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El escritor Lorenzo Silva, el coronel Manuel Sánchez, jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, el periodista Gonzalo Araluce y la cabo Manuela Simón analizan medio siglo de lucha contra ETA en 'Sangre, sudor y paz' e 'Historia de un desafío', dos libros presentados ayer en Valencia por los directores de LAS PROVINCIAS y Levante-EMV, Julián Quirós y Julio Monreal.
-La comparación es inevitable. El País Vasco vivió situaciones más graves y sangrientas que Cataluña, ¿pero el desafío separatista de Puigdemont y sus socios de gobierno puede ser la antesala de un conflicto aún mayor?
-Lorenzo Silva. Espero que no. Las diferencias son muchísimas. Ahora no hay todos los elementos que condujeron a una catástrofe como la que contamos en este libro. Cuando empezó el movimiento separatista y violento en el País Vasco podía tener simpatías en Europa porque España no era una democracia, pero ahora es muy distinto. Y sobre lo que puede pasar, aunque hay señales de que están empezando a encoger los brazos, renuncio a hacer vaticinios. Es muy peliagudo.
-¿Qué piensan sobre el manifiesto que firmaron 300 sacerdotes en Cataluña a favor del referéndum?
-Manuel Sánchez. La Iglesia tiene que dedicarse a los suyo. Cuando la Iglesia se mete en política permite que la política se meta en la Iglesia, y cuando uno no respeta su sitio en la sociedad parece que todo vale. Hay una cierta similitud con el clero vasco porque apoyó durante mucho tiempo a ETA.
-L. S. A la Iglesia no le ha salido bien cabalgar los tigres en España. Ni cuando cabalgó el tigre de la dictadura franquista, ni cuando cabalgó el tigre de ETA, ni ahora cuando cabalga este movimiento que ningunea los derechos de los catalanes y de las miles de personas que viven allí.
-¿Qué opinión le merece la actuación de los Mossos d'Esquadra?
-M. S. Más allá de las imágenes que hemos visto, la actuación de los Mossos se está dirimiendo en los tribunales. Las imágenes apuntan hacia un sentido y la justicia lo dirá. Las policías autonómicas tienen que asumir que son fuerzas de seguridad del Estado y no tienen que dejarse llevar por los vaivenes del momento. Los políticos y gobiernos cambian, mientras que las instituciones son las que perduran.
-¿Qué encontramos en estos libros?
-M. S. Dos cosas inéditas: la historia de ETA y cómo se derrota a la banda terrorista en 50 años. Todo lo que hizo el Estado para derrotarla: al principio nada, luego algo y al final hizo mucho. Esa historia desde el principio hasta el final nunca se ha contado. Y la segunda cosa son los testimonios directos de los protagonistas, desde las víctimas hasta los investigadores de la Guardia Civil, que casi nunca han hablado y ahora nos cuentan cómo lo hicieron.
-De 3.500 atentados de ETA 400 fueron contra la Guardia Civil. La banda terrorista asesinó a 860 personas, 215 de ellas guardias civiles. ¿Este libro hace mucho bien a las víctimas?
-L. S. Cuando tu historia queda sepultada y en segundo plano y cuando parece que conviene que esté en segundo plano, y llega alguien y saca a la luz el dolor, esos momentos de extrema crueldad, y los coloca en el centro de la narración, creo que es un acto de justicia poética, aunque no va a devolver la vida a nadie y probablemente hay muchos dolores que no repara. Y no es una derrota literaria de ETA porque ya fue aniquilada policialmente. Es un acto de restitución a las víctimas.
-M. S. Ha habido mucho olvido en la historia de la lucha contra ETA. Tuvimos dudas de cómo iban a reaccionar las víctimas. Al principio, la acogida fue fría pero ahora podemos decir que a todas les ha venido bien hablar y expresarse. Este libro tiene nombres y memoria donde antes hubo números y olvido.
-¿Qué siente cuando ve a Otegi pasearse por las calles de Cataluña?
-M. S. Sentimientos encontrados pero la imagen que impera es la de la derrota. Otegi nunca quiso pasearse libremente como un ciudadano más. Él quiso pasearse como el gran caudillo que había derrotado al Estado español. Eso no lo ha conseguido. Ha estado en la cárcel, ha cumplido la condena, y ahora está como loco intentado entrar en el juego democrático. ¿Que no debería estar ahí? El Estado de derecho se lo permite.
-¿Cuándo se empieza a fraguar la derrota de ETA?
-L. S. Cuando se consolida la democracia en España con una cooperación internacional y el Estado tiene sus recursos liberados para emplearse a fondo. Pocos después de esos momentos hay varios puntos de inflexión. El primero fue la detención de la cúpula en 1992, y luego hubo varias operaciones que desarmaron a la banda, incluida la que supuso su descabezamiento en 2004, y otros puntos de inflexión provocados por los terroristas, como el atentado de Hipercor y el de Miguel Ángel Blanco, que le restaron mucho colchón de apoyo social. Luego, el final de ETA fue muy desleal hasta para los suyos. Algunos metieron la mano en la caja y otros se aprovecharon sin ningún escrúpulo de personas que les dieron cobijo.
-¿Y la clave de la derrota de la banda terrorista?
-M. S. Trabajo, trabajo y mucho trabajo con las perspectiva de acabar con ETA, pero no sólo evitando más muertes, sino también llevando la investigación más allá con un trabajo inteligente para poder desarticular un comando y comenzar a detener al siguiente.
-¿Hay algunas víctimas que no consigue borrar de su memoria?
-M. S. Hay varias. Los padres de la niña que ETA mató en el cuartel de Santa Pola con un coche bomba. Aquello fue muy duro. Después de recogerla entre los escombros, la niña murió en la ambulancia mientras su madre le cantaba una nana. Y también la madre de la única guardia civil femenina asesinada por ETA. El atentado fue en Huesca. Estaban muy unidas y la pérdida de su hija condenó a esta mujer de por vida. Incluso intentó quitarse la vida.
-¿Qué errores se han cometido en la lucha contra ETA?
-L. S. Al principio se mataba a cañonazos y se echaban encima a toda la población, que era precisamente lo que ETA buscaba, y mientras la información fue pobre y deficiente se cometieron muchos errores, y luego ya con la democracia se utilizaron mejor las herramientas para obtener información muy valiosa y derrotar a ETA. Por supuesto, la guerra sucia y otros episodios que relatamos en el libro dio munición moral a los terroristas.
-M. S. Todos los errores que se hayan podido cometer están explicados en el libro. No los hemos omitido para que no puedan decir que no contamos la verdad, aunque hemos quitado en las revisiones lo que todavía puede ser útil para los malos. No hay que olvidar que aún quedan asesinatos de ETA sin resolver.
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