El día de mañana al bueno de Josep le contarán que con sólo año y medio de vida sobrevivió a una histórica DANA en Valencia que dejó en su casa de Catarroja una cantidad de agua que alcanzó la altura de 1,60 metros. Sus padres le detallarán cómo fue aquella tarde y noche del 29 de octubre de 2024, qué hicieron durante las primeras horas y cómo justo al amanecer sus padres comenzaron los trabajos de limpieza de un sótano en el que estaban los dos coches de la familia y en los que estaban su silla para poder ir en el coche. Seguramente no pasarán por alto contarle que hasta el coche de juguete quedó inutulizado por la barrancada. Pero la historia no podrá acabar sin relatar que con sólo año y medio a Josep se le ha podido ver en su calle de Catarroja echando una mano a sus padres con una pequeña pala.
A Miriam, Sergio y Josep les pilló la riada, «por suerte», en casa. Miriam Urbano relata las horas de aquella tarde a LAS PROVINCIAS: «A las 15.30 salí corriendo del trabajo, de un colegio de la Gran Vía Fernando el Católico de Valencia. Una vez en el Metro se para y nos dicen que hay una avería, sin previsión de cuánto tiempo estaríamos allí. Salí corriendo y cogí un taxi hasta Valencia sur para ir en coche hasta casa. Eso sería sobre las 16.20 horas».
Las horas van pasando y comienza la angustia. Ante la previsión de lluvias, «le dije a mi marido que se ducharán en ese momento por si nos quedábamos sin luz. Serían 17.40 horas. Ya a las 18.10 horas dije 'Ostras' por el agua ya estaba por la vía y en unos minutos ya llegó a la calle con un palmo. A las 18.30 la altura del agua ya alcanzaba fácilmente el metro». Ahí ya se desbordó todo.
El agua continuó subiendo de forma imparable hasta alcanzar «el 1,60 metros en casa. A las 22.30 horas acogimos en casa a un vecino que llegó por el tejado, que no pudo volver con su mujer y su hija hasta las 02 horas. Sobre las 23 horas los coches de casa comenzaron a pitar como si estuvieran locos. Ahora lo pensamos y fue una locura que mi marido bajara al agua para desenchufar unas cosas. El agua le llegaba por encima del pecho. Se la jugó».
La situación comenzó pronto a bajar, pese al pánico nocturno. «Escuchábamos golpes de todo lo que llevaba el agua. Sobre las 02 horas escuchamos golpes en la puerta del patio y era mi padre, que había podido llegar a nuestra casa. Nos dijo que abriéramos la puerta del garaje para que el agua pudiera salir. Después nos tomamos un café caliente y esperamos al amanecer para empezar a limpiar. Sobre las 06 horas estábamos ya todos en la calle viendo cómo había quedado todo».
En casa de Miriam la situación, diez días después, sigue siendo un pequeño caos, «porque aún tenemos los coches. Es verdad que limpiamos con una máquina y adelantamos mucho, pero hasta que no se lleven los coches no podemos acabar de limpiar». Esas tareas de limpieza han contado con la inocente ayuda de Josep, el hijo de Sergio y Miriam que se ha quedado sin silla para el coche y que el coche de juguete de regalo no arrancará, como el de sus padres.
Dicen que los niños siguen el ejemplo de sus padres, así que el pequeño Josep hizo lo que veía. Se le ha podido ver en Catarroja con una pequeña pala para seguir el ejemplo de sus padres, sin que le falten las botas de agua tan necesarias en estos momentos. A Josep, algún día, le contarán que se quedó sin coche de juguete pero que demostró que no hay edad para ayudar. Un ejemplo que perdurará años y años.
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