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La huelga convocada en los servicios de metro y tranvía de Valencia ha vivido este viernes un nuevo episodio, en este caso en 'prefallas', con ... paros parciales convocados entre las doce y las 14.30 horas. La jornada ha transcurrido sin incidencias destacadas, aunque sí ha provocado algunos inconvenientes a usuarios que recurrían al servicio para acudir a la mascletà -básicamente más aglomeraciones, que no retrasos de importancia- y también a los que se tienen que desplazar fuera de Valencia, que son más sensibles a los cambios (en este caso, reducciones) de las frecuencias de paso habituales.
Tal y como han explicado fuentes de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV), los servicios mínimos establecidos por la Dirección General de Trabajo han sido del 75%, lo que implica que durante dos horas y media se han perdido uno de cada cuatro trenes.
Para tratar de mitigar el impacto de la convocatoria, lo normal es programar las supresiones en los periodos que se consideran menos lesivos, en este caso más cerca de las doce que de las dos, teniendo en cuenta el efecto llamada del disparo pirotécnico. De hecho, los principales inconvenientes se han producido tanto antes como después de la mascletà, obligando a muchos viajeros a tener que dejar pasar convoyes ante la dificultad de poder entrar en los vagones. En cualquier caso, las frecuencias han sido más o menos ágiles, lo que ha evitado largas y tediosas esperas.
Tras la mascletà la estación de Xàtiva se ha llenado en pocos minutos. Se había organizado un dispositivo de seguridad, con vigilantes ordenando la circulación en las entradas y salidas y profesionales de Metrovalencia junto a las máquinas validadoras para facilitar el flujo de usuarios hacia los andenes. A las 14.11 horas ha pasado un convoy sin servicio, y para el siguiente, que ha llegado ocho minutos después, el segundo sótano (dirección hacia Riba-roja y el aeropuerto) estaba hasta los topes. No todos los viajeros que esperaban han podido entrar, pues el vehículo ya venía medio lleno.
Es lo que les ha pasado a Miriam, Lucía y Bosco, tres jóvenes que estudian en la Universitat de València y que se dirigían a sus casas tras disfrutar del disparo. «Prefiero esperar al siguiente a tener que estar apiñados o a que me empujen. No tengo prisa y no tarda en pasar», ha explicado la primera, en referencia al panel horario que marcaba la hora de llegada del siguiente tren: 14.24 horas. En este ya se podía acceder sin problemas.
Para la ida ha sucedido algo parecido. En la avenida del Cid, en dirección al centro, el convoy de las 12.59 horas con destino a Rafelbuñol también ha tenido que dejar a gente en el andén tras arribar prácticamente completo, aunque tres minutos más tarde ha llegado el siguiente, con parada final en Alboraya, recogiendo a todos los que esperaban. Cuando ha arribado a la parada de Xàtiva el maquinista ha tenido que pedir a los usuarios que dejaran salir antes de entrar. Y en la estación de Colón, en este caso en dirección hacia el aeropuerto (la ruta lógica para dirigirse hacia la mascletà), han llegado prácticamente tres convoyes por espacio de pocos minutos que han podido trasladar a todos los usuarios que aguardaban. Alguno, más impaciente, ha optado por acudir a pie hasta las inmediaciones de la plaza del Ayuntamiento.
La convocatoria de huelga es conocida desde hace semanas, por lo que había usuarios que ya se habían organizado para evitar males mayores. «Sabíamos que había huelga, nos hemos venido con tiempo para llegar a la mascletà, y también para acercarnos todo lo que podamos», explicaban Ana y Jose, dos amigas que apenas tuvieron que esperar cinco minutos en la avenida del Cid, subiéndose en el tren de las 12.43 horas.
Por su parte, Lola, que estudia en Godella, ha optado por renunciar este viernes a algunas clases para no verse afectada y poder llegar a casa (en la fachada marítima de Valencia) a una hora prudente. «De normal los metros ya salen llenos, así que ante la huelga ha habido compañeros que directamente no han venido, o han sido recogidos por sus padres. Otras como yo hemos salido del campus sobre las once y media para poder coger un tren antes de que empezaran los paros. En convocatorias anteriores me ha costado mucho llegar a casa», ha señalado.
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