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Joaquín Batista
Valencia
Martes, 3 de diciembre 2019, 09:03
La evaluación internacional más prestigiosa del mundo, PISA, deja en mal lugar a la educación valenciana. La sitúa a la cola de España, entre las regiones con peor rendimiento en las competencias de matemáticas y ciencias, y con resultados algo más bajos que la media española pero bien lejos de los obtenidos por los países de la Unión Europea y los de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Además, los datos son peores que los conseguidos en 2015, cuando la Comunitat participó por primera vez con una muestra suficiente de alumnos para figurar en el informe. Después de cuatro años de cambios tras la llegada del Botánico, de nuevas políticas educativas, el resultado en PISA es más discreto. Es objetivamente peor.
La última edición del informe, conocida este martes, es la primera que analiza el sistema valenciano desde la irrupción del Consell del Botánico, con buena parte de sus políticas educativas implantadas entre el alumnado participante. Las pruebas se realizaron entre abril y mayo del año pasado y se aplicaron en 33 centros de Secundaria, siendo los protagonistas los alumnos de 15 años, fundamentalmente de 4º de la ESO. La muestra seleccionada representaba la heterogeneidad del estudiantado, tanto a nivel de centros como desde el punto de vista socioeconómico y cultural.
PISA no mide el aprendizaje sino la aplicación práctica de los conocimientos de los estudiantes. Así, en la definición de la competencia matemática señala que se «incluye razonar y emplear conceptos, procedimientos, hechos y herramientas matemáticas para describir, explicar y predecir fenómenos». En la escala utilizada, que permite comparar los 79 países participantes y las diferentes regiones, la Comunitat obtiene 473 puntos, por debajo de la media de España y de los promedios internacionales (UE y OCDE).
Aunque PISA dice que el resultado no es significativamente distinto al nacional, sí lo es en relación a los otros dos parámetros y respecto a la mayoría de comunidades autónomas. Sólo Extremadura, Andalucía, Canarias y las ciudades de Ceuta y Melilla están por debajo de la valenciana. Queda patente la diferencia norte-sur que también se aprecia en otros indicadores como en la tasa de abandono prematuro.
PISA contextualiza los resultados en diferentes niveles de competencia. La Comunitat se sitúa en Matemáticas en el número 2, que recoge el mínimo que, a juicio de la OCDE, debe alcanzarse al finalizar la Educación Secundaria Obligatoria. En 2015 los valencianos estaban en el 3 (uno por encima), tras obtener un promedio de 485 puntos. Fue la competencia más floja de las analizadas -quedó lejos de las medias internacionales- y aún así en esta edición se han perdido 12 puntos.
En cuanto a la competencia en ciencias, se valora si se «sabe intervenir con un discurso razonado para explicar fenómenos científicos, valorar y diseñar investigaciones e interpretar datos y pruebas». Sucede lo mismo que en el apartado anterior. La Comunitat se sitúa en el furgón de cola autonómico, por debajo de la media estatal (aunque la diferencia no es significativa para PISA) y bastante lejos de los resultados internacionales. También se baja del nivel 3 alcanzado en 2015 -494 puntos, en la línea de los promedios de la UE y la OCDE-, al inmediatamente inferior, el mínimo que fija el estudio internacional. Por debajo de este, señala, los estudiantes suelen necesitar apoyo para abordar cuestiones relacionadas con la ciencia. En cuatro años los valencianos se han dejado 16 puntos.
La última competencia que se evalúa en el informe es la de Lectura, si bien en esta edición no se han incluido resultados españoles ni autonómicos debido a las incidencias detectadas por la OCDE en la aplicación de una de las pruebas. En 2015 fue el apartado más destacado de la Comunitat (499 puntos).
En los últimos años muchos han sido los cambios impulsados por la Conselleria de Educación a nivel organizativo y de inversión, por no hablar de aspectos más políticos como el modelo lingüístico o la priorización en la ordenación académica de la red pública frente a la concertada. En realidad, apenas hay aspectos que se hayan mantenido respecto a la etapa anterior del PP.
Además, hay medidas de impacto directo en los alumnos que hicieron las pruebas en 2018: se habían consolidado los planes de mejora obligatorios y el refuerzo para 4º de la ESO, avanzaba la bajada de las ratios (2,7 alumnos menos por aula de media) y creció el número de docentes (+4.507 en todas las etapas), por citar algunos ejemplos. A nivel global, la inversión por estudiante llegó a 5.907 euros, 740 más que en 2015. Sin embargo, los cambios no se han traducido en resultados.
La portavoz de Educación del PP en Les Corts, Beatriz Gascó, señaló ayer que los resultados del informe PISA han evidenciado que para el conseller de Educación, Vicent Marzà, el nivel académico es secundario y lo prioritario es el «adoctrinamiento». «Si no se cambia el rumbo en la educación valenciana, nuestro alumnado pagará las consecuencias del sectarismo nacionalista», advirtió Gascó. En la misma línea se manifestó la diputada en Les Corts de Ciudadanos Merche Ventura, quien acusó al titular de Educación de «situar a la Comunitat en el furgón de cola del rendimiento académico por su política sectaria».
Desde la conselleria de Vicent Marzà evitaron ayer la autocrítica y defendieron que los malos resultados «son efecto directo de la aplicación de la Lomce» y de los recortes que llegaron en 2012 a nivel nacional con el PP. Para el departamento, sólo en los últimos tres cursos el alumnado ha estado «en unas condiciones de calidad educativa medianamente razonables». Además destacó que las medidas puestas en marcha «son ejes de actuación a largo plazo» todavía no evaluables.
Si bien es cierto que la ley educativa puede utilizarse como argumento para explicar la bajada de España -lejos de las medias internacionales y con el peor registro de la historia en ciencias-, no casa con la diferente realidad autonómica. La misma Lomce se aplica en Galicia, Navarra o Castilla y León, regiones punteras que se mueven en parámetros similares a los de 2015 y que están a años luz de la Comunitat. Y también les afectaron los recortes citados. Sin olvidar que en 2015, cuando se analizó al alumnado formado bajo las políticas del PP valenciano, estos estaban en su punto álgido. Y los datos fueron mejores.
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