Una máquina trabaja retirando escombros. Txema Rodríguez

La insalubridad en Paiporta obliga a blindar las calles

El paso de los vecinos y voluntarios queda restringido para evitar que haya un problema de salud pública en las zonas más afectadas por la ciénaga

Viernes, 8 de noviembre 2024

Un policía foral de Navarra corta el paso a los voluntarios y vecinos que esperan pacientemente en el puente para cruzar hacia el centro de la población de Paiporta, donde está ubicada la zona cero. En las calles todavía quedan trastos, y un penetrante olor a orines se cuela incluso por la mascarilla FPP2. Varios grupos de voluntarios ofrecen a los viandantes guantes y tapabocas, e incluso riñen a quien no la lleva puesta.

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El casco antiguo de Paiporta sigue estando en condiciones deplorables, con una sopa de agua y barro que se agrava en calles como Colón, Pelayo, Convent, San Roque, San José, Doctor Ramón y Cajal o Constitución. Ha sido complicado verlo en primera persona, porque el acceso está restringido. El motivo es que los cuerpos y fuerzas de seguridad quieren evitar que haya un problema de salud pública debido a la ciénaga en la que se ha convertido Paiporta, tal y como denunciaba LAS PROVINCIAS, y también para que las máquinas que están trabajando lo hagan con mayor comodidad.

Eva García es vecina de la población y denunciaba ayer cómo era posible que todavía no hubieran retirado los enseres inservibles que se amontonan en las calles, mezclados con el fango y la basura, y sobre el lodazal en que se ha convertido la calzada. «Si esta es la zona cero del desastre, no nos estáis ayudando», decía, indignada. «Se puede entender que el primero, el segundo, el tercer día, no se hayan retirado, pero es que ya ha pasado más de una semana y la situación apenas va a mejor. Hay un problema real de la salud pública». Ya lo avisaba ayer el epidemiólogo José María Martín Moreno, que hablaba de una cuenta atrás en la que, después de diez días, los riesgos de brotes son «reales y pueden agravarse».

La realidad es que ha habido una diferencia con respecto a otros días, y es que la restricción de paso por las calles de la población más afectadas ha permitido trabajar con mayor rapidez, aunque los vecinos se quejan de que no hay suficiente maquinaria pesada para eliminar con la celeridad necesaria todos los enseres. En la calle Convent, por ejemplo, durante el día de ayer habían podido limpiar unos treinta metros de calzada. «Les queda seis veces más, sólo en esa calle, y todavía falta limpiar el centro», se queja Eva.

Menores entre el lodo

A un balcón de la calle Sant Vicent se asoma Nuria, una madre que lleva en brazos a Valeria, una niña de sólo diez meses, y la vista que tienen en su calle es un engrudo de fango y trastos inservibles que ya lleva demasiados días sin retirar, mientras el olor es cada día más fuerte. «Salgo con la niña porque tengo que ir a por comida, a por cosas que voy necesitando», dice Nuria, que ha colgado una sábana en la que se puede leer: 'tots a una veu, germans vingau'. Un poco más allá, en la plaza del Mercado, Vicente Cortina observa con alivio cómo van llevándose todos los enseres que se amontonaban, como el cadáver de una persona querida a quien no te dejan enterrar en paz. Sin embargo, la sopa de fango sigue junto a su casa, mientras unos jóvenes intentan retirarlo con palas. «Nos han demostrado que son la generación de hierro», dice emocionado Vicente, mirándolos.

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Un poco más allá, otros jóvenes están descargando material humanitario para repartirlo entre los afectados por la DANA. Son de Madrid y llevan desde el pasado domingo trabajando en la zona afectada. «Primero dormíamos en el suelo de una nave, hasta que Manuel López, de Importaco, nos ha pagado un hotel». Además, les ha alquilado otra furgoneta, les ha comprado ropa adecuada y ha donado el material que están repartiendo en los municipios, contaban Ignacio y Borja, que son consultores en ciberseguridad y se han pedido unos días libres en el trabajo para poder ayudar en Valencia.

En la calle Sant Francesc, los desagües están completamente embozados y cuesta andar a ciegas entre el lodazal. Una persona mayor se va apoyando en el palo de una escoba para no caerse, hasta que un voluntario la ayuda a cruzar. No lleva botas, y sus zapatos y los bajos del pantalón están completamente mojados. Mientras, en la calle San José el hedor es cada vez más penetrante.

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Además de las restricciones de paso que se pusieron en marcha ayer, el Ayuntamiento de Paiporta publicó un bando en el que anunciaba que durante el fin de semana los voluntarios tendrían zonas acotadas donde poder ayudar. Así, el acceso queda todavía más restringido, en unos días en los que se espera que haya un aluvión de voluntarios, que ya están haciendo quedadas para encontrarse en Valencia desde diversos lugares de España.

Además, Sanidad mandó anoche un mensaje a los móviles en el que pedía que para proteger la salud en las zonas afectadas por la DANA, siguieran recomendaciones como que los niños, mujeres embarazadas o personas con problemas respiratorios no participaran en las tareas de limpieza, además de protegerse naariz, boca y ojos o llevar camisa de manga larga, entre otras. Este mensaje llega por primera vez a los móviles diez días después del embiste de la DANA.

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Como ya contó ayer LAS PROVINCIAS, Paiporta es el municipio más afectado por las inundaciones, y también se ha visto lastrado por las tareas de limpieza, pero también por las condiciones en las que se encuentran infraestructuras básicas, como el centro de salud.

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