Hijo de la inmigración y fallero de Gayano Lluch
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Juan Serrano Ballesteros, trabajador de la madera. Se trasladó de un pueblo de Cuenca a Valencia en los años sesenta en busca de una vida mejorIN MEMORIAM | VÍCTIMAS DEL CORONAVIRUS ·
Juan Serrano Ballesteros, trabajador de la madera. Se trasladó de un pueblo de Cuenca a Valencia en los años sesenta en busca de una vida mejorJ. V. PEIRÓ
valencia.
Viernes, 3 de abril 2020
La familia Serrano Ballesteros fue una de las muchas que emigraron de las provincias limítrofes a Valencia en los años sesenta a la búsqueda de una vida mejor. Juan era el hijo mayor. Nacido el día de San Juan de 1951 en la localidad conquense de Belmontejo, uno de esos pueblos que forman parte de la España vaciada, trabajó en el sector de la madera desde casi niño. Casi cincuenta años hasta la crisis de 2008 y una feliz jubilación posterior.
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Persona de gran corazón, sencilla, sociable, afable y obstinada, demostró su tesón. Fue una de esas gentes corrientes dedicadas a sacar adelante a su familia con pasión y a luchar en el día a día. Siempre con su esposa Matilde, empujando en lo que podía y sabía a sus hijos gemelos Juanma y Luis, a sus nietos, a su nuera Verónica, a sus muchos amigos, y a su hermano con discapacidad, a quien no dejó de atender con regularidad. La generosidad y la disposición para ayudar en lo necesario aún aumentaban su estima general.
Pertenecía a la falla de Gayano Lluch, una de las más numerosas de Valencia, donde siempre se le recordará por ser uno de esos falleros dispuestos a la tarea silenciosa pero necesaria e imprescindible. También fue uno de los primeros músicos de la banda nacida de esa misma comisión en su fundación. Y junto a sus hijos, que ahora son excelentes percusionistas gracias a ese impulso inicial de su padre.
Sus familiares directos y políticos, sus amigos, siempre le recordarán por su disposición, su bondad y su dedicación. Y sobre todo por haber enseñado a las personas que le rodearon a disfrutar el momento con una sonrisa; la sonrisa de la buena persona capaz de alegrar en la tristeza. El cruce de las calles Gayano Lluch y Félix del Río ya no será el mis-mo.
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