Secciones
Servicios
Destacamos
La Conselleria de Justicia prevé cambiar en muy breve plazo todas y cada una de las puertas de las celdas en la que aguardan los presos y detenidos de la Ciudad de la Justicia. Según ha podido saber este diario de fuentes del departamento autonómico, dicha medida ya se adoptó tras la primera huida de un recluso hace menos de un mes, pero ahora se perfila todavía más urgente y necesaria tras la fuga el martes de un ladrón, aunque fue arrestado a las pocas horas . Mientras, la Policía Nacional investiga a nivel interno la causa del nuevo fallo en la vigilancia.
Como explicó la consellera Gabriela Bravo, cinco puertas ya fueron cambiadas en su día por otras más seguras. Pero hay otras, la mayoría, que disponen de un sistema de cerrojo que está resultando vulnerable a la vista de los acontecimientos. La voluntad de sustituir todas las puertas de las celdas se tomó poco después de laprimera fuga de un recluso, hace menos de un mes, tras un informe policial que así lo aconsejaba.
¿Por qué no estaban todavía instaladas estas puertas más modernas y seguras? La razón es meramente administrativa. Las nuevas puertas «estaban ya encargadas antes de esta nueva fuga», pero «lleva su tiempo confeccionarlas, traerlas y colocarlas», según desgranaron fuentes de Justicia. No obstante, la conselleria no pudo ayer aportar una fecha aproximada para la colocación de estos nuevos cierres que hagan ya imposible una apertura desde el interior por parte de los 'Houdini' del delito con elementos tan simples como una zapatilla o un cordón.
Al margen de la seguridad de las instalaciones, la nueva fuga evidencia un problema en la vigilancia de esta zona tan crítica por parte de la Policía Nacional, encargada de controlar a los reclusos que aquí permanecen y sus movimientos por las salas de la Ciudad de la Justicia. Ellos son, además, los encargados de velar por el tránsito seguro entre las dos puertas de acceso a los calabozos y de mirar las grandes pantallas de videovigilancia instaladas expresamente en un cuarto anexo.
Noticia Relacionada
J. A. Marrahí J. Martínez
Según fuentes de la Policía Nacional de Valencia, tras la fuga del martes se ha abierto una nueva investigación interna para aclarar qué ha fallado. Al mismo tiempo, el cuerpo policial prevé incrementar el número de agentes destinados a la vigilancia de esta zona, pero siempre en proporción de la cantidad de detenidos o presos que haya en las instalaciones en cada jornada.
Si bien en la última huida, una rápida operación policial culminó con el arresto del ladrón en Paterna, el narcotraficante que escapó en octubre tras un juicio en el que fue condenado a prisión, todavía permanece huido.
Las dos fugas en tan poco tiempo plantean otra duda. ¿Llegan los presos suficientemente privados de objetos de riesgo útiles para escapar? En este punto entra en juego la cautela de los funcionarios de prisiones. Según la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), «cuando un interno sale a cualquier diligencia en la prisión se realiza un cacheo para asegurarse que no lleva objetos peligroso o que puedan utilizar para evadirse».
Ello se hace «pese a que el departamento de Ingresos y Salidas del centro de Picassent no dispone de un arco detector de metales». Los funcionarios «emplean un detector manual», agrega el sindicato. Para Alberto Téllez, responsable de ACAIP en la Comunitat, «las fugas que se han producido no han sido con ninguno de estos materiales». Han bastado una zapatilla y un cordón. «Yo estoy seguro de que la opinión pública no vería con buenos ojos que se obligara a ir a los presos descalzos, porque muy pocos que se fugan al año de este modo».
Noticia Relacionada
Las dos huidas en tan poco tiempo también han despertado preocupación entre los jueces. Para Joaquim Bosch, al frente de Jueces para la Democracia, «la reiteración de estas situaciones anómalas debería llevar a una revisión de los protocolos de seguridad en la Ciudad de la Justicia, tanto en el control de las celdas como en el resto de las instalaciones».
En cuanto a las consecuencias penales para los dos fugados, el primero de ellos pendiente de localizar, podrían ser acusados de quebrantamientos de condena. Se castiga con prisión de entre seis meses y un año en el caso de que exista una resolución judicial de condena o de medida cautelar con carácter previo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.