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Una persona mayor con mascarilla, este miércoles en Valencia. Irene Marsilla

La mascarilla vuelve a ser habitual en hospitales y espacios cerrados

Las personas mayores y los grupos vulnerables son quienes más llevan la protección, que apenas se ve en sitios como centros comerciales y calles con aglomeración de gente

José Molins

Valencia

Jueves, 28 de diciembre 2023, 01:20

Desde que el 8 de febrero la mascarilla dejó de ser obligatoria en el transporte público había pasado ya casi al olvido para los valencianos. Y de forma ya total desde julio, cuando también se eliminó la obligatoriedad de llevar esta protección en los ... centros sanitarios. Pero ahora, con el aumento de los contagios por el Covid y la gripe, este elemento que entró en nuestras vidas en la pandemia de 2020 empieza a regresar paulatinamente para formar parte del paisaje.

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Un día después de que el Ministerio de Sanidad recomendase su uso, cada vez son más las personas que la utilizan para prevenir un contagio o evitar que se contagien los demás si ellos tienen síntomas. Aunque no supone todavía un porcentaje representativo en las calles, donde quienes la usan son muy pocos, sí se trata de una presencia que va aumentando en los espacios cerrados. La mascarilla, aunque no es obligatoria, sí que es un elemento habitual en los hospitales, sobre todo en las urgencias y en las plantas donde hay enfermos respiratorios. Aunque no es tan habitual en los centros de salud.

«La gente no lleva mascarilla por la calle, yo soy de las pocas que las usa y me miran raro. Voy a comprar con ella puesta por prevención. En los sitios cerrados la llevo, porque hay mucha gente por ahí que está enferma. En los centros sanitarios sí que la llevan, pero fuera casi nadie. Ni siquiera los que están constipados tienen la decencia de ponerse una para no contagiar a los demás. Con síntomas hay que llevarla», apunta Josefa, una vecina de Valencia.

Mayoritariamente quienes más la usan son las personas mayores y los inmunodeprimidos, todos ellos considerados grupos de riesgo ante estas enfermedades respiratorias. Son ellos principalmente quienes más la llevan en el transporte público y supermercados, ya que los sitios cerrados sin ventilación y con aglomeración de gente es donde más se transmiten estos virus respiratorios. Pero por el momento casi nadie más lleva mascarillas en autobuses o para hacer la compra. Y por supuesto, apenas se ve ninguna en los centros comerciales o en las principales calles de tiendas que se abarrotan de gente en estas fechas navideñas.

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«No la llevo habitualmente, pero he venido a urgencias del hospital y como hay mucho virus me la he puesto. Fuera en la calle te miran mal, yo no suelo llevarla», admite Ariel, a las puertas del hospital General. Algo parecido le ocurre a Miguel Ángel, un joven de 17 años. «Me la he puesto porque he venido al hospital y he visto la situación que había de aumento de casos. La gente está tosiendo y me la he puesto, aunque hacía tiempo que no la llevaba. Pero para ir al supermercado o de tiendas no me la pongo», indica.

Angelina es otra de esas personas que decide llevarla, en este caso para proteger a los demás. «Estoy constipada y la llevo todo el tiempo, creo que es lo que debo hacer para no contagiar a nadie», señala. Y José María se dispone a quitársela tras visitar a su padre al hospital. «La he utilizado porque en la planta en la que estaba mi padre ingresado nos la recomendaban, pero en la calle la verdad es que me la quito. Dentro del hospital bastante gente la lleva, la mayoría, pero fuera no he visto casi ninguna, tampoco creo que haga falta», dice.

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Tanto las FP2 como las quirúrgicas, estos artículos están volviendo a formar parte de la sociedad como protección para la gente vulnerable, aunque todavía hace falta que se implante de forma más habitual para aumentar la eficacia. «Los sanitarios sí que llevan, pero los pacientes no todos y los acompañantes tampoco. Por la calle y en los transportes se ven pocas mascarillas», dice Fernando. «Hemos visto muy poca gente con mascarilla, sobre todo la usan las personas mayores. Yo no me la pongo, incluso he ido a hacerme pruebas al hospital y no me la han pedido, no me siento insegura», expresa Caty, que pese a esta decisión se encuentra en un grupo de edad de riesgo.

Tampoco es obligatoria esta protección en las farmacias, donde dejó de pedirse a los clientes también en julio, el mismo día que la quitaron en los centros sanitarios. En estos centros acude mucha gente con síntomas para comprar medicación y no todos llevan la mascarilla, lo que puede suponer un vector de contagios para personas inmunodeprimidas, que también suelen hacer uso con frecuencia de estos establecimientos.

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La mascarilla supone una medida de prevención eficaz para evitar el aumento de los contagios, pero con el fin de la alerta sanitaria por el Covid decretada por el Gobierno ya no es obligatorio su uso en ningún espacio. Desde el ministerio únicamente se ha hecho una recomendación, y por el momento la Conselleria de Sanidad no ha establecido ninguna otra directriz. Según cómo evolucionen las cifras de contagios y la presión hospitalaria en las próximas semanas, cabe la posibilidad de que las instituciones puedan decidir subir el nivel y establecer la obligación de llevar esta protección bucal en algún lugar, como serían los centros sanitarios. Aunque este escenario no es el actual, en el que no hay obligatoriedad ahora.

No obstante, en algunos hospitales tienen normas internas. Es el caso del Doctor Peset, de Valencia, donde es obligatorio el uso de mascarilla en algunas plantas, como es el caso de Urgencias, Cuidados Intensivos, Reanimación y salas oncológicas, donde los pacientes son especialmente vulnerables y desde el pasado agosto se pide llevar protección. Sin embargo, en las salas de espera de Urgencias de otros hospitales de Valencia como el General, el Clínico o La Fe no es obligatorio, aunque hay un porcentaje cada vez mayor de pacientes que optan por ponérsela, especialmente si son de grupos de edad de riesgo.

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