La presentación del plan de gestión de las poblaciones de jabalí fue la gota que colmó el vaso. A los cazadores no les gustó que se cargara sobre sus hombros el mayor peso para el control de la plaga de jabalíes prácticamente sin ninguna contrapartida. Para ellos esta problemática puso en evidencia el desconocimiento que tienen los responsables de la Conselleria de Emergencia Climática sobre el medio rural y sus necesidades.
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Fue la última gota porque antes había habido muchas otras, según los cazadores. La Federación de Caza ha denunciado reiteradas veces la escasa sensibilidad que ha tenido la conselleria con la labor que realizan.
El malestar concluyó con la convocatoria de una masiva manifestación que el pasado 6 de mayo congregó a cerca de 50.000 personas por las calles de Valencia en una inmensa ola naranja. Entre los motivos de la protesta se encontraban reivindicar su función fundamental en el campo y exigir respeto ante la campaña de acoso y derribo que, a su juicio, sufre el sector por parte de la Administración, así como para pedir apoyo institucional y herramientas para poder realizar esta práctica de forma efectiva.
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