza el personal de las sociedades vinculadas a la institución. En cambio, como señalan desde el rectorado, no existe un sistema de fichaje para el PDI, lo que no quita que se supervise la realización de las clases si se producen incumplimientos.
En la Miguel Hernández el PAS emplea tarjetas personales que se introducen en lectores situados en los accesos, así como en los ordenadores. También se puede utilizar una aplicación de móvil. El profesorado no ficha, aunque se supervisa la impartición de clases y tutorías.
En la Jaume I la tarjeta existe para ambos colectivos. El profesorado la introduce en las mesas multimedia de las aulas (que permiten entre otras funciones encender las luces) o en la entrada de los laboratorios o las clases de informática. Respecto al PAS, quedan registradas las entradas y salidas y hay un sistema de cumplimiento del horario semanal.
Por último, en la UPV el personal de administración y servicios comunica a su responsable la jornada a realizar (a través de una web), mientras que el PDI introduce las clases y tutorías. El rectorado quiere implantar una aplicación informática que, para los primeros, sí implicará un registro de entradas y salidas. Tras la denuncia sindical de que no se había negociado el cambio, la institución ha optado por abrir un proceso de diálogo para tratar cómo se articula el nuevo sistema con el plan de conciliación de la plantilla antes de ponerlo en marcha, según explicaron desde UGT.
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