![Insultos | Un juez de Valencia sentencia que llamar «botijo» a una persona no es vejatorio](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202302/13/media/cortadas/pilar%20mari-RmJzcH9DJOvBObGZJMRED9L-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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BELÉN HERNÁNDEZ
Martes, 14 de febrero 2023, 01:01
La abogada Pilar Marí se atrevió a denunciar a su expareja por un delito de vejaciones injustas. El 20 de junio de 2022, el hombre con el que compartió su vida durante nueve años le envió un correo electrónico. Lejos de dedicarle palabras bonitas, la ... atacaba para tratar de minar su autoestima. Aquel mensaje decía: «Insisto, tú eres fuerte y sabrás sobreponerte de todas tus fechorías y ridículos. Si no siempre te quedará Carboneras para esconderte, allí eres una auténtica ídolo y se te rifan, tanto a nivel profesional como físico. Aunque hayas engordado un poco, realmente 25 kilos más con tu altura, elegancia y saber estar no es nada. Este verano se llevan mucho los botijos...»
Cansada de aguantar sus menosprecios, Pilar decidió dejar el caso en manos de la justicia para frenar la situación. En el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer Número 3 de Valencia le dieron la razón. Condenaron al demandado por un delito de vejaciones injustas según se contempla en el artículo 173.4 del Código Penal a cumplir una pena de cinco días de localización permanente. La sentencia también prohibía que el condenado se aproximara a menos de 300 metros de Pilar Marí durante seis meses.
Pero su expareja recurrió la sentencia y, para sorpresa de la abogada, ganó el recurso de apelación. El magistrado de la Audiencia Provincial de la Sección Primera de Valencia decidió absolver al apelante. Pero lo que más daño le hizo sin lugar a dudas a Pilar fue el contenido de la sentencia. El juzgador consideraba que llamar «botijo» a una persona no se considera vejatorio. Más bien, alude a que el término simplemente se emplea para describir los atributos físicos de una persona. El magistrado concluye en que el uso de este adjetivo se trata de una mera opinión personal, por lo que no lo considera un insulto.
«Recuerdo que cuando recibí la sentencia rompí a llorar. Se me nubló la vista. Me mareé y todo», cuenta Pilar, todavía conmocionada. Aunque está dispuesta a luchar porque se haga justicia. No sólo en su nombre, si no también en el de todas las mujeres que son víctimas de este tipo de insultos. Ya ha denunciado el caso ante el Institut de les Dones de la Generalitat Valenciana. En su correo, explica que considera que el magistrado le da un trato vejatorio.
Pilar se está asesorando. Sus contactos secundan su opinión de que no es una sentencia fruto del azar. La abogada está dispuesta a denunciar al magistrado de la Audiencia Provincial de Valencia por prevaricación. «Según puedo demostrar, la sentencia la ha puesto para hacer un favor a sus amigos», opina la mujer.
Dado que ejerce como abogada en su despacho «Pilar Marí Beltrán y Asociados» conoce la ley de primera mano. Según explica: «La jurisprudencia mayoritaria ha establecido que la Audiencia carece del principio de inmediación. Puede modificar sentencias en orden a un documento, pero no en orden a un testimonio en el que no ha estado presente».
Trata de hacerse oír. De no quedarse de brazos cruzados. «Si a mí que soy profesional del derecho me ha pasado esto no sé cómo podría reaccionar un ciudadano de a pie que se topara con esta sentencia», cuenta Pilar. «Esto desmorona a una persona». En su lucha eterna porque se haga justicia, piensa en todas aquellas mujeres que se cohíban a denunciar esta clase de vejaciones.
Además, los insultos que le profirió su expareja fueron dirigidos a su aspecto físico. «No me quiero ni imaginar cómo se podría tomar esta sentencia una persona que padezca algún trastorno de la conducta alimentaria o que tenga inseguridades». Pilar Marí es una mujer fuerte. Está acostumbrada a luchar. Pero, sobre todo, no va a dejar que le pisoteen. Por ello, se abre con LAS PROVINCIAS para que nadie más se dé de bruces con una sentencia similar.
«Esto se tiene que saber. A ese juez lo tienen que sacar de los juzgados de violencia y esa gente tiene que estar apartada de la justicia porque se dedican a llamar a las puertas y a cambiar las sentencias. No me puedo creer que un tipo que es un delincuente quede absuelto». Los sentimientos se entremezclan en el testimonio de Pilar. La tristeza, el enfado y las ansias de que la justicia le dé la razón motivan a que no abandone esta causa y lograr un cambio en el sistema actual de justicia.
Recuerda el momento en el que conoció al que es ahora su expareja. En aquel entonces, se le presentó como el hombre ideal. Mantuvieron una relación desde el año 2006 al año 2015. También le metió en problemas económicos que prefiere no desvelar porque todavía están pendientes de resolución judicial.
«Luego descubrí que tenía una doble vida. Fue tiempo después cuando me di cuenta de en todos los líos que me había metido», relata con pena.
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