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Volvamos al fatídico 29 de octubre de 2024. Y situémonos en la sala de emergencias del 112. Este centro es donde se reciben todas las llamadas de auxilio de los ciudadanos y ese día, y los posteriores, iban a ser largos. Muy largos. Los primeros timbrazos, de los 19.821 que se recibieron durante la jornada, ya avisan de achiques de agua, vías intransitables y filtraciones en inmuebles. Durante la madrugada se atienden una media 150 de llamadas. Pero es a partir de las 7.00 horas cuando la cosa empeora.
Las poblaciones de la Ribera Alta son las primeras en sufrir las consecuencias de la dana. La anómala situación meteorológica está produciendo muchas llamadas que hablan de una importante crecida de caudal del Magro y hasta once tornados que arrasan con todo lo que encuentran. Achiques y filtraciones son los avisos más numerosos pero desde el 112 ya se empiezan a gestionar algunos rescates.
La mañana empieza con cierto trajín en la sala del 112 de Empergencias con 785 llamadas a las 10.00h y 838 a las 12.00h. Las primeras provienen de La Ribera Alta
A partir de este momento el foco de atención cambia. Todas las miradas se dirigen a Requena y a Utiel, donde las torrenciales precipitaciones están causando las primeras inundaciones serias
Las lluvias caídas en las cabeceras del interior de Valencia hacen que los cauces de barrancos y ramblas se desborden en su curso hacia el mar. El barranco del Poyo, a su paso por Chiva desata el caos
Los desbordamientos avanzan inexorablemente y alcanzan los municipios del sur de Valencia. En Aldaia, Paiporta, Catarroja, Benetússer la situación empeora por momentos
Las llamadas se multiplican con la caída de la noche que es además cuando empiezan a conocerse las primeras muertes. Las proporciones de la tragedia empiezan a vislumbrarse
Los teléfonos no paran de sonar en el 112. Siguen avisando de los problemas producidos por las inclemencias meteorológicas pero el lugar de origen de las comunicaciones va cambiando. De la comarca de la Ribera Alta pasan a originarse en la Plana de Utiel-Requeña; de allí al barranco del Poyo y posteriormente a las pedanías y municipios del sur de la capital. Un recorrido que coincide con el desbordamiento de barrancos y ramblas desde las cabeceras hacia el mar.
En este gráfico se puede observar la evolución de los distintos focos de daños producidos por la dana a partir del registro cronológico de las llamadas teléfónicas registradas en el 112 que ha sido remitido a los juzgados y a los que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS.
Para navegar por la infografía puedes detener la línea temporal y obtener más información haciendo clic sobre cada punto. Para volver a reproducirla pincha sobre el botón de actualización.
El doce por cien de las comunicaciones atendidas en el centro de emergencias de la Generalitat está directamente relacionado con la dana. Se trata de rescates, vehículos bloqueados, personas incomunicadas, vías intransitables... Un terrible listado que esconde una realidad todavía peor: la de los 227 fallecidos por la dana.
La clasificación de llamadas según la población de origen muestra media docena de municipios desde los que se produjeron más de un centenar de llamadas de auxilio.
Tristemente, las localidades que más llamaron coinciden con las que más víctimas registraron, con la excepción de Utiel y Ribarroja. Así, Chiva, Paiporta, Catarroja, Valencia, Alfafar y Massanassa no pararon de pedir socorro mientras algunos de sus vecinos eran engullidos por el agua. Durante horas, las líneas del 112 estuvieron desbordadas, recibiendo miles de avisos que reflejaban la angustia de quienes se enfrentaban a un temporal implacable.
Consulta las llamadas realizadas desde cada localidad desde aquí:
Es irónico saber que la sala que recibía las deseperadas peticiones de auxilio (recordemos: más de 20.000), se encuentre a unas 50 zancadas del Cecopi. Casi cinco meses después, quedan preguntas sin responder y la certeza de que la situación pudo haberse gestionado de otra manera; mientras permanece la imborrable huella que dejó la dana en quienes vivieron aquella noche de incertidumbre, dentro y fuera del centro. Ahora, el eco de aquellas llamadas sigue resonando en la memoria de una comunidad que, entre la devastación y la resiliencia, busca respuestas y responsabilidades.
Gestión de base de datos: Gorka Navaz.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
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