El infierno de hacer gestiones en Tráfico

Ella decidió presentarse al examen por su cuenta en lugar de ir a clases en una autoescuela. Tras mucho insistir, vio que la única posibilidad era trasladarse a Valencia. Al final, ha conseguido que le den cita para el 21 de enero para realizar el test. «Ya estaba desesperada», comenta la joven.

No es la única. No importa cuál sea el trámite que quieran realizar. Las personas que acuden a la DGT están exasperadas. Conseguir que los atiendan parece una misión imposible. Pancho abandona el establecimiento con el ceño fruncido. «Con Tráfico no hay manera», lamenta el hombre.

También ha estado meses conectándose incesantemente a la página web para encontrar un hueco para que le solventen el cambio de nombre de un coche. Sin éxito. Desesperado por hallar una solución, este jueves por la mañana ha acudido a las oficinas de Tráfico de la calle Peris y Valero. Y ha salido igual que entró. Sin una respuesta ni tampoco una fecha en la que pueda acudir para que le solventen su problema.

La magnitud de las dificultades para hacer los trámites de la DGT no es ningún misterio para nadie. En la puerta de entrada, un comercial se acerca a las personas que se acercan al establecimiento. En su chaqueta hay un cartel en el que se puede leer «multas». Según comparte, muchas personas tienen problemas para saber si han recibido alguna sanción.

Ainhoa tiene el carnet desde hace dos años y medio. Desde que se mudó, hace poco tiempo, no ha actualizado su padrón. Esta circunstancia, sumado a que cuando trata de conectarse al portal digital le aparece un mensaje de error, hacía que la joven estuviera inquieta sin saber si tenía que pagar alguna multa de circulación. Gracias al comercio para gestionar las multas, establecido justo enfrente de Tráfico, se ha sorprendido con que no tenía ningún tipo de sanción. No es la única en esta situación. Son muchas las personas que tienen que trasladarse hasta el lugar por el mal funcionamiento de la DGT. «Ya me veía teniendo que pagar 1.000 euros de multas, como nunca he podido acceder al portal web no sabía cuál era la situación de mi carnet», cuenta Ainhoa.

Hay también quién se resiste a esperar. La urgencia se alimenta de las personas con necesidades. Paula (nombre ficticio para no revelar su identidad) confiesa: «He tenido que pagar 50 euros para que me atiendan». Un conocido le pasó un contacto por WhastApp y la mujer realizó la transacción. Ella necesitaba homologar su carnet de conducir de Colombia a España y, después de esperar más de dos semanas para encontrar un hueco, le pareció la única manera posible para efectuar el trámite.