«Cuando hay un incendio recuerdo el de La Plana»

«Era un once de septiembre cuando pasó», empieza a relatar en una tórrida mañana mientras las chicharras ponen, de fondo, banda sonora a su historia, que se remonta a 2014. Alrededor de la mesa de la cocina también están John y el hijo pequeño de Moon, que juega con un rompecabezas 3D de madera al tiempo que disimuladamente presta atención a la historia.

Había sido un día de mucho calor en pleno septiembre y después de recoger a su hijo del instituto, habían regresado a casa. En ese momento estaba embarazada de seis meses.

«Vimos humo negro y nos subimos a la azotea a ver qué era», entonces John se fue a ayudar. Poco después una vecina les dijo que se marcharan de casa o pronto no podrían salir por su camino. «Cogí a mi hijo y a los perros, y con mi vecina salimos», explica rememorando el momento.

Las llamas casi les cerraban el paso y llegó a pensar en dar media vuelta y regresar. Entonces, rodeados por humo y árboles ardiendo, vieron un vehículo de Protección Civil dar la vuelta. Eso le insufló el valor y la confianza suficientes para seguir adelante.

Se dirigieron al aparcamiento del restaurante de la carretera del Cap de Sant Antoni. Luego se marcharon a casa de una amiga y no pudieron volver a su hogar hasta dos días después.

No fueron los únicos en salir con prisa de sus viviendas ese once de septiembre. El devastador incendio que arrasó más de 400 hectáreas de Xàbia y Dénia obligó a desalojar a unas 1.500 personas.

John, que forestal en la zona del Maestrat durante tres años, se marchó en cuanto vio el fuego para ver si podía colaborar en las tareas de extinción. Según comenta, «había llamas gigantescas, no me dejaban ayudar y me volví a casa para regar todo».

Entonces se percató de la presencia de otro foco y se marchó por temor a quedar rodeado. Por ello, aunque la investigación no pudiera aclarar el origen del fuego, él tiene claro que fue intencionado.

Por su parte, Moon estaba segura de que su casa seguiría en pie porque está construida con piedra. Y así fue. Cuando regresó había dos amigas apagando las ascuas. Había ardido una viga de madera y parte de la cocina. «Me emocioné al ver todo lo que se había quemado alrededor y al despertar cada mañana notaba ese olor».

Poco a poco fue pasando el tiempo. El aspecto sombrío de esa zona del parque natural Montgó empezó a estar salpicada de verde. La vegetación volvía a brotar, recobraba la vida. Según comenta Moon, tiene la sensación de que «los humanos sufren tras el paso de las llamas, pero la naturaleza se recupera rápido».

En su opinión, tras el incendio «salió la rabia de la gente» de La Plana. Empezó a mostrarse más reivindicativa y a reclamar a las autoridades.