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belén hernández
Viernes, 25 de noviembre 2022, 00:55
Se suponía que el avance venía con las nuevas generaciones. Que la violencia de género se perdería en la sociedad de los años 60. Que el maltrato a la mujer sería fruto del pasado. Pero el tiempo pasó, y el machismo sigue siendo un fantasma que asedia a víctimas cada vez más jóvenes. Niñas que crecen pensando que el amor conlleva dolor. Adolescentes que utilizan la violencia como dominación.
Las niñas y adolescentes víctimas de violencia de género con órdenes de protección han aumentado un 54,7% en la última década en la Comunitat Valenciana. En 2021, 210 menores de edad contaban con órdenes de protección o medidas cautelares que mantuvieran a sus agresores lejos de ellas según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra supera a las 185 órdenes que se concedieron el año anterior, que estuvo condicionado por la pandemia del coronavirus. En 2011, fueron 115 las menores que solicitaron órdenes de protección o medidas cautelares.
No son 'casos aislados'. Los datos hablan por sí solos. Demuestran que puede haber víctimas silenciosas en nuestro entorno. Quizá incluso más cerca de lo que pensamos. De hecho, la Comunitat Valenciana es la segunda región de España con más menores con órdenes de protección contra la violencia de género. La Comunitat va sólo por detrás de Andalucía, donde se concedieron 249 órdenes de protección a menores el año pasado.
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Hay niñas que conocen los golpes antes de poder rozar la madurez con la yema de los dedos. Según la última macroencuesta, un 6,2% de las adolescentes de 16 y 17 años en España ya han sufrido violencia física por parte de parejas o exparejas, el 6,5% violencia sexual, el 16,7% violencia emocional y el 24,9% violencia psicológica o de control.
En el camino de convertirse en hombres algunos jóvenes se pierden por un sendero de espinas. Guían sus pasos a través de una definición errónea de 'masculinidad'. Una concepción peligrosa. Para uno de cada diez jóvenes «ser un hombre de verdad» implica que debe tener la última palabra en su relación o matrimonio, lo que supone un 11,7%. No sólo eso, si no que un 12,7% considera que está justificado el uso de la violencia si se necesita según la investigación «La caja de la masculinidad. Construcción, actitudes e impacto en la juventud española».
Y siguiendo esta pauta de normalizar conductas que en ningún caso deberían de serlo, un 20% de los jóvenes no cree que exista la violencia de género entre sus iguales, según datos del Barómetro Juventud y Genero de la Fundación FAD. ¿Cómo afrontar el problema girando la mirada hacia otro lado?
«No sabemos si de verdad han subido los casos de violencia de género o es que ahora hay una mayor visibilización del problema». Las redes sociales tienen efectos muy positivos. Nos acercan a aquellos que tenemos lejos. Patricia Peris, la responsable del programa provincial de Mujer de Cruz Roja reconoce que el uso de internet es un gran avance social. Pero también una herramienta muy poderosa para los maltratadores y su afán de control.
Peris destaca en este paradigma la postura de aquellos agresores que exigen revisar los móviles de sus víctimas, privándoles de su propia intimidad. Además, «muchos obligan a sus parejas a compartir su ubicación para saber constantemente dónde y con quién están en todo momento». Una generación que ha crecido viendo por internet la cosificación generalizada de las mujeres. O a las que se les somete a nuevas formas de maltrato como el 'ghosting', desaparecer tras una discusión para generar ansiedad en las víctimas. U otro fenómeno conocido como 'sexting', es decir, enviar fotografías explícitas por redes sociales, a veces bajo coacción.
«Las nuevas tecnologías hacen que los jóvenes tengan modelos de referencia muy inadecuados», comenta la experta. Esto se traduce en que las relaciones de pareja sean muy desiguales entre el hombre y la mujer. Además de favorecer percepciones erróneas. «Se está normalizando la violencia sexual. Que las adolescentes crean que por tener una relación deben intimar cuando no les apetece», destaca Peris.
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