Los arrozales suecanos se extienden por el parque natural de la Albufera. Iván Arlandis

Garantizar el futuro del arroz, clave para Sueca

Un crecimiento urbano sostenible que conviva con la actividad agraria y el medio natural, prioridad para la localidad

Sábado, 21 de septiembre 2024

El arroz está íntimamente unido al pasado, presente y futuro del parque natural de la Albufera. Los extensos arrozales forman parte del paisaje de esta área protegida valenciana que se extiende desde la ciudad de Valencia y hacia el sur recorriendo las comarcas de l' ... Horta y la Ribera y que ahora opta a ser una Reserva de la Biosfera. Sueca es una de las trece localidades que forman parte de la Albufera y la que mayor espacio ocupa, un tercio de las 21.000 hectáreas totales de este parque natural. La mayor parte de este territorio está cubierto de arrozales que van cambiando de color según la época del año y creando una estampa única. Sueca y sus agricultores se muestran orgullosos de formar parte de la Albufera, la naturaleza y la agricultura forman parte de su esencia.

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La capital de la Ribera Baixa juega un papel clave en el equilibrio hidrológico de la Albufera y contribuye con su extensión de arrozales a esa identidad paisajística, a la sostenibilidad y al fomento de la biodiversidad del parque. «En Sueca tenemos claro que debemos vivir de cara y no de espaldas al parque y que el parque debe vivir de cara a Sueca y garantizar el crecimiento socioeconómico de los núcleos poblacionales», señala el alcalde de la ciudad, Julián Sáez.

Precisamente este equilibrio entre desarrollo y protección es uno de los puntos más delicados en la relación de Sueca y la Albufera. La labor de los agricultores es clave para la conservación del paraje natural pero a veces la conservación de esta zona protegida choca con los intereses de este sector que trata de sobrevivir. «Somos los que mantenemos el parque. Si no existieran los cultivos estaría perdido como ha pasado en otras zonas de la Comunitat. Hay que apostar por el arroz», asegura José Pascual Fortea, responsable de la sectorial del arroz de AVA-Asaja.

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Un cultivo que tiene que ser muy exigente para cumplir con los requisitos y limitaciones que impone estar dentro de este espacio protegido. Esto provoca, en ocasiones, desacuerdos con los gestores de la Albufera al considerar los agricultores que las exigencias son demasiado elevadas. «Respetamos las limitaciones y nos compaginamos bien con el parque. La futura declaración de Reserva de la Biosfera creemos que no nos afectará porque ya cumplimos muchas normas y tampoco vamos a consentir más», añade Fortea.

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En este sentido, una reclamación de los agricultores suecanos es que se pongan a su disposición materias activas para combatir las plagas ya que muchos herbicidas están prohibidos por parte del Gobierno. Los arroceros no temen que la Albufera sea Reserva de la Biosfera ya que aseguran que cumplen con las buenas prácticas agrícolas y «siempre hemos tenido buen entendimiento con al Ayuntamiento de Valencia, con los gestores y esperamos llegar a acuerdos», también en un futuro sobre los nuevos retos asegura Fortea.

Uno de los grandes valores de la Albufera es su biodiversidad, al ser el hábitat de muchas especies de flora pero también de fauna. Algunos de estos animales, como los flamencos y otras aves acuáticas, llegan hasta el parque natural debido a la prolongada inundación de los arrozales durante la época de cultivo. De esta forma se puede ver un precioso paisaje del lago y los cultivos sobrevolados por estas majestuosas aves. Animales que por otro lado en algunas campañas han producido importantes daños a los cultivos pero que forman parte de la protección de esta inmensa marjal.

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Para Sueca, que la Albufera consiga entrar en el listado internacional de Reservas de la Biosfera que promueve la Unesco «supondría también un reconocimiento hacia la historia de Sueca como pueblo y hacia tantas generaciones de suecanos y suecanas comprometidas con la protección del entorno y el futuro sostenible», remarca el alcalde de la ciudad. Y es que para los vecinos de esta ciudad, el parque natural es fuente de riqueza, tanto económica por los beneficios de ser una ciudad arrocera como por el privilegio de formar parte de un entorno único desde el punto de vista ambiental.

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El Perelló, entidad local menor de Sueca, es otro de los territorios urbanos dentro del parque natural. En su caso, también son el nexo de unión entre el lago y el mar con una de las golas en su litoral. «Estamos muy concienciados con preservar el medio ambiente y compaginar el desarrollo con el cuidado porque si no lo cuidamos nosotros, que vivimos aquí, ¿quién lo hará?», plantea el alcalde de El Perelló, José Codoñer.

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Crecimiento

Otro de los retos de la relación entre la Albufera y Sueca es conseguir acuerdos que permitan el crecimiento de la ciudad sin poner en riesgo el medio ambiente. El 75% del término municipal forma parte del parque natural por lo se tiene que someter a las restricciones que marcan los organismos encargados de la gestión de este espacio. En estos momentos, ni Sueca ni las entidades locales menores de El Perelló y el Mareny de Barraquetes disponen de terreno para construir nuevas infraestructuras, una circunstancia que limit su crecimiento. «No queremos construir edificios de viviendas», advierte el alcalde de El Perelló. «Sólo pedimos que nos dejen adaptarnos al crecimiento vegetativo y poder tener las infraestructuras necesarias», añade Codoñer. En su caso, recuerda que el vecindario necesita una zona de aparcamiento así como ampliar el polideportivo, una instalación que se vio reducida hace unos años para ceder terreno al colegio que no podía ubicarse en otro punto por las restricciones que impone el parque natural. Unas limitaciones que también están causando problemas en el Mareny donde el colegio necesita una importante reforma que no se puede ejecutar.

Por todo ello, tanto Sueca como El Perelló y el Mareny de Barraquetes están en conversaciones con la Conselleria de Medio Ambiente para conseguir que el nuevo Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) de la Albufera contemple una flexibilización en este sentido y permita construir nuevos edificios en terrenos que no lindan con la zona protegida.

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