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Un edificio a punto de ser demolido en Catarroja tras la riada.

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Un edificio a punto de ser demolido en Catarroja tras la riada. JLBort

El mapa de las viviendas dañadas por la dana en Valencia

Las zonas afectadas acumulan casi 1.500 viviendas catalogadas como no habitables, y hasta la fecha se han contabilizado 516 desalojos y se ha dado orden de demoler hasta 305 hogares

Gonzalo Bosch

Valencia

Viernes, 24 de enero 2025, 00:31

Pasan las semanas, pero las consecuencias de la riada del 29 de octubre continúan muy presentes en los municipios afectados. Uno de los problemas más preocupantes, sin duda, es el estado en el que se encuentran las viviendas de los vecinos que vieron como el agua arrastraba todo a su paso. En este sentido, la conselleria de Vivienda ha presentado el último informe del Instituto Valenciano de Edificación (IVE) en el que se explican cuántas casas continúan con desperfectos a día de hoy. En este sentido, el IVE asegura que después de haber realizado un total de 9.539 inspecciones, existen hasta 1.539 declaradas catalogadas como no habitables. Sin embargo, de todas ellas ha sido necesario el desalojo de 516. Además, se ha dado orden de demolición -total o parcial- de un total de 305 viviendas.

Puede parecer un tanto extraño que se cataloguen como no habitables casi 1.500 viviendas, pero que los desalojos alcancen sólo un total de 516 hogares. Esto se debe a que los desalojos se ven forzados cuando la estructura peligra. Mientras tanto, una vivienda puede considerarse no habitable por no cumplir los criterios de salubridad o carecer de servicios esenciales para la vida como el suministro de agua, luz, una cocina o baños. En el caso de las viviendas no habitables, las instituciones informan a los vecinos que no deben quedarse a vivir, pero no por daños graves en la estructura, si no por otros peligros para la salud.

En este sentido, según el último informe del IVE, Catarroja es el municipio con más viviendas declaradas como inhabitables de toda la zona cero, con un total de 200, habiéndose desalojado hasta la fecha 58 de ellas. Muy de cerca le sigue Picnaya, con 150 casas no habitables y 40 de ellas forzadas a desalojarse. Con 150 también se encuentra Guadassuar, aunque ninguna de ellas tiene orden de desalojo. En cuarta posición está Alfafar, con un total de 148 viviendas donde no se aconseja vivir, y de las cuáles se han desalojado hasta 42. Torrent ocupa el quinto lugar con 130 hogares inhabitables y 85 desalojados.

Es curioso que en el caso de Chiva -uno de los municipios más devastados tras la barrancada- pese a que el informe presenta un total de 25 demoliciones, no hay datos acerca de el número de viviendas no habitables ni tampoco desalojadas. A las consultas realizadas por LAS PROVINCIAS, la conselleria de Vivienda explica que, fruto de la gravedad de la situación en Chiva, el propio ayuntamiento agilizó derrumbes y desalojos sin los exámenes previos del IVE. En este sentido, en estos momentos el Instituto de Edificación y el municipio afectado se encuentran compartiendo datos para tratar de clarificar con exactitud el número de hogares afectados en el pueblo. En estos momentos, la conselleria tiene la notificación de 18 viviendas no habitables y 40 desalojos. Unas cifras que por supuesto no concuerda, pero que lo harán cuando el trabajo conjunto entre ayuntamiento y el IVE finalice.

En cuanto a viviendas con orden de demolición, el IVE afirma en su informe que existen hasta la fecha 305 viviendas pendientes de ser derribadas. En este sentido, la conselleria de Vivienda asegura que todas ellas son viviendas únicas, es decir, que no se encuentran edificios en el listado. Además, la Generalitat detalla que las demoliciones pueden ser totales -toda la casa acabará hecha escombros-, o parciales -que exista orden de tirar y rehabilitar algún tabique, aunque la casa se conservará-. Por ello, en el listado ofrecido por el IVE hay demoliciones en municipios que luego no aparecen en la tabla de pueblos con viviendas inhabitables.

LAS PROVINCIAS ha preguntado a la firma Alejandro Barranco Arquitectura acerca de los posibles peligros que puedan existir en las construcciones de la zona cero. «Desde mi experiencia, quedarse en una vivienda no habitable siempre supone algún nivel de riesgo, aunque no tenga daños estructurales inmediatos. Las condiciones de habitabilidad no son solo un estándar legal, sino una garantía para la salud y el bienestar de las personas que viven allí», aseguraba el arquitecto.

«Por ejemplo, la falta de una cocina o baño funcional no solo complica la vida diaria, sino que puede llevar a problemas de higiene serios que a menudo pasamos por alto hasta que se vuelven críticos. Lo mismo para problemas de humedad o ventilación insuficiente, que pueden parecer secundarios, pero acaban derivando en enfermedades respiratorias, especialmente para niños y personas mayores», confirmaba Barranco.

Aunque técnicamente estas viviendas no presenten un peligro de colapso, el arquitecto recomienda no permanecer en ellas: «El entorno en el que vivimos afecta profundamente a nuestra salud física y mental, y nadie debería tener que arriesgarse a vivir en condiciones tan precarias». Una recomendación, por otro lado, que es la misma que el IVE hace a todos los vecinos tras declarar su vivienda no habitable. Por desgracia, en algunos casos esos vecinos se quedan por no tener alternativa.

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