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J. A. MARRAHÍ
VALENCIA.
Jueves, 7 de septiembre 2017, 01:03
Basta un trayecto por la V-30 para observar cómo las cañas y la maleza se ha adueñado del lecho del nuevo cauce del río Turia, lo que podría llegar a obstruir el paso del agua en caso de grandes avenidas. Para evitar esos tapones ante una elevación del caudal por lluvias, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha programado para los próximos meses importantes trabajos de retirada de vegetación y mantenimiento de una infraestructura clave contra inundaciones. Sin embargo, el arranque de la intervención coincide con las primeras lluvias y llega a las puertas del otoño, la época en la que históricamente la Comunitat ha sufrido los aguaceros más potentes y destructivos.
Las tareas programadas arrancaron en agosto y no concluirán, previsiblemente, hasta febrero del año próximo. De hecho, técnicos consultados no descartan que haya que interrumpirlas por seguridad de los trabajadores en caso de que el agua discurra con fuerza por la zona a causa de lluvias torrenciales, como ya sucedió con las fuertes trombas de enero y diciembre pasados. Sin embargo, la CHJ lanza un mensaje tranquilizador: «La intervención más importante ante el riesgo de riada, la de la primera fase, está a punto de concluir». Además, razonan que el mantenimiento de los cauces es «permanente» y su calendario se traza en atención a «razones técnicas», sin ahondar más.
¿En qué se están afanando máquinas y operarios? Según fuentes de Delegación del Gobierno, «los trabajos consisten en la eliminación del arbolado presente en el lecho mediante un primer paso de desbroce de la parte aérea». Posteriormente, «se tratará de evitar rebrotes».
La lucha contra las cañas, una especie invasora, es «continua», detallaron expertos de la CHJ. Se corta y vuelve a formarse, de ahí la necesidad de intervenciones periódicas. «Pueden llegar a crecer un 15% cada año», apuntó Juan Carlos Moragues, delegado del Gobierno, que asistió a la presentación de esta intervención junto a la presidenta de la Confederación, María Ángeles Ureña.
La puesta a punto del cauce del Turia se llevará a cabo en tres fases, en un tramo de 6,5 kilómetros y con un presupuesto conjunto de 440.000 euros. Los trabajos afectan a los términos municipales de Quart de Poblet, Mislata, Xirivella y Valencia.
La primera fase, en plena ejecución y ya a punto de finalizar, comprende el espacio del cauce entre el puente de Xirivella sobre la A-3 hasta el Azud del Repartiment, en Quart de Poblet. Su longitud aproximada es de dos kilómetros y requiere una inversión estimada de 130.000. Según la CHJ, es la intervención más importante ante posibles riadas.
La siguiente fase comprende el cambió de rasante del encauzamiento y se extiende hasta el puente de Picanya. A esta parte de trabajos, entre Xirivella y Valencia, se ha destinado 140.000 euros y también se prevé que concluya antes de fin de año. No será hasta el año próximo cuando concluya el mantenimiento entre el puente de Xirivella y el cambio de rasante del encauzamiento, con dotación de 40.000 euros.
La tercera y última fase se desarrollará en los casi dos kilómetros que discurren entre el puente de Picanya (CV-36) y el de Paiporta (CV-402), ya únicamente en término de Valencia. El desembolso para las tareas es de 130.000 euros y no se prevé que concluyan antes del próximo año.
Moragues recordó que el buen mantenimiento y conservación de cauces es «crucial para evitar riesgos, tanto durante épocas lluviosas como durante épocas de calor», pues la vegetación seca también propaga incendios con fuerza. Numerosos ayuntamientos han criticado la falta de cuidados de este tipo en tramos fluviales de la Comunitat. Sin embargo, tanto Moragues como Ureña insistieron en que se trata de «una labor que implica a varias administraciones»: la CHJ, pero también los ayuntamientos, la Diputación o la Generalitat. «Es un trabajo conjunto», resaltó el delegado.
La Ley del Plan Hidrológico Nacional recuerda en su artículo 28 que los ayuntamientos, competentes en urbanismo, tienen capacidad de intervenir en la conservación de cauces en zona urbana, siempre con la correspondiente autorización del organismo de cuenca, en el caso de nuestro territorio la CHJ. Ureña reconoció las dificultades presupuestarias para intervenir en los 50.000 kilómetros de cauce de su demarcación fluvial, por lo que también apeló a la implicación de los pueblos.
Al margen de competencias, urge actuar. Los torrenciales temporales de levante de diciembre y enero dejaron una honda herida en nuestros cauces y barrancos. Lo constata la Delegación del Gobierno: «Formación de tapones y obstrucciones, acumulaciones de arrastres, erosiones en lecho, daños en la vegetación de ribera, así como roturas, descalces y deslizamientos».
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