MARTÍ QUINTANA. EFE
Miércoles, 29 de agosto 2018
Emocionado al hablar de su esposa, dice estar entregado a Dios, en quien deposita su «sed de justicia». Jorge Fernández, el marido y presunto asesino de la valenciana Pilar Garrido, espera su juicio desde un penal mexicano convencido de su inocencia. Hoy se sentará en el banquillo de los acusados.
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«Si la voluntad de mi Padre es la inocencia que así sea, y si es que pase 50 años de mi vida en prisión por algo que no hice, algo bonito saldrá de eso también», dice Fernández desde el penal de Ciudad Victoria.
Sereno y relajado, Fernández abrazó la fe desde que ingresó en el Centro de Ejecución de Sanciones, acusado de golpear y estrangular a su mujer. «Tengo sed y hambre de justicia, pero no la justicia que da el mundo», confiesa.
Garrido desapareció el 2 de julio de 2017 cuando viajaba con su marido y su bebé en coche por una carretera de Tamaulipas, uno de los más peligrosos del país. La pareja regresaba de la playa cuando, según Fernández, fueron interceptados por hombres armados y se llevaron a la mujer. Días después encontraron restos óseos y jirones de ropa. Pruebas de ADN inculparon a Garrido y la Fiscalía de Tamaulipas detuvo al esposo por el asesinato.
«Mi versión es la verdad», reitera Fernández, que dice no tener miedo. «Tengo plena fe en que todo esto está obrando para bien», apunta el hombre, de 35 años licenciado en Criminología y con maestría en Administración Pública. El recluso repasa episodios de antes y después del fatídico 2 de julio. «Muchas barbaries se hablaron. Pero las personas que realmente conocieron mi matrimonio saben la calidad de padre y esposo que era», indica. Desmiente todas las acusaciones y cree que la hipótesis de la fiscalía no resulta creíble.
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Contiene el llanto al hablar de Pilar, a la que conoció en Barcelona cuando ambos eran estudiantes. «Cuando la vi supe que ella era especial, inteligente, hermosa por dentro y por fuera, excelente madre y esposa», explica el reo. Y afirma que entre ellos «fluía el amor». Asegura que nunca le levantó la mano. El hijo que tuvo con Pilar, Dalmau, vive hoy con la madre de Pilar, Rosa María Santamans, en la pequeña localidad de Massalavés.
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