Malestar en los colegios de Valencia por la falta de mantenimiento

LAS PROVINCIAS ha recopilado situaciones que se dan en diferentes escuelas dependientes de la Generalitat que tienen muchos puntos en común: la tardanza en actuar desde que se comunica una incidencia, sea de fontanería, albañilería, carpintería o pintura -en este último caso con especial demora-, la idea de que se trata de un problema crónico, que se ha dado siempre, y que la respuesta que se recibe suele ser la misma: no hay profesionales suficientes para atender al centenar de centros públicos de la ciudad. Sin olvidar el consiguiente malestar de las comunidades educativas afectadas.

Aunque los colegios públicos son propiedad de la Generalitat, en los CEIPS las tareas de mantenimiento y conservación competen a los ayuntamientos respectivos, que en el caso del de Valencia son asumidas por una empresa cuyo contrató se prorrogó en 2022. Cuando se detecta una necesidad, se incluye en una aplicación informática para que sea valorada e incluida en los planes de trabajo de los operarios.

En el CEIP Montolivet viven una situación agridulce. Aunque el vallado perimetral que presentaba riesgo de caída ya se ha consolidado, años después de que se iniciaran los problemas, han tenido que esperar casi cuatro meses para disponer de todos los baños de Infantil operativos, tal y como explican fuentes de la comunidad educativa, pues la reparación de los dos averiados se solicitó a finales de octubre y no se realizó hasta la penúltima semana de febrero. Lo mismo ha sucedido con una persiana caída en un aula, con otro urinario del baño del patio o con la instalación de canaletas para que no haya cables sueltos en una clase.

En el Ballester Fandos son varias las intervenciones pendientes. El curso pasado se solicitó el pintado de zonas comunes interiores y de espacios exteriores, que no se ha realizado, y en ejercicios anteriores la adecuación de un espacio de duchas para poder disponer de un vestuario. El trabajo se llegó a valorar, así como su dotación presupuestaria, en el verano de 2022.

Además, el pasado noviembre se pidió que se volvieran a instalar las canastas de baloncesto que fueron retiradas para acometer un proyecto de renaturalización del patio, sin éxito hasta ahora.

Las fuentes consultadas también reportan problemas en el Teodoro Llorente, un centro que está pendiente de una reforma integral incluida en el plan Edificant. A principios de octubre se pidió el arreglo de una persiana que no llegó hasta la penúltima semana del pasado mes, aunque tienen pendiente desde principios de año la reparación de los azulejos de una fuente situada en un baño, así como la pintura de varias paredes con humedades y otras que quedaron al descubierto tras cambiar varias pantallas digitales.

Las fuentes consultadas en el colegio Cervantes (uno de los grandes, de tres líneas), recuerdan que hace varios cursos solicitaron el repintado del vallado exterior para eliminar los grafitis, tarea que no se ha acometido, igual que sucede con las reparaciones en espacios interiores, con muchos desconchados dada la antigüedad del inmueble. También hablan de problemas de limpieza, con imbornales del patio llenos de residuos, de ventanas que no cierran y de fugas de agua en el baño de Infantil.

Hace algo más de un año, 35 directores remitieron un escrito al Ayuntamiento planteando aportaciones para mejorar el servicio, además de alertar de los retrasos en las tareas de mantenimiento, en la valoración de intervenciones menores, del insuficiente horario para la limpieza de los patios y de la falta de profesionales suficientes para abarcar todos los trabajos, como les trasladaban los propios operarios. También se incluyeron los resultados de una encuesta en la que participaron 41 escuelas, y la mayoría mostró su descontento con el servicio recibido. Lo dicho. Las cosas de palacio siguen yendo demasiado despacio.