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Javier Mariscal dispone en su teléfono móvil de su particular código de emoticonos. Dibujitos que recuerda a aquellos garriris que le dieron justa fama cuando daba sus primeros pasos en el mundo del arte y que guardan alguna similitud con su criatura más célebre, el olímpico Cobi. Juega con ellos para saludar, aplaudir a sus contactos, bromear con ellos. Y los emplea también mientras, en un encomiable gesto, responde afirmativamente a LAS PROVINCIAS cuando le solicita si puede publicar en estas páginas un dibujo que colgó ayer en redes sociales y alcanzó rápida notoriedad y una ovación colectiva: una obra que encarna de manera modélica la respuesta común al desafío que representa combatir las consecuencias devastadoras de la riada. Un creación donde palpita un corazón pintado en arrebatado color rojo, aunque es un rojo más bien triste: en él habita la pesadumbre generalizada que se extiende por toda Valencia.
Y, sin embargo, una lectura más detallada de su dibujo permite localizar motivos para la esperanza. Su talento, el inmenso genio que distingue a este valenciano universal, se manifiesta en su habilidad para trasladar un mensaje donde anide alguna luz entre tanta tiniebla. Al fondo, se erige la silueta conocida del Ayuntamiento de Valencia, que oficia aquí como faro ciudadano: es la casa de todos. A sus pies se despliega esa desalentadora imagen mil veces repetida en estos días infaustos: automóviles formando una terrible pila donde tantas vidas quedaron segadas. Y en la parte inferior, tres figuras añaden un toque cálido, aunque tristón, al conjunto: retratan a los ciudadanos que buscan entre las ruinas salvar a quienes se vieron arrastrados por el lodo o ayudan a ponerse en pie las localidades más golpeadas. Un grupo que incluye también a un animalito, una suerte de simpático chucho que lleva el signo de autoría de Mariscal. Una composición sencilla pero ingeniosa, dictada por el corazón. El mismo que palpita en un extremo del dibujo, que acompaña de una frase donde anida un mensaje de ánimo: «Amb l'ajuda de tots, endavant».
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