J. A. MARRAHÍ
VALENCIA.
Domingo, 25 de marzo 2018
Ante la policía, ante el médico, ante los servicios sociales, ante el forense, ante el juez en instrucción, en la vista oral... Está demostrado que las constantes declaraciones de menores implicados en delitos sexuales acaba suponiendo para ellos una doble victimización, un daño que, según los expertos, puede ser tan nefasto como la propia agresión o abuso.
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Y el Decanato de los Juzgados de Valencia está dispuesto a hacer todo lo posible por erradicar este 'plus' de sufrimiento y desgarro anímico a las niñas y niños que se ven envueltos en un proceso judicial por este motivo. «Tenemos aún que articularlo, pero buscamos que la primera declaración de un niño en este tipo de delitos sea la última». Así lo expuso el decano de los jueces, Pedro Viguer, durante el reciente seminario sobre la figura del menor organizado por la Policía Nacional en la Ciudad de la Justicia.
El nocivo rosario de declaraciones infantiles en casos de delitos sexuales ya se ha reducido en los últimos años, en parte gracias a la realización de la prueba preconstituida. Es aquella que se toma, excepcionalmente, antes del juicio. Suele autorizarse para personas que viven en el extranjero y no pueden declarar durante la vista oral, aquellas gravemente enfermas cuyo testimonio es clave y, desde hace un tiempo, para menores relacionados con delitos sexuales.
Su conveniencia alumbró en 2014 el servicio judicial de exploración de menores, en el que están implicados el Decanato, la Fiscalía y el Instituto de Medicina Legal (IML). Funciona con el sistema de cámara Gesell, en el que el testimonio de las víctimas o denunciantes lo recaba un psicólogo en una habitación agradable para el menor y con un psicólogo como único interlocutor. La declaración se graba en vídeo para el posterior juicio y, durante su ejecución, tanto el juez como el fiscal y las partes están presentes en una estancia anexa oculta. Pueden formular sus preguntas, pero siempre a través del psicólogo especialista.
Según detalló Viguer, esta práctica ya ha evitado en los últimos tres años que 305 menores revivan en el juicio su amarga experiencia de abuso o agresión sexual. Y la pretensión de los jueces es alcanzar en los próximos años la declaración única en sede judicial, evitando incluso la que se produce en dependencias policiales en la primera fase de investigación tras una denuncia.
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La prueba preconstituida permitió, por ejemplo, determinar que tres hermanas que referían penetraciones se inventaron los hechos. Su testimonio no era creíble y se estimo que era inducido por un adulto, algo común en rupturas de pareja con padres muy enfrentados.
Por la cámara Gesell pasó también una niña de 8 años que denunció tocamientos por parte de un vecino. No presentaba lesiones, pero su testimonio claro, nítido e invariable fue reconocido como válido. No tuvo que acudir a juicio y le valió al sospechoso una condena de 11 meses de prisión.
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Adriana Rey, psicóloga del IML, destacó los beneficios del sistema y de una toma declaración temprana. «El recuerdo de lo sucedido se deteriora y distorsiona con el paso del tiempo. La memoria no es como una cámara de vídeo. Extraerlo y conservarlo lo antes posible es fundamental». Precisamente para agilizar este protocolo, Pilar Gil, letrada de la Oficina de Ayuda a Víctimas del Delito, demandó más profesionales forenses: «Si pasan dos o tres meses entre denuncia y declaración, se pierde el recuerdo y existe el riesgo de contaminación de terceros».
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