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A. Talavera
Algemesí
Viernes, 1 de noviembre 2024, 00:31
«Esto no lo había visto yo aquí ni cuando la pantanada». Esta frase que pronuncia Antonio, un vecino de Algemesí, mientras tira sobre un montón de barro muebles y utensilios inservibles de la planta baja de su casa, resume lo que se está vivienda en esta localidad de la Ribera. Una zona acostumbrada a las inundaciones pero que se ha visto superada por la vivida en la noche del martes cuando el río Magro se desbordó.
La gente se apresura a limpiar porque «si el barro se seca ya es imposible», comentan los vecinos más mayores. Pero mientras ellos intentan quitar el barro de sus casas, los 120 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, UME, desplegados en Algemesí siguen retirando el agua de los garajes subterráneos.
«Nuestra prioridad es vaciar estos puntos porque hay muchos vehículos dentro y debemos comprobar si hay víctimas», comenta uno de los militares mientras trabajan en extraer el agua del aparcamiento municipal del Mercat, dos pisos completamente llenos.
Éste es el parking más grande pero por todas las calles se ve como los coches flotan dentro de los garajes comunitarios de los edificios a la espera de que llegue la UMEy las bombas de agua.
Cabe recordar que ya son tres las víctimas halladas en viviendas de Algemesí pero puede ampliarse este número ya que son muchos los vehículos que todavía no han sido revisados.
La siguiente prioridad para la UME es abrir las vías con la retirada de obstáculos, principalmente vehículos que han quedado inutilizados por el agua. La Unidad se ha dividido en dos en Algemesí para repartirse estas tareas que les llevarán días por el mal estado en el que ha quedado todo el casco urbano.
No hay una calle que se haya librado de la inundación y la destrucción. Los vecinos, armados con palos para sujetarse y no resbalar por el barro, iban de un lado a otro en busca de agua o material de limpieza y con la mirada vidriosa ante el caos en el que se ha sumido su pueblo.
Conchin pasa la fregona por encima del barro intentando eliminar el rastro de la destrucción en su casa. «Estoy aquí a base de pastillas porque está siendo insoportable, he perdido de todo», lamenta mientras junto a su casa hay coches amontonados.
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También lucha contra el barro Jorge, en su pizzería del centro. El agua ha cubierto toda la maquinaría que había renovado hace tan sólo dos meses. «Calculo que puede haber unos 60.000 euros de pérdidas, maquinaría y problemas estructurales, esto ya no lo vuelvo a levantar», reconoce al igual que otros comerciantes de la zona que no podrán recuperarse de este duro golpe.
Tampoco sabe cuándo podrá reabrir su negocio de impresoras y recambios Carlos. El agua ha estropeado todo el material electrónico, los folios y demás consumibles que vende en su tienda de la avenida Generalitat Valenciana. «Por la tarde no abrí pero no pensé en subir las cosas porque esta zona es alta», comenta mientras tira todo lo que hay en el interior de su negocio.
Nadie sabe cuándo se podrá retomar la normalidad, los colegios están anegados, el Ayuntamiento incomunicado y la tristeza invade a esta localidad que no había visto nunca un Magro tan voraz.
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