![«La mamografía tardó siete meses y ya tenía cáncer»](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202210/19/media/cortadas/cancer-RE0IZBTKiEl6HNOxb7XxqxN-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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D. GUINDO
Miércoles, 19 de octubre 2022, 21:19
El personal facultativo diagnostica cáncer de mama a más de 3.600 valencianas al año. En los últimos cinco ejercicios, casi 28.000 mujeres se han enfrentado a esta enfermedad en la Comunitat y, aproximadamente, una de cada tres ha perdido su empleo, «una situación ... que puede suponer mayor riesgo de exclusión social para este colectivo». Además, como explica el doctor Antonio Llombart, vicepresidente de la Asociación Española Contra el Cáncer Valencia, «existe un impacto psicológico alto: la sintomatología depresiva y la ansiedad se repite en el 60 o 70% de los casos», como recoge la radiografía del impacto social y psicológico presentada por la entidad este miércoles con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Mama. La asociación, con motivo de la conmemoración, ha querido ofrecer en la explanada de la plaza de Toros de Valencia una mesa redonda con supervivientes para poner rostro a testimonios que, pese a las dificultades a las que han tenido que hacer frente, han superado esta dolencia.
Inmaculada Herrero es una de ellas. Le diagnosticaron hace un año cáncer de mama, lo que supuso «un jarro de agua fría». «Estaba en el trabajo, cogí el teléfono y pregunté ¿tengo cáncer? Me respondieron que sí. Se me cayó el móvil al suelo, se me cayó todo», recuerda. Ante esta situación «pasas mucha incertidumbre. Tengo dos hijos, ¿qué hago yo ahora? Fue duro, fue difícil, pero siempre he estado en unas manos excelentes, la asociación se ha portado conmigo de maravilla, me ha dado mucho apoyo».
Inma cree que podría haberse sometido antes a la mamografía que descubrió la dolencia. «Yo la solicité en febrero y me la hicieron en septiembre, había pandemia, pero pasaron muchos meses, no sé cuándo se podría haber detectado mi cáncer y cuándo se podía haber tratado», señala, para subrayar que, frente a ello, «del diagnóstico a la operación sí fue súper rápido. El 21 de octubre me operaron, pero hasta entonces creo que se podría haber agilizado más». Esta mujer terminó de recibir quimioterapia en junio y durante todo el proceso «hice una cosa que me ayudó muchísimo que fue correr, cuando me encontré un poco mejor me puse las zapatillas y a correr».
Destaca, asimismo, el miedo que generan las revisiones y recalca que ha sido «un proceso difícil, tenía mucho miedo de contárselo a la familia, contárselo a mi madre creo que era lo peor, a mi hijo de 13 años se lo intentaba disimular, le decía mamá tiene un bultito, y a las dos semanas me dijo, mamá tiene cáncer, pero ya ha se ha normalizado todo». Para todas aquellas mujeres que pasen por un trance parecido, Inma tiene un mensaje: « que lloren si tienen que llorar, que se desahoguen, que se expresen y no se callen».
Por una situación similar pasó también Lola Martínez. «Tenía una mamografía hecha de tres meses antes, pero me noté un bulto, el ginecólogo me dijo que era un quiste, pero insistí y era un cáncer. Cuando te diagnostican, la sensación que tienes es como caer por un pozo y no tienes dónde agarrarte, pero luego el camino se va trazando».
Esta afectada lamenta que, frente al gran apoyo ofrecido por la asociación, «a nivel de la Administración todo es muy farragoso y lento, te vas enterando de las cosas por las compañeras, pero por parte de la Administración no me he sentido apoyada. Incluso para recopilar toda la información que necesitas para tramitar lo que sea te encuentras muy perdida. Cuando acabas el tratamiento –resalta la gran labor también de los médicos– te encuentras sola, te falta apoyo social, administrativo, te quedas sin hoja de ruta».
La dolencia también genera que los recursos económicos se reduzcan, especialmente en su caso como autónoma. «Tenemos un montón de gastos, productos, fisios, que la seguridad social no te cubre». «Se nota muchísimo y en ese sentido estamos un poco desvalidas», lamenta.
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