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La llegada de pateras a la Comunitat es incesante desde el inicio de año. Este viernes, la Guardia Civil de Alicante ha localizado a 20 personas que habían arribado a la costa de Guardamar del Segura en dos embarcaciones. Los botes alcanzaron tierra a las 08.00 horas en la playa del Salidero, según han informado a Europa Press fuentes de la Benemérita. Las pateras han sido divisadas por un testigo que ha dado aviso al puesto de Guardamar.
La Cruz Roja ha atendido a los inmigrantes en el puesto de Guardamar, que según la Guardia Civil, en principio, presentan buen estado de salud, aunque tres de ellos han sido trasladados al hospital con heridas leves Todos son hombres, mayores de edad y dicen proceder de Argelia
Alicante, Santa Pola, Torrevieja, Xàbia, Calpe... Desde la comarca de la Marina hasta los límites con Murcia, rara es la localidad costera en la que este año no han desembarcado inmigrantes llegados con patera. El drama vive sus horas más críticas en la Comunitat Valenciana. Y las cifras así lo demuestran: en lo que va de año se contabilizan 202 extranjeros llegados con 85 embarcaciones, según fuentes de Cruz Roja y las Fuerzas de Seguridad. Se trata de la mayor oleada de inmigración ilegal en la Comunitat desde que hay registros, con cifras ya muy por encima de las de antes de la crisis económica.
Las últimas dos pateras antes de hoy llegaron el martes y el miércoles a las costas de Xàbia y Alicante. En estos dos desembarcos fueron interceptados una docena de extranjeros procedentes del norte de África. Algunos lograron eludir el cerco policial. Su soñado y peligroso sueño tras jugarse la vida en el Mediterráneo.
Andrés Chessa Favre es director provincial de Socorro y Emergencias de Cruz Roja en Alicante. La organización, encargada de prestar los primeros auxilios a los inmigrantes rescatados, ha vivido de cerca los últimos salvamentos y desembarcos de pateras en aguas de la Comunitat.
Aventura algunas de las posibles causas que explican el auténtico aluvión de pateras de este año. Más allá de los factores de recuperación económica, «entendemos que si buscan la ruta mediterránea hacia nuestras costas es porque hay más vigilancia y seguridad en otros puntos. También es posible que se estén desviando travesías de pateras o, sencillamente, que haya más inmigrantes dispuestos a dar el salto por la desesperación en sus países».
Lo que Chessa Favre tiene muy claro es que los navegantes ilegales que alcanzan la Comunitat no buscaban nuestro territorio como destino concreto. «Ellos salen del norte de África y quieren llegar a Europa. Cualquier lugar de la costa española les vale». Con unas precarias nociones de navegación y un instrumental que se reduce a una brújula, «hemos asistido a personas que no sabían si estaban en Canarias, en Palma de Mallorca o en Tarifa».
Los inmigrantes que patronean las embarcaciones reciben conocimientos muy básicos de su manejo. «Las que llegan a la Comunitat suelen rondar los cuatro o cinco metros de eslora, son de madera o fibra y cuentan con motores de entre 15 y 25 caballos de potencia», describe el experto. Pero la navegación se complica por la escasa formación de quienes las manejan, el hacinamiento de los ocupantes y las situaciones desesperadas que pueden producirse a bordo. «Intentan seguir un rumbo fijo, pero muchas veces se pierden o navegan en círculo varias horas sin saberlo». Las travesías de quienes recalan en el litoral valenciano suelen durar entre dos y tres días.
El responsable de Cruz Roja en Alicante no descarta la hipótesis del barco nodriza que aproxime a los inmigrantes. «A veces da la sensación de que alguien los ha dejado muy cerca porque vienen secos y en buen estado de salud, algo impropio de los viajes de muchas horas en el mar. Pero no es lo habitual».
El amargo viaje casi siempre pasa factura: «hipoglucemia, hipotermia, deshidratación, quemaduras o hipotensión» son algunas de las lesiones que sufren los viajeros. Un 95% de los inmigrantes que llegan a nuestra región son argelinos. En menor medida, aparecen los egipcios, sirios o marroquíes. El perfil es muy claro: «varones, jóvenes, fuertes y en buen estado de salud».
El mayor riesgo al que se enfrentan es el hacinamiento. «Barcos diseñados para seis u ocho personas nos llegan cargados al doble de su capacidad», lamenta Chessa Favre. Contrarrestan este riesgo zarpando con buena mar. «Cuando está con poco viento, en calma, con buena visibilidad y poco oleaje es cuando se detectan más pateras».
No siempre hay mafias de inmigración tras la llegada de pateras. «Es más sencillo. Entre familiares o amigos de una población compran la barca y preparan el viaje». Quienes las llenan suelen ser amigos o familiares como hermanos o primos. «No es frecuente ver a madres y padres con hijos», detalla el experto.
¿Se pierden vidas en el mar que jamás llegan a conocerse? Chesa Favre está convencido de ello. «Hay organizaciones que hablan de que una de cada tres pateras nunca llega. Hemos visto verdaderos dramas de gente que se lanza al mar con pequeños botes que no aguantan el oleaje y hasta con neumáticos o chalecos salvavidas».
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