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La consulta para que las familias trasladen su preferencia lingüística para la educación de sus hijos (con más valenciano o más castellano) ha sido un ... capítulo casi definitivo en la implantación del nuevo modelo del Consell. Porque ya no se volverá a votar, lo que no significa que ya no se pueda elegir, aunque el perfil será distinto. Sólo lo harán las familias de aquellos alumnos que se incorporen por primera vez al colegio o que cambien de centro. Y es que los que han participado en este proceso mantendrán la lengua base que les corresponda hasta que acaben la educación obligatoria (4º de la ESO). Irá promocionando con ellos, por hacer el símil académico.
Los siguientes pasos ya son puramente administrativos, pues depende de la Conselleria de Educación la organización de las aulas conforme a los resultados de las votaciones y la próxima admisión de alumnos.
Todos los centros han colgado ya en sus tablones de anuncios los listados de resultados, ordenados por lengua de preferencia y de prioridad. Están anonimizados, pues sólo aparece el Número de Identificación del Alumno, el NIA. Sirven para que cualquier padre pueda verificar que todo está correcto y, si quiere, para hacerse una idea de si podrá entrar en la elegida. Basta saber cuántas aulas se organizarán en cada lengua (depende de los porcentajes de cada opción y de la tabla que recoge la ley de libertad educativa) y contar cuántos alumnos tiene por encima (por regla general, en una unidad caben 25 en Infantil y Primaria y 30 en la ESO). Eso sí, hay que tener en cuenta que los resultados no son definitivos, pues la Conselleria de Educación tiene un plazo de un mes para resolver las posibles reclamaciones, aunque como todo el proceso ha sido telemático y está informatizado no deberían producirse grandes cambios. Más bien al contrario.
Es una idea que ha calado en parte de la comunidad educativa. Exactamente, que se haría anualmente, dificultando la organización de los centros. Pero no es así. Este proceso ha sido extraordinario, con un doble objetivo ya cumplido, por lo que no tiene sentido volver a votar.
Por un lado, ha servido para detectar demanda de enseñanza en valenciano en zonas castellanohablantes y satisfacerla con nuevas aulas si es representativa. Cabe recordar que en este caso los alumnos ya tienen un modelo predefinido: todas las materias en español salvo las asignaturas lingüísticas y una más en la extranjera. No votar era como conformarse con lo que contempla la ley.
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Por el otro, en los territorios valencianohablantes, ha permitido desdoblar el modelo único que implantó el Botánico. Porque la ley de libertad educativa, de la que se desprende la consulta, recupera la posibilidad de que puedan convivir, en el mismo centro, dos programas lingüísticos distintos (uno basado en el castellano y otro en el valenciano). Así, con los resultados en la mano y en función del porcentaje de votos para cada opción se hará la planificación de aulas de cara al próximo curso, que en muchos casos implicará la coexistencia de las dos lenguas oficiales.
Dicho de otro modo, la consulta ha servido para deshacer el modelo único para todos los estudiantes de un centro que, en su día, decidió el equipo docente y validó el consejo escolar o la titularidad. Y se desdobla en función de lo que plantean las familias (otra obligación derivada de la ley). Cumplido este objetivo, ya no se hace necesario votar de nuevo. Y más teniendo en cuenta que la adscripción a la lengua base de cada grupo se mantendrá hasta que acaben de estudiar la ESO. Porque se ha votado de cara a la organización del ejercicio que viene, esto es, del nivel o curso inmediatamente superior al actual.
La ley también implica una ligera modificación del proceso de admisión, que incumbe muy especialmente a los nuevos alumnos, sobre todo de 1º de Infantil. Las familias, en la solicitud, además de marcar los centros deseados (hasta 20), tendrán una casilla para hacer lo propio con la lengua base. Cuando se cierre el plazo, Educación decidirá, en función de los porcentajes para cada opción (con la misma tabla de equivalencias que ha regido en la consulta), cuántas aulas hay en cada una. Hasta ahora las familias elegían centro con un programa lingüístico predefinido. Es decir, se hará al revés. Y como los ya matriculados, mantendrán la adscripción a la lengua base hasta 4º de la ESO.
También participarán en el proceso de admisión los estudiantes que quieran cambiar de centro, aunque sólo podrán optar a las vacantes que queden libres en el de destino, tanto en cuanto a puestos como a lengua base. Si quieren variar esta, incluso en el mismo centro (siempre que haya algún puesto libre), también lo pueden hacer.
Además, tienen que pasar por la admisión los que terminan 4º de la ESO, que no han participado en la consulta. En este caso, por imperativo legal, pues para promocionar a Bachillerato o Formación Profesional es necesario este paso. Los que opten por la vía académica elegirán centro (con prioridad para los que provengan del mismo), modalidad (Científico-Tecnológico, Ciencias Sociales y Humanidades, Artes o General) y lengua base (castellano o valenciano).
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