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Benagéber. Uno de los montones de madera sin recoger desde hace un año. Damián Torres
Incendios en Valencia | Un verano de alto riesgo para el monte

Un verano de alto riesgo para el monte

Alarma. Los bosques afrontan la alerta de incendios más alta en años por la falta de gestión tras la pandemia, el calor y las lluvias que han aumentado el combustible en el campo

Juan Sanchis

Valencia

Sábado, 26 de junio 2021, 20:04

La primavera ha sido especialmente lluviosa. Las precipitaciones han sido un 30% más altas que el promedio con un acumulado de 176,3 litros por metro cuadrado, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Además, ha sido más fría de lo habitual. Pero en las últimas semanas la situación se ha modificado. El mercurio ha comenzado a ascender y el inicio del verano llega acompañado de temperaturas por encima de los 30 grados.

Y según las previsiones de Aemet esto es sólo el principio. Todo apunta a que los termómetros durante los próximos tres meses estarán al menos 0,5 grados por encima de la media. Y, además, será un verano seco. El del año pasado fue el noveno más cálido desde 1961 con una media 0,9ºC superior a la habitual.

Además, la gestión del monte ha sido escasa, según advierten desde la Plataforma Forestal Valenciana. Basta recorrer algunas zonas para comprobar que pasan los años y la situación sigue igual. Ni siquiera se han llegado a recoger los árboles derribados en los temporales de 2017 y 2020 en puntos como Enguera, Benagéber o Mariola.

El año pasado fue bueno al cerrarse con el menor número de incendios forestales y hectáreas desde que hay registros. Pero las previsiones no son buenas.

Calor, combustible y humedad. Estos son los componentes que conforman el cóctel perfecto para que se produzca un gran incendio forestal. Así lo reconocen todos. Desde los profesionales hasta la administración autonómica. Y este año están presentes. Basta una fatalidad -un rayo, un descuido cualquiera- para que se produzca una catástrofe.

Las lluvias de la primavera han hecho que la vegetación crezca más que otros años. Ahora las altas temperaturas la secarán y se convertirá en un combustible. «Hay tres factores que explican un incendio: la temperatura, el aire (oxígeno) y el combustible (la vegetación). Nosotros sólo podemos actuar sobre el combustible y no se está haciendo», sostuvo un agente medioambiental.

No sorprende que la consellera Gabriela Bravo asegurara durante la presentación del dispositivo de extinción de incendios que este verano «va a ser uno de los más complicados de la historia».

José María Ángel, secretario autonómico de Seguridad, indicó que «el escenario es preocupante» por la gran cantidad de vegetación. Defendió los trabajos de prevención y consideró que se han puesto «todos los medios para minimizar riesgos». Señaló también que hay otros factores incrementan el peligro. Uno de ellos la despoblación y el consiguiente abandono de terrenos de cultivo que incrementan la superficie forestal.

El presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, Rafael Delgado, advirtió de los riesgos de este verano. «Viene caliente. Es de esperar que sea complicado», dijo y añadió que «las abundantes lluvias han hecho que en los montes haya combustible».

Recordó que el problema «no es que no haya incendios sino que no haya grandes incendios. Estamos en una clara situación de riesgo y todos los elementos se han alineado. Faltan el poniente y el calor». También consideró que la Comunitat «no ha hecho los deberes» y criticó la política de gestión forestal del Consell. «Aquí es el no tocar», afirmó y resaltó que «el monte está abandonado a su suerte». Apuntó, en esta línea, la necesidad de una gestión forestal sostenible con aprovechamiento de la biomasa como se hace en otras partes de España. Explicó que así los bosques se vuelven más resistentes.

Indefensión de los agentes mediaombientales

La Asociación Profesionales de Agentes Medioambientales de la Comunitat ha denunciado la indefensión en la que se encuentran tras la agresión sufrida por uno de sus compañeros en la Sierra de Mariola. Critican que «los servicios de la consellería no han sido diligentes en defendernos. Se han pasado los plazos y no se ha ejercido la defensa ni los recursos pertinentes». Estas denuncias se unen a la situación de abandono en la que se encuentra el colectivo en los últimos años.

Una posición muy similar mantuvieron desde los agentes medioambientales que señalaron que en muchas zonas siguen todavía sin recogerse los árboles caídos en las tormentas y nevadas de 2017, 2019 y 2020.

