Cola para vacunarse en el punto instalado en la plaza de Manises, a principios de diciembre. Iván Arlandis

Los ingresos hospitalarios en la Comunitat caen un 80% respecto a la tercera ola pese a la escalada de contagios

Seis de cada diez camas de las UCI llegaron a estar ocupadas por pacientes afectados por el Covid hace un año, escenario que no se da ahora pese a la elevadísima transmisión

Joaquín Batista

Valencia

Domingo, 2 de enero 2022

Los embates de la sexta ola pandémica se están dejando notar en los servicios de atención primaria, desbordados ante la escalada de positivos y las consiguientes consultas, rastreos y demás tareas de carácter administrativo que resultan inabarcables para unas plantillas cortas de personal. Sin ... embargo la presión hospitalaria, pese al crecimiento constante experimentado en las últimas semanas, no tiene nada que ver con la que se vivió en la fase más trágica de la crisis sanitaria.

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Los datos oficiales no dejan lugar a dudas: los contagios están desbocados actualmente, alcanzando niveles récord durante la pandemia de la mano de la variante ómicron, como sucedió el último día de 2021, con 11.822 casos, algo inédito. Hay muchísima transmisión, pero esta no se traduce en una saturación de los servicios hospitalarios. Al menos a nivel general.

Según se desprende de las actualizaciones diarias que facilita la Conselleria de Sanidad, el volumen de ingresos es, hoy en día, hasta un 79% inferior al registrado en el momento más crítico, porcentaje que se sitúa en un -72% si se toma como referencia el número de pacientes que precisan asistencia en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

La ola más trágica fue la tercera, con una incidencia brutal en enero y febrero. Durante varias semanas los datos de la administración superaban las 4.000 hospitalizaciones, llegando al pico máximo el 25 de enero, con 4.777. El día 31 se alcanzó el récord de ingresos en las UCI, con 670 pacientes, y el 3 de febrero se notificó el mayor número de fallecimientos en una jornada: 112. Durante varios días se había superado el centenar.

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La sexta ola arrancó oficialmente el 14 de octubre, aunque ha crecido de manera clara durante diciembre, mes en el que se han alcanzado los datos más elevados de todo este periodo pandémico. Los contagios han llegado a rozar los 12.000 (el día 31), con varias jornadas por encima de los 8.000. Es decir, en niveles muy similares a los alcanzados durante la tercera.

Pero la diferencia es grande en términos de presión asistencial. La peor jornada en cuanto a ingresos fue la del 30 de diciembre, la última en que se ofreció este dato, llegando a 967 personas, un -79,7% respecto al día más complicado del pasado enero (4.777). El pico máximo en relación a las UCI también se dio en misma jornada con 186 pacientes, un 72,2% menos que el 31 de enero, cuando se registraron los citados 760. En cuanto a fallecimientos, el pasado martes 28 se notificaron 26, el máximo del sexto periodo. Una cifra siempre elevada pero muy alejada de los 112 del 3 de febrero.

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Datos ministeriales

Los informes periódicos que publica el ministerio también dan información clave para determinar la presión hospitalaria, como el porcentaje de camas ocupadas por pacientes afectados por el Covid. La dinámica es la misma: han crecido hasta lo más alto de la actual oleada durante la recta final del año, pero nada tienen que ver con la tragedia que se vivió durante la tercera. La actualización más reciente, del jueves 30, habla de una ocupación hospitalaria del 9,59%, que se eleva al 26,23% en el caso de las unidades de intensivos. Volviendo la vista atrás, a la transición entre enero y febrero, se observa la diferencia respecto a la situación actual, pues fueron muchas las jornadas en las que los anteriores parámetros superaron el 40% y el 60% respectivamente.

Más allá de la influencia de la vacunación masiva y las características de ómicron (muy contagiosa pero menos agresiva que variantes previas) es fundamental mantener la cautela para frenar la curva de contagios, que pese a ser mayoritariamente asintomáticos sí contribuyen a colapsar centros de salud o tienen efectos en el ámbito laboral.

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