![La ley que protege el castellano llegará al 12% de los colegios de la Comunitat](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/09/25/53203425091_f51d2ab7aa_o-RbQTI9Yp66S9nirhg9fCQXM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Los centros educativos de 76 localidades de la Comunitat podrán cambiar sus proyectos lingüísticos para incrementar las asignaturas que se imparten en castellano en detrimento del valenciano. En total son 243 escuelas de todas las etapas educativas, especialmente de Infantil y Primaria y de ... Secundaria, aunque también se incluyen en la lista guarderías que ofertan el segundo ciclo de Infantil, algún centro específico de Formación Profesional, varios colegios rurales agrupados y los destinados a la formación de adultos.
Si la cifra se pone en relación con la totalidad de la red, queda claro que el alcance de la medida será limitado, pues son uno de cada diez (12%) teniendo en cuenta que en la actualidad funcionan 2024 centros públicos y concertados. Y sin contar los de Educación Especial, Infantil de primer ciclo y de enseñanzas de régimen especial (idiomas, música, danza o arte), que escapan de la vía urdida por Educación para modificar de manera transitoria el modelo lingüístico heredado del Botánico.
Así se desprende de la información recogida en la Guía de Centros Docentes de la Comunitat y de lo dispuesto en el proyecto de ley de acompañamiento a los presupuestos de 2024, el instrumento normativo al que recurrirá la Conselleria de Educación para permitir las modificaciones. Se cumplirá así con la promesa de José Antonio Rovira de facilitar cambios puntuales limitados sólo a los centros de zonas castellanoparlantes, aunque no llegarán este curso sino al siguiente. De manera paralela el Consell trabajará en definir cuál será su modelo -cuyo alcance será total, en toda la red educativa de la Comunitat- que sustituirá a la Ley de Plurilingüismo, todavía vigente.
El proyecto de ley deja sin efecto la exigencia de que en estos municipios al menos el 25% de las horas lectivas se impartan en valenciano, que es el mínimo fijado en la actualidad. Esto implica hacerlo con la asignatura propiamente dicha y con una o dos más, en función de su carga lectiva, ya sean Matemáticas, Conocimiento del Medio, Educación Física o Tutoría, por poner algunos ejemplos. En palabras de Rovira se persigue corregir «la disfunción» de que a un alumno exento de Valenciano se le esté enseñando otra materia en la lengua autonómica.
La vía transitoria ideada por el Consell para aumentar el peso del español en las zonas castellanoparlantes permitirá reducir la presencia del valenciano al mínimo, pero seguirá presente al menos en la asignatura propiamente dicha, que está blindada. Es decir, los centros que se acojan a esta posibilidad podrán cambiar la lengua vehicular del resto de materias no lingüísticas, pero no eliminar la lengua propia de la enseñanza, cuya presencia está garantizada por la Ley de Uso y Enseñanza aprobada en los años 80. Incluso tendrá algo de peso aunque el alumnado esté exento, pues esta condición, que se desprende de la misma normativa, no implica poder ausentarse de las clases, sino que reconoce el derecho del estudiante a no ser evaluado de la asignatura de Valenciano. Es decir, debe asistir a todas las sesiones lectivas e incluso hacer las tareas que se propongan, pero no obtendrá una calificación como tal.
Cabe recordar que en los municipios de predominio lingüístico castellano los estudiantes pueden pedir la exención de manera continua, sin ningún tipo de limitación. En los de zonas valencianoparlantes es un derecho temporal que se prolonga durante dos cursos y que se limita a alumnos cuyas familias acrediten una residencia temporal en la Comunitat o se matriculen por primera vez en 1º de Bachillerato. En cualquier caso el impreso oficial que sirve para solicitarla lo desaconseja en el sentido de que puede impedir el logro de los objetivos curriculares en cuanto al dominio de las dos lenguas oficiales.
Por otro lado, los centros que quieran modificar el peso de las lenguas deberán hacerlo antes de que se inicie el periodo de admisión de alumnos del próximo curso. Y hay que tener en cuenta que según el borrador de la ley de acompañamiento el cambio de lengua en una asignatura no implicará la compra de nuevos libros (por parte de la familia o por parte del centro a través de Xarxallibres), pues se mantendrán los actuales siempre que estén dentro de su periodo de vida útil, que es de cuatro años por norma general. Esto significa que salvo que se justifique por una cuestión pedagógica, los alumnos podrán estar en clase con un libro redactado en valenciano aunque la materia se vaya a impartir en castellano.
El cambio no es obligatorio, pues quedará a decisión del consejo escolar de cada escuela pública, mientras que en las privadas y las concertadas los respectivos titulares tendrán la últimas palabra. En la práctica puede suponer que muchos centros se queden sólo con la asignatura de Valenciano vehiculada en la lengua autonómica, impartiéndose las materias restantes en castellano y, en menor medida, inglés, cuyo peso curricular se sitúa entre el 10% y 25%.
Otra de las novedades tiene que ver con el procedimiento de modificación. Con el modelo plurilingüe del Botánico se requería de un apoyo de al menos dos tercios de los miembros del consejo escolar para aprobar cambios en el peso de las lenguas. Y la propuesta para hacerlo debía partir del equipo directivo. Por contra, con la nueva vía transitoria se exigirá una mayoría simple y podrá proponerla cualquier miembro del organismo.
La novedad es importante, pues da más poder de decisión a las familias. Por ejemplo, en un centro tipo hay veinte consejeros con derecho a voto, por lo que sumando a los nueve que representan a las familias, al del Ayuntamiento y al del Personal de Administración y de Servicios (PAS) ya se alcanzan los suficientes apoyos. Dicho de otra forma, aunque todo el profesorado votara en contra la propuesta saldría adelante. Con el sistema del Botánico sería necesario también el voto favorable de al menos tres docentes, tanto representantes del claustro como miembros del equipo de dirección.
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La Comunitat tiene 143 municipios situados en zonas castellanoparlantes y de estos 76 cuentan con centro educativo propio o aulario de colegio rural agrupado, de ahí que sean los susceptibles de modificar sus proyectos para bajar el peso del valenciano. La gran mayoría pertenecen a zonas del interior o en riesgo de despoblación. Por contra, las ciudades más grandes en las que se podrán ver cambios son Orihuela, Torrevieja, Segorbe, Cheste, Chiva, Requena y Utiel.
En cuanto al resto de centros, los situados en zonas valencianoparlantes, todo continúa igual a la espera de ver qué sucede con la Ley de Plurilingüismo. En cualquier caso, también pueden modificar sus proyectos vigentes, pero siguiendo las reglas que dejó el Botánico: al menos un 25% de tiempo lectivo en las lenguas oficiales y con mayoría de dos tercios en los respectivos consejos escolares.
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