Fernando García, concejal de Medio Ambiente de Enguera, advirtió también del riesgo extremo de este verano. «Siguen los árboles caídos en los temporales desde hace cuatro años sin que se tomen medidas», criticó.

Además, el riesgo aumenta año tras año. Al no controlarse el crecimiento de la vegetación cada verano hay más con el consiguiente incremento del peligro. Los trabajos de Rafael Delgado, también investigador de la Politècnica de Valencia, revelan que la superficie forestal cada año aumenta en 3.300 hectáreas.

Ferran Gandia, de Acció Ecologista Agró, señaló que durante el verano se incrementa el riesgo por las condiciones climatológicas pero resaltó que con el cambio climático el peligro se extiende a todo el año.

Para Gandia, el principal problema es el comportamiento del hombre y señaló como una de las principales amenazas la construcción de urbanizaciones dispersas. «La solución es deshacer lo que se ha hecho», resaltó y señaló que podría ser necesario derribar las viviendas fuera de ordenación.

Peligro en el centro y en el interior de Valencia y Castellón

Es en el centro de la Comunitat donde se concentran las zonas de mayor riesgo de incendio forestal, según se puede leer en el Plan Especial de la Generalitat. Hay un continuo de miles de hectáreas que se extienden por las comarcas de La Costera. La Canal de Navarrés, Vall d»Ayora, Los Serranos, la Hoya de Buñol, Utiel, el Alto Palancia y hasta el interior norte de Castellón. En todas ellas se localizan importantes masas boscosas si gestionar que acumulan un alto riesgo de ser arrasadas por un gran un incendio forestal.José María Ángel explicó que la zona que causa mayor preocupación es la de la interfaz urbana, en las inmediaciones de las poblaciones, y es en ella donde se concentran los mayores esfuerzos. «La prioridad es salvar vidas», explicó el secretario autonómico.

También destacó que la prevención pasa por actuar sobre las causas y para ello consideró primordial «regular la actividad humana» ya que el 80% de los incendios están relacionados con el hombre (negligencias, intencionados, quemas fuera de control...). Abogó por dos medidas. La primera, un régimen sancionador «de forma que provocar un incendio no sea gratuito». La segunda conllevaría el prohibir el paso por determinadas zonas. «Ya se hace en otros países de Europa y no pasa nada», explicó.

Por otro lado, el dirigente ecologista también hizo una llamada a la responsabilidad para evitar que se produzcan nuevos incendios forestales. Se refirió así a otro de los riesgos de este verano: la mayor presencia de gente en el campo. Como consecuencia de la pandemia las visitas a los espacios naturales se han multiplicado y Bravo llegó también a considerarlo un factor de peligro.

El concejal de Medio Ambiente de Enguera también destacó el incremento de la presencia de ciudadanos en el campo con la pandemia. «Se han vendido más viviendas», explicó.

Por su lado, la portavoz de Medio Ambiente en Les Corts, Elisa Díaz, calificó de «desolador» el estado de los montes valencianos ante el «continuo abandono» del Consell: «Son un polvorín». «Los parques naturales están peor que nunca, en un lamentable estado de abandono porque desde el Consell no se cuidan», reprochó.

Desde la conselleria se argumenta que el año pasado se adecuaron 270 km de pistas forestales, 1.250 hectáreas de áreas cortafuego, 97 depósitos de agua y 33 observatorios. Estas infraestructuras se llevaron la parte principal del presupuesto, no así la pura gestión forestal. El pasado mes de enero se presentó la Estrategia Mosaico con un presupuesto de 9,8 millones para este año.

Ilustración: Sr García

El momento más delicado puede ser la segunda mitad del verano. En ese momento la vegetación ya habrá perdido la humedad y aumentará su capacidad calorífica. Como señala Rafael Delgado, en los últimos años el calor «tarda más en irse. Antes los problemas estaban en julio por las altas temperaturas, pero cada vez son más frecuentes los incendios a fines de agosto y septiembre».

En cualquier caso, los momentos más delicados son los episodios de poniente, un viento cálido que aviva las llamas. El verano pasado prácticamente apenas se registraron este tipo de fenómenos y fue una campaña tranquila.

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