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«Mi hija y yo andamos a oscuras por casa»
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Carola y Eitana son el vivo reflejo de las penurias de familias que sufren pobreza energética mientras el precio de la luz se dispara. «La niña aún se acuesta con el estómago lleno»Secciones
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Carola y Eitana son el vivo reflejo de las penurias de familias que sufren pobreza energética mientras el precio de la luz se dispara. «La niña aún se acuesta con el estómago lleno»b. cruañes
Miércoles, 4 de agosto 2021, 20:17
Las temperaturas por encima de los 40 grados se están convirtiendo en habituales en los termómetros públicos y el sol abrasador acecha las calles. Este año, en plena ola de calor estival, la subida del precio del suministro eléctrico provoca que mucha gente ... no pueda ni encender el ventilador en sus casas. En el barrio valenciano de Patraix, LAS PROVINCIAS ha tenido la ocasión de reunirse con Carola, que lleva 21 años afincada en España y vive criando a su hija pre-adolescente Eitana. Son una familia que sufre, al igual que un 70% de la población de la Comunidad Valenciana, riesgo de pobreza energética.
Desde el comienzo del mes de julio el impacto económico que han generado las eléctricas a las familias ha obligado a madre e hija a vivir «a oscuras». Literalmente, tienen todos los aparatos eléctricos de su casa apagados salvo la nevera. Aunque la televisión «se enciende durante unas horas por Eitana». También se han visto forzadas a adelantar el horario de la cena a las 18.30 para poder aprovechar la luz del día. «Si antes la factura era de 40 euros no teniendo casi nada encendido ahora desconecto absolutamente todo. Mi hija se acuesta a las 21.30 porque no se puede tener la luz encendida», explica.
Carola trabaja por las tardes de ayudante de cocina en un restaurante de su barrio. Pero son pocas horas y tampoco todos los días porque la crisis de la pandemia también ha provocado que permanezca cerrado por las mañanas. Su jefe tiene la esperanza de que la situación mejore en agosto y le pueda dar más horas porque, de lo contrario, deberá continuar pidiendo ayuda a organizaciones de caridad como Save the Children, que lleva tres años ayudándola. La madre cuenta que la buena voluntad de las donaciones por parte de las ONGs no dejan de ser simbólicas pero agradece que les proporcionen otro tipo de bienes como ropa, calzado y alimentos para sus hijos.
Respecto a la bajada del IVA de la luz aprobada recientemente Carola no considera que vaya a ser significativa en la reducción de la factura y, si lo hace, señala, será «algo transitorio». Pese a su resignación no atribuye la culpa de la subida a nadie sino a un conjunto de factores que suceden en los cuales «la gente común es la única que acaba pagándolo». Las eléctricas siempre quieren ganar y el Gobierno no aplica las medidas adecuadas para regular estas subidas descontroladas del suministro eléctrico. «No hay una solución en concreto», lamenta.
Rodrigo Hernández Primo, responsable de Save the Children en la Comunidad Valenciana, aporta datos esclarecedores acerca de la situación extrema a la que se ven sometidas las familias más vulnerables del país, prestando especial atención a los que crecen en riesgo de pobreza y exclusión social y cuyas cifras en España ya se sitúan en un 35%. En este contexto, afirma que la pobreza energética afecta «directamente a las vidas de los niños y niñas de la Comunidad Valenciana». Esto se traduce en que tengan desajustes en su alimentación, que tengan que ducharse en horarios de medianoche para ahorrar o que carezcan de confort térmico porque algunas familias no pueden ni encender el ventilador para afrontar la ola de calor. «Hay familias que pasan los días en el centro comercial sólo para disfrutar del aire acondicionado», asegura.
La necesidad se centra en ser justos con quienes más lo necesitan. Y todo pasa por entender la vulnerabilidad a la que se ven sometidas las familias en riesgo de pobreza. Por ello, la transición del sistema energético debería garantizar un suministro asequible. La sociedad requiere de fórmulas de tarificación social que vayan «acordes con los niveles de ingresos y necesidades de consumo de los hogares más vulnerables», tal y como expresa Hernández.
Se basa en afrontar el problema de raíz dado que las estrategias de ahorro en consumo energético durante las horas valle no funcionan para las familias pobres. Hernández también sugiere ampliar el alcance de los bonos energéticos paraque supongan una contraprestación real a la subida de precios. Actualmente su cuantía se encuentra entre los 25€ y 120 euros anuales, cantidades irrisorias dado el precio actual del kilovatio- hora. La OCU ya advierte que con los niveles de precios actuales, el incremento del coste de la energía, gas, butano, electricidad y carburantes supondrá un sobrecoste de 505 euros para las famílias.
En concreto, los hogares monomarentales constituyen un 21,5% de los afectados por pobreza energética. Carola, manifiesta sus peticiones de ayudas específicas no sólo para las madres sino para las familias más vulnerables. Según declara, no podía obtener ayudas sociales públicas por encontrarse en situación laboral pero lo cierto es que «su salario no le alcanza». Asegura que son muchísimas las familias que carecen de ayudas. A pesar de tener una tarjeta que les identifica como madres de este tipo no parece que les sirva para mucho. «Hay gente conocida también pasándolo mal. Por lo menos mi hija de momento se acuesta con el estomago lleno», concluye Carola mientras aguanta el calor dentro de su vivienda en Patraix.
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