La selectividad más extraordinaria de la historia incluirá un nuevo supuesto que puede implicar la expulsión de los exámenes, con el consiguiente cero, además de copiar o tratar de manera ofensiva al personal o a los compañeros: incumplir las medidas de seguridad sanitaria.
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Así se desprende del protocolo enviado por la comisión gestora de las pruebas, integrada por la conselleria y las universidades, al casi medio millar de centros que acogerán al alumnado, y que incluye además otras consideraciones a tener en cuenta. Aunque el uso de la mascarilla (se recomienda la higiénica) es obligatorio durante la permanencia en las instalaciones y en las entradas y salidas, se podrá quitar mientras se realizan los exámenes, considerando que existe una distancia de al menos dos metros entre estudiantes. De esta forma se podrá aliviar la sensación de agobio de los aspirantes.
También se permite la concurrencia de alumnos que presenten síntomas compatibles con la enfermedad, que serán aislados para la realización de las pruebas con las máximas cautelas.
El protocolo, al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS, informa de que no hay que compartir material, por lo que los alumnos deben asegurarse de llevar todo lo necesario, además de ir provistos de la tarjeta SIP (y el DNI).
En cuanto a la advertencia concreta, se destaca que «en caso de no respetar las medidas sanitarias, se procederá a informar al alumnado de las condiciones que ha de cumplir, y en caso de incumplirlas se le podrá expulsar del examen». Desde la Conselleria de Universidades explicaron que se trata de una cautela extraordinaria y de que se aplicará el sentido común, si bien alertaron de la importancia de cumplir escrupulosamente con las exigencias sanitarias, entre ellas el distanciamiento mientras se permanece en los centros.
El protocolo no recoge expresamente qué actitudes podrían derivar en esta penalización, pero se pueden deducir en base a las diferentes recomendaciones que implican a los alumnos. Podría suceder en caso de una incorrecta utilización de la mascarilla en el acceso al aula (debe cubrir nariz y boca y lógicamente no se puede dejar en el cuello ni llevarla atada al brazo), si no se mantiene la distancia de dos metros en los accesos y salidas, evitando aglomeraciones, o si se incumple la separación una vez dentro de la clase. Otra de las cautelas a tener en cuenta tiene que ver con cualquier pregunta que se traslade al personal del aula: antes de acercarse el interpelado al sitio, es necesario colocarse la mascarilla (si ha sido retirada) para hablar. Además, se debe respetar el procedimiento para entregar los exámenes, que ha de evitar cualquier contacto directo entre vigilantes y alumnado.
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Aunque no podrán hacer las pruebas los estudiantes que hayan dado positivo por coronavirus, sí se regula la participación de los sintomáticos, que dispondrán de dependencias adecuadas en las que se extremarán las medidas de distanciamiento, higiene, desinfección y protección. Cada centro tendrá un mecanismo de acogida para estos aspirantes y dispondrá de circuitos de movilidad diferenciados.
Desde la conselleria recordaron que la recomendación general es no acudir en caso de sospecha, si bien matizaron que un síntoma no implica estar contagiado y puede deberse a otra patología, como una alergia, de ahí que se regule esta opción.
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El alumno con síntomas podrá ser detectado en las instalaciones, pero también podrá declararlo de forma voluntaria antes de entrar al centro (habrá cartelería indicando cómo proceder). En cualquier caso, pasará una valoración médica centrada en cuadros como fiebre o tos seca y en la existencia de contacto estrecho con personas contagiadas.
La configuración extraordinaria de la selectividad ha obligado a modificar el protocolo para la distribución de los exámenes, que se imprimirán en cada centro. Además, los modelos llegarán en formato digital a través de un procedimiento seguro elaborado por la Dirección General de Tecnologías de la Información y la Comunicación, y se descargarán con la presencia de al menos dos personas (una de ellas el coordinador de las pruebas de cada centro), que deberán firmar en ese momento un acta de confidencialidad.
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Los exámenes se irán imprimiendo durante los diferentes días, siguiendo el horario de las pruebas, y una vez realizadas se guardarán en un espacio habilitado, correctamente etiquetados, hasta que sean recogidos por parte de una empresa de seguridad que se encargará de trasladarlos a las universidades.
Evidentemente, todos los centros deben tener preparado un ordenador para la recepción de los exámenes, así como equipos de reproducción. El coordinador será el encargado de recibir las instrucciones de descarga, y se prevé realizar un simulacro de todo este procedimiento entre los días 22 y 26. También deberá tener prevista una alternativa por si fallan las fotocopiadoras o impresoras, por ejemplo, controlando los centros más cercanos o el ayuntamiento correspondiente, por si es preciso reproducirlos en otra sede.
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Por último, tendrá de elegirse previamente un aula específica para la prueba de Artes Escénicas, pues incluye la reproducción de un vídeo.
